52 Media Maratón y 10k Ciudad de Elche, 23 de marzo de 2025.

La ciudad despertó con un sol radiante y un cielo despejado, escenario perfecto para celebrar la Media Maratón de Elche, la más antigua del mundo. Este evento ha sido testigo de la evolución del running a lo largo de los años. Reunió a miles de corredores, desde los más experimentados hasta aquellos más novatos, como un servidor.

A las 09:00 nos dieron la salida y todos los corredores comenzamos a avanzar por las calles de Elche. La ruta, que serpenteaba a través de los emblemáticos paisajes de la ciudad, ofreció vistas de sus, ya conocidas, palmeras y monumentos históricos, como la Basílica de Santa María.

Los corredores del 10k, disfrutaron de un recorrido más corto pero muy emocionante.
Los del 21k tuvimos que remar un rato más enfrentándonos al desafío de conseguir nuestro objetivo.

Finalmente, todos llegamos a la línea de meta satisfechos y con una sonrisa en la cara.
Elche escribe un nuevo capítulo en su historia y yo me despido de todos vosotros.

Un placer, a seguir corriendo y nos vemos pronto.

Emi.


Enlace prueba: https://mediaelche.es/
Enlace Clasificaciones: https://www.chiplevante.com/es/prueba/MEDIAELCHE-663-2025

Clasificación Media Maratón ATT:
95     Guerrero Torreblanca, Joel     1:20:43
249     Tomas Garcia, Tommy     1:26:26
699     Martínez Corbalán, Francisco TIKI     1:35:40
1060     Vegara Egea, Francisco Javier     1:41:16
1911     Pradas Triana, Ana Belén     1:51:57
3179     Pérez, Emi     1:56:53

Clasificación 10k ATT:
433     Ruiz del Portal Mula, Javier     0:53:25
628     Knaggs, Mark     0:57:36

Enlace clasificaciones = https://www.chiplevante.com/es/prueba/MEDIAELCHE-663-2025

MARATÓN DE BARCELONA. 16 DE MARZO DE 2025.

Por segundo año consecutivo y sin que sirva de precedente, vuelvo a participar en la Zúrich Maratón de Barcelona que se celebró el pasado domingo 16 de marzo. ¡¡Bueno, yo y 26.999 personas más = 27.000 inscritos!! Una pasada de gente este año, rompiendo su techo de participación.

No es que tenga morriña del asfalto, ni mucho menos, es que coincidía, al igual que el año pasado con que íbamos a Barcelona a ver a nuestra hija. Ya he comentado otras veces que se nos ha hecho Catalana y no nos queda otra si queremos verla algo más a menudo. Con esta excusa y a modo de entrenamiento, pues: “Un buen día decidí salir a correr un rato”, que diría Forrest Gump.

Confieso que me daba mucha pereza después de haberme cascado la Trans Gran Canaria tres semanas antes y la patucas no estaban muy finas todavía, pero bueno, como mi objetivo no era bajar de determinado tiempo, sino simplemente correr, me decidí a no desperdiciar la inscripción y a aguantar el tiempo que tardara en cubrir los 42km, que para eso tenemos la cabeza acostumbrada los que corremos ultras, a aguantar.

Y a las 9´15 de la mañana del domingo, con un frío que pelaba, allí estaba yo, en Plaça Catalunya, esquina Paseig de Gràcia, en el cajón de las 4 horas, dispuesto a disfrutar de un día que a ratos veía salir el Sol y en el que a ratos se levantaba un viento frío, se nublaba y amenazaba con lluvia. Afortunadamente no cayó ni gota durante todo el recorrido, lo que es de agradecer, pero yo no me quité el cortavientos en todo el trayecto.

A pesar de haber tanta gente participando, tengo que reconocer que está todo muy bien organizado para que dependiendo del tiempo que quieras hacer, salgas de un sitio u otro y no se monten aglomeraciones de gente.

Con el himno de Barcelona de Monstserrat Caballé y Freddie Mercury, interpretada por un grupo musical situado sobre un escenario, en la línea de salida y un pedazo de ambiente increíble, empiezo a correr, con buen ánimo, sin prisa pero sin pausa. De verdad es que la ciudad se vuelca en la carrera y durante todo el recorrido tienes gente animándote. Como en el Nick del dorsal me puse “Tortugas”, a la gente le hizo gracia, porque me animaban diciendo: “Vamos tortugas” y fueron bastantes veces las que lo hicieron, bueno y por mi sexappeal, no me cabe duda.

Pues nada, dejando pasar el tiempo y los kilómetros, vamos transitando por avenidas y más avenidas de Barcelona, en un sentido y en el otro, acercándonos a la zona de L´Eixample, pasando por delante de la Sagrada Familia, que todo hay que decir, es una maravilla hacerlo sin tráfico y los corredores aprovechan para hacerse selfies, seguimos bajando a la zona del Port, por delante de la estatua de Colón (Km. 27), paseo marítimo, playa del Bogatell, Poble Nou y pasamos por la icónica Torre De Glories (el supositorio) y los kilómetros empiezan a pesar. Vamos por el km. 35 y ya me duelen las piernas, así que se trata de aguantar que no me queda nada. Aquí no puedo decir: “tras una dura subida” como hago en las crónicas de las ultras. El asfalto es lo que es, pero duro como lo que más, que había momentos que echaba de menos pararme y caminar, pero no, no lo hice.

Y poco a poco voy llegando al Arc del Triomf donde está la meta, que cruzo con el mismo tiempo que el año pasado: 4 horas y 10 minutos. Para otro podrá ser mucho (sobre todo viendo como voló David Gil en la Marathona di Roma) pero para mí está muy bien. No se le puede pedir más al cuerpo a estas alturas.

Y lo demás pues ya os podéis imaginar: cervecitas, buena comida, buena compañía y de vuelta a Alicante con otra muesca más en las zapatillas, esta vez, de asfalto.

Sólo un apunte: el sábado aprovechamos para hacer algo de turismo y visitamos el Recinto modernista del Hospital de Sant Pau. Una pasada que recomiendo a los que vayan a Barcelona y si podéis sacar la entrada con visita guiada mejor, no os arrepentiréis.

Y no hay muchas fotos, porque las de la organización son un poco caras y la mayoría repetidas y el careto ya me lo tenéis muy visto.

¡Salud y Montaña y a veces asfalto, jejeje!

CRÓNICA DE LA ULTRA TRANSGRANCANARIA 2025. 21 Y 22 DE FEBRERO.

Los primeros pobladores de Canarias, los Guanches, realizaban ofrendas en el Roque Nublo, ese inmenso monolito de más 80 m. de altura de roca basáltica, lugar que consideraban sagrado, probablemente en ceremonias en las que danzaban alrededor de hogueras, en las noches cálidas del verano canario.

Hoy en día es el lugar más emblemático de la isla de Gran Canaria y lugar también de peregrinación, pero por parte de las hordas de turistas que se acercan a pie hasta su base o lo contemplan desde los distintos pueblos cercanos y que permiten verlo a la luz del amanecer o del atardecer. Sin duda un lugar mágico y con un magnetismo especial.
Cuando decidí inscribirme a la ultra Trans Gran Canaria de 2025 y empecé a leer algo sobre la isla que me iba a recorrer, llamó enseguida mi atención. Además, la carrera en principio iba a pasar justo por la base del monumento lo que la hacía aún más atractiva.

En mi guerra particular por acabar las carreras largas, teniendo en cuenta el año en blanco que había tenido en 2024, me apunté solo a esta aventura, sabiendo de antemano que no iba a poder arrastrar a mi amigo Jaime con el que se me hace raro no compartir las carreras. Pero allá que me decidí y además a lo grande y me metí en la modalidad Classic con 126k y algo más de 6.800 m. de positivo. Lo más largo que había hecho hasta el momento y desde que me inscribí, me entraron las dudas de si iba de nuevo a fallar. Mis problemas durante las ultras no venían por falta de preparación física o de entrenamientos, sino porque siempre se presentaban problemas de alimentación que me obligaban a abandonar y a quedarme con una sensación de fracaso e impotencia.

Hasta que gracias a David Gil, conocí a Leticia Bravo, nutricionista, que me ha puesto las pilas en cuestión de alimentación, que me ha hecho perder el miedo a comer y me ha reorganizado la ingesta de alimentos, antes, durante y después de las carreras. De verdad que ha sido un descubrimiento y a día de hoy me encuentro mejor que nunca.
Bueno, al final no me fui solo. Mi hija Estrella, que se apunta a un bombardeo, decidió formar parte de la expedición, así que el día 20 de febrero, yo desde Alicante y ella desde Barcelona, donde vive, nos dimos cita en Gran Canaria para compartir 4 días de padre e hija y ella hacerme las asistencias, si le apetecía.

El mismo día 20 nos pasamos por la feria del corredor, en Expo meloneras, cerca de la meta en Maspalomas. Hago un paréntesis explicativo: la carrera sale de la capital, Gran Canaria, en el noreste y acaba en el sur de la isla. Un poco de lío porque si te alojas en el sur, tienes que subir al norte para la salida o si lo haces al revés, alojándote en el norte, tienes que subir una vez que llegas a meta, aunque la organización dispone de transfer, siempre que llegues a las horas de salida establecidas, claro está y no eres de lo lentos como yo.

En la feria del corredor, me puse la camiseta del Trail de Confrides y automáticamente empecé a conocer a gente que me decía: “hombre, tú eres de la terreta” o “esa carrera la he hecho yo”. Vamos que es un pasaporte allá donde vayas. Había gente de Villajoyosa y de Alcoy recogiendo dorsales e Intercambiamos deseos de éxito en nuestras respectivas carreras.

El día siguiente, el de la carrera, por la mañana nos dedicamos a hacer algo de turismo por la isla: visitamos las dunas de Maspalomas, haciendo un pequeño recorrido hasta acercarnos al mar y bajamos al puerto de Mogán, una localidad preciosa, con canales y casas que me recordaban a las casas inglesas con sus ventanas y puertas de color, pero con demasiado turismo, por lo que después de disfrutar del paseo nos volvimos a la capital. Por la tarde me dediqué a descansar y velar armas y a templar los nervios previos a la salida.

A las 23´00 desembarqué en la playa de las Canteras y fui andando hasta la salida, empapándome del ambiente, junto con otros corredores que como yo se dirigían a la salida. Caras de concentración fue lo que me encontré al llegar, mucho ambiente y muchas ganas de empezar.

A las 23´45h me metí al corralito, en la misma arena de la playa. Ultima foto, el speaker poniendo buena música y animando a hacer una buena carrera. En primera fila los tops, seguidos de los “buenos” y por detrás el resto, ente los que me encontraba. Me concentro, me infundo ánimos y mucha tranquilidad, es un pequeño ritual que hago antes de las carreras y por fin la cuenta atrás, 10, 9, 8… y allá vamos, a disfrutar sufriendo, parafraseando a nuestro “Presi” y recordando eso que también dice: “prisa mata”.

Los primeros 300 metros son por arena, con un ambiente espectacular, cogiendo enseguida el paseo de la playa de las Canteras y recorriéndolo hasta el final del mismo, siempre paralelo al mar. Las luces de la ciudad van quedando atrás, comenzamos a subir poco a poco, metiéndonos en la sierra que rodea la ciudad, terreno con subiditas y bajadas, rápido de correr. La noche acompaña, hace calor, lo peor, la humedad.

Vamos avanzando poco a poco. Nos metemos en el Barranco de Tenoya, 3-4 km pedregosos, incómodos. Llegamos al primer avituallamiento, km. 11´5, sólo de bebida. Más adelante la localidad de Arucas. Aquí el tenemos un avituallamiento completo en el campo de fútbol. Hemos dejado atrás una zona de subidas y bajadas en algunos momentos complicadas por lo roto del terreno, con aglomeraciones de corredores en algunos puntos.

Desde Arucas al siguiente avituallamiento en Teror, el terreno empieza a ascender. La subida al Pico Osorio aquí la llaman el “hijo puta por ciento”. A lo largo de la carrera habrá muchos hijo putas por ciento, subidas que no son más que 400 m positivos pero que son prácticamente verticales y que hacen que las piernas te ardan cuando llegas arriba. De momento ya vamos por el km. 25 y mis sensaciones son buenas. La bajada hasta Teror es fácil, senda cómoda, sin demasiados obstáculos. Me dejo llevar, sin prisas, disfrutando de la bajada. El avituallamiento está en el centro del pueblo, al lado de la iglesia, una de esas construcciones de piedra volcánica y fachada blanca, muy características de la isla.

El siguiente punto por el que pasaremos, ya de día, es Fontanales. El paisaje ha cambiado totalmente. Hemos pasado de sendas polvorientas, sin vegetación a una zona que no me imaginaba que podía ser tan bonita. Las primeras luces del día me presentan un paisaje verde, con brumas, húmedo, pueblecitos y caseríos de casas blancas. Fontanales es uno de ellos. Gran ambiente en el avituallamiento, muchos corredores. Este es el primero punto de bolsa de vida. Km. 42. Ya tengo una de las tres maratones en la que mentalmente he dividido la carrera. Primera noche superada.

Me repongo bien, como y descanso, aunque me quedo algo frío. Comenzamos a subir, pasando un pequeño bosquecillo de pinos y eucaliptos. En la zona alta el paisaje es una maravilla, lomas verdes, un mar de nubes, el pico del Teide al fondo. Me paro y disfruto del momento.

Continuamos bajando primero por pista y luego por carretera hasta un punto en que carteles de la organización avisan de bajada técnica, “velocidad controlada por radar” y doy fe que es una bajada muy técnica que se va adentrando en un barranco rodeado de paredes de vegetación: helechos y pitas conviven juntas, parece un jardín vertical. Con mucho tiento llego abajo y vuelta a subir muy vertical, casi escalando por la pared hasta llegar al avituallamiento de El Hornillo, pueblito chiquito que parece que está como colgado, con un mirador con una vista impresionante. Aquí tengo un primer momento de bajón, porque llego cansado, con algo de sueño. Son las 10 de la mañana y llevo 10 horas en las piernas.

Con un par de coca colas en el cuerpo salgo para empezar a subir la primera de las tres grandes subidas de la carrera, después de pasar por la presa de Los Pérez, el macizo de Tamadabas. Lentamente, pero sin pausa voy ganando altura, van pasando las horas, el calor empieza a hacerse presente. Por fin llego arriba, han sido casi dos horas. El siguiente punto es Artenara, bonito pueblo con un gran ambiente. Aquí se juntan varias de las carreras. Hay mucho movimiento.

En Artenara entro en el control, pero me salgo para irme a un bar a tomarme una cerveza sin alcohol. Necesitaba algo distinto que agua y maltodextrina. Me sienta como a gloria y tras refrescarme vuelvo al avituallamiento. Descanso, como y salgo de Artenara para seguir subiendo hasta Cuevas Caballero, segunda subida fuerte. A la derecha ya se ve el Roque Nublo. Poco a poco me iré acercando. La subida es dura, con calor. Son las 15´30 de la tarde. Las sales van que vuelan, acorto los tiempos de ingesta, no me quiero deshidratar. Lo que echo de menos una fuente para refrescarme.

Por fin empiezo a bajar hasta llegar al parador de Tejeda. Desde aquí a Tejeda hay una bajada donde me dejo la mitad de las rodillas. ¡Madre mía! Un zigzag interminable hasta que nos adentramos en una zona de casas de campo donde, por fin!, encuentro no fuentes, sino acequias para meter un par de veces la cabeza. Qué gusto, el agua me da la vida y llego bien a Tejeda.

Este pueblito tiene un mirador donde sí se puede contemplar el Roque Nublo. Me recuerda el mirador de San Nicolás en Granada: mucho turista haciendo fotos, buscando la mejor instantánea, la mejor luz.

Y de nuevo otra subida, la tercera y definitiva, la que me llevará al techo de la carrera, el pico de las Nieves. Este es el recorrido alternativo que la organización ha previsto para no pasar por la base del Roque Nublo, por donde sí se ha pasado en otras ediciones. Esto es así porque es parque nacional y bueno, ya se sabe lo que pasa. Que digo yo, si vamos a pasar andando, no creo que alteremos demasiado el entorno. Pero bueno, es lo que hay.

Y la alternativa es muy dura, con subidas muy verticales y aquí tengo el primer gran fallo de estrategia que luego me pasará factura. No sé cómo, pero me despisté y pensé que iba a llegar al siguiente punto de control, el del Garañón, justo de tiempo para pasarlo. Según mi despiste me faltaban 5 km y 40 minutos solo para el control, así que empiezo a subir como si no hubiera un mañana, adelantando gente y con la angustia de si llegaba o no. Los últimos rayos de Sol me pillan llegando al control, donde ya entro a oscuras, no me paro ni a ponerme el frontal. Por fin estoy y cuando me doy cuenta, me quedaban 45 minutos para el cierre. ¡Había llegado sobrado, pero con un sobre esfuerzo importante y ahí, zas!, el estómago se cierra y cuando meto algo de alimento me viene la nausea y a punto estoy de echarlo todo. ¡Maldita sea!, mi talón de Aquiles a dado la cara y ahora qué?

Bueno, tras abrigarme porque el frio aprieta salgo del control con mucha calma, bajando los ritmos para que mi cuerpo vaya adaptándose, bombeando sangre al estómago, respirando. Me tengo que parar un par de veces en la subida al Pico de las Nieves, que afortunadamente no es demasiado duro. Y ya está, ya me he cargado casi 6000 +. A partir de aquí los tiempos se amplían, ya me puedo relajar. Y por delante una bajada, pero qué bajada, el Camino de la Plata, que mejor se podría haber llamado el camino de las trampas, porque te crees que puedes correr y para nada. Grandes piedras sueltas durante toda la bajada. Son casi 10 km. Intento correr algo, pero en un par de ocasiones me tuerzo los tobillos y no es plan de a estas alturas de jugarme la carrera, así que, con calma, hay tiempo, caminando se llega seguro y tras dos horas largas, llego al siguiente punto de control, el de Tunte. Me quedan un par de repechos y bajada hasta meta.

La última subida es la Degollada de la Manzanilla, esa subida que comentaba antes que no es muy fuerte pero que empiezas a subir y dices, ¡de verdad hay necesidad de meternos esto a estas alturas de carrera! Y lo peor no es la subida sino la bajada, ya con las piernas de mantequilla. Y aunque quieras correr no puedes hacerlo porque en este tramo hay atasco de corredores. Otra vez la feliz idea de juntar varias carreras en el mismo recorrido. Bueno en otras circunstancias no me hubiera importado, pero ya estoy cansado, harto de estar por el mundo y durante un tiempo lo veo todo negativo. Imagino que son cosas normales, no puedes tener el mismo estado de ánimo durante todo el tiempo. Respiro hondo y para delante.

Llego al último punto de avituallamiento el de Ayagaures. Buen punto con muchas cosas para comer y a pesar de llevar el estómago más mal que bien, me entra un buen plato de pasta con verduras. Hablo con Jaime, me anima mucho, vamos que me cambia el estado de ánimo. Las cuatro bromas que me gasta me sientan fenomenal. Qué tío, son las 2 y media de la mañana, una hora más en la península y ahí está siguiéndome. Gracias amigo.

Renovado y con ganas de acabar esta aventura salgo de Ayagaures y enfilo la última de las subidas, pequeña y corta, menos mal, adelantando corredores y me meto de lleno en el barranco de Vicente, un lecho de río, de nuevo infumable. No me queda otra que andar, pero me engancho a un par de Canarios que están haciendo la carrera de 84 y a buen ritmo y con buena conversación, voy saliendo de este terreno y por fin, cruzo el arco a 2km.de meta de North Face, y poco a poco me voy dejando llevar, corriendo ahora sí, despacio para entrar en la zona de asfalto previa a meta y tras 500m ya enfilo la entrada al parque Sur de Maspalomas y la zona de llegada, las primeras vallas.

Buff, qué emoción, estoy feliz pero no me termino de creer que haya finalizado esta aventura. Me regocijo en la alfombra a 50 m de la meta. El speaker que ya me ve y dice mi nombre: “aquí llega Jota, enhorabuena”. Levanto los brazos. La emoción a flor de piel, estoy a punto de ponerme a llorar, pero yo creo que no tengo ni fuerzas para hacerlo y ya, ya estoy, se acabó. ¡¡SOY FINISHER!!, 28 horas y 10 minutos y 128 k después de haber salido de la playa de las Canteras, aquí estoy.

Bueno, han pasado ya varios días y analizando la carrera estoy seguro que podía haber hecho las cosas mejor, pero me quedo con la sensación de fortaleza, durante toda la carrera, que es lo que me impulsaba a seguir adelante, incluso con los momentos de bajón, en líneas generales estoy muy satisfecho. Es una carrera muy dura y para el que quiera hacerla hay que tener mucha cabeza, aunque bueno, yo de eso tengo un poco, jejeje.

No quiero acabar sin agradeceros a todos los que estuvisteis pendientes de mi durante la carrera, vuestros consejos que leía cuando podía y sobre todo con vuestro ánimo. Y a seguir, a por la próxima, esto es lo que me da la vida.

¡Salud y Montaña!

TRAIL INVERNAL (INFERNAL) DE CONFRIDES, 23 Febrero 2025

Mira que nos gusta un dorsal a nosotros 😅😅.

Allí nos presentamos en la fiesta del trail que nos organiza el amigo @josemiperezgomis, la Invernal de Confrides (este año la llamaremos infernal) donde nos permite subir a lo más alto de Alicante.

En esta ocasión fuimos muy poquitos de la familia Atotrapo, Cuchi, Alejandro (pelusa) y trío lalala (Punzano, Miguel y un servidor).

5:46 de la mañana camino a Confrides a recoger el dorsal, el día se presenta lluvioso y con mucho frío.

8 de la mañana en punto y @bigmike.speaker nos da la salida. Una vez salimos del pueblo tenemos una bajadita para cruzar el rio (ya empezó el festival de barro), desde allí hasta cima trotando y corriendo lo que podíamos hasta llegar a la cima donde el aire, la lluvia y el frío nos pusieron en alerta para estar pendientes de la senda. Empezamos la bajada hasta la pista forestal que se nos hizo complicado a Juan y a mí debido al barro acumulado en las piedras. En ese momento me quedó solo. Llegamos al último avituallamiento y desde allí hasta meta 6 kms de patinazos por la senda ( para los que vamos por el final ya es un barrizal).

Entrada a meta con el ambiente que hay en la plaza y con la frase que me encanta oír “bienvenido a casa“ de @bigmike.speaker .

El reloj marcaba 3 h de carrera, 5’ mas que el año pasado pero dadas las circunstancias medio ambientales mucho más que contento El tractor 🚜 va por buen camino 💪🏻

La compi Cuchi hizo pódium.

Salud y montaña.
Tractor Méndez ¡!

Enlace clasificaciones: https://www.mychip.es/e/invernal-confrides-aitana-2025

Clasificaciones A TO TRAPO:

CUCHI 2:19 2ª GENEAL F

ALEJANDRO PELUSA 2:49

TOMAS MENDEZ 3:00

PUNZANO 3:09

MIGUEL BALDAQUI 3:15

 

UltraHelike de Elche, 100k, 22 Febrero 2025.

Han pasado 48 horas desde que cruzamos la meta. Es el momento de analizar y reflexionar sobre este gran reto que nos propusimos: en mi caso, por primera vez; para mi gran compañero de batallas, por segunda.

Llegamos a Elche a las 6:30 de la mañana. La temperatura era agradable y todo apuntaba a que la climatología nos acompañaría. Nos equipamos poco a poco mientras llegaban nuestros compañeros Ernesto y Lorena. Nos dirigimos tranquilamente hacia la zona de salida sin ninguna prisa.

Una vez allí, nos encontramos con la multitud de participantes y coincidimos con dos grandes compañeras, Raquel Espuch y Yolanda, que iban a correr la prueba de 50 km. Nosotros, en cambio, nos enfrentábamos al desafío de los 104 km, por lo que ellas comenzarían su carrera dos horas más tarde.

Cuando llegó el momento de la salida, los nervios estaban a flor de piel. No es lo mismo escuchar relatos sobre la prueba que estar allí, en primera persona. Comenzamos a trotar tranquilamente, sin prisas, avanzando con buen ritmo hasta el primer avituallamiento en el kilómetro 14, en la zona del Pantano. Un lugar precioso que no conocía. Allí repusimos líquidos y tomamos algo de fruta. Nada más empezar, perdimos el rastro de Ernesto, que sabíamos que iba por delante, pero nosotros seguimos con buenas sensaciones.

Llegó el primer gran reto: la subida a la montaña, el “Cau”. Las vistas eran espectaculares, y la temperatura seguía siendo ideal. A lo largo del camino, había muchos fotógrafos y personas animando, lo que nos daba un extra de motivación. Al llegar al kilómetro 20, alcanzamos a Ernesto. Conversamos un poco y nos comentó que tenía molestias en las piernas, pero lo animamos a seguir adelante.

Poco después, vivimos un momento que nos dejó impactados: nos adelantó una pareja en la que el chico remolcaba con una eslinga a su compañera, que iba en silla de ruedas. Fue un auténtico ejemplo de superación y lucha, una lección de vida que nos dio fuerzas para continuar.

Seguimos avanzando por el cauce del río, sumando kilómetros, hasta llegar al avituallamiento llamado “El Charlie”. La organización había preparado un gran montaje en ese punto, con mucha animación. Allí repusimos líquidos y comimos algo para evitar la deshidratación. Dejamos atrás las huertas y los campos de alcachofas hasta alcanzar la playa. Para entonces, ya habíamos superado el kilómetro de una maratón y decidí bajar un poco el ritmo, ya que empezaba a notar una ligera molestia en la pierna derecha, aunque sin importancia. Mi compañero, siempre pendiente de mí, me acompañó en todo momento.

Al salir de la playa, llegamos al kilómetro 50, donde estaban las mochilas de vida. Decidimos continuar con nuestras zapatillas de asfalto. Unos kilómetros más adelante, el tiempo cambió de golpe: el cielo se cubrió y comenzó a llover. Ya no teníamos ropa de repuesto, así que poco a poco nos fuimos empapando. Los pies estaban completamente calados, lo que hacía cada paso más incómodo. Caminé con la cabeza baja, ya que la lluvia empañaba mis gafas y apenas veía. De vez en cuando levantaba la mirada y ahí estaba Tiki, a mi lado, sin abandonarme en ningún momento.

Fueron dos horas de lluvia intensa hasta que llegamos nuevamente al Charlie (km 67). Analizamos la situación: estábamos mojados y con frío, pero decidí seguir adelante. No habíamos llegado hasta allí para rendirnos. Comimos algo, nos repusimos y continuamos la marcha.

Seguimos avanzando por el cauce del río en busca de la famosa antena del Castro (km 88 aprx). Se nos hizo de noche, pero la cabeza seguía fuerte. Había momentos de soledad y silencio, pero no importaba. Íbamos los dos, codo con codo. Encendimos las luces frontales y comenzamos la subida. La oscuridad era absoluta, y la cima parecía no llegar nunca. Afortunadamente, la organización tenía personas de apoyo en el camino, lo cual es admirable, pues estar en esos lugares tan solitarios a esas horas tiene mucho mérito.

Al alcanzar la cima, nos esperaba la bajada, una de las partes más complicadas de la prueba. Las piernas estaban muy cargadas, pero no había opción de detenerse. Descendimos con precaución, llegando a un tramo donde tuvimos que bajar agarrados a una cuerda.

Más adelante, alcanzamos un avituallamiento donde un grupo de personas tocaba tambores, creando un ambiente increíble. En el siguiente punto de control, el frío era intenso, pero nos revivieron con un caldo caliente. A pesar de todo, la mente seguía fuerte.

El recorrido nos llevó al polígono de Elche, una zona bastante monótona. En ese tramo, mi compañero tuvo un pequeño susto: resbaló, pero gracias a sus reflejos logró apoyarse con la mano y evitar una caída más grave.

Ya solo quedaban los últimos cuatro kilómetros. Nos metimos en el cauce del río y nos unimos a tres corredores más, entre ellos, una mujer de 63 años que estaba completando su segunda ultra. Continuamos juntos, compartiendo los kilómetros más largos de la prueba.

Tiki se adelantó en la última parte, mientras yo bajaba el ritmo debido al frío. Cuando vi la meta, animé a la corredora de 63 años para que entráramos juntos, corriendo. Y allí, en la meta, estaba mi fiel amigo y compañero, grabando mi llegada.

Gracias a él, he superado muchas metas y logros que jamás habría conseguido solo. Y esto, sin duda, es solo el principio de muchas más.

GRACIAS, TIKI, POR ESTAR SIEMPRE.
Saludos..Javi Vegara.
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Buenas tardes
Pocas cosas que añadir a lo que ha escrito Javi. Solo añadir que la gran Lorena Coll nos acompañó e hicimos un gran equipo del km 33 hasta el 50.Y que a nivel personal, la gente que me conoce sabe que para mí mis fiestas de Moros y Cristianos son parte de mi vida, pero la lealtad, compañerismo y sobre todo amistad que te dá este deporte, está por encima de eso. De lo que se “siembra se recoge”. Té lo mereces Javi.

Saludos, Tiki

Enlace prueba: https://www.ultrahelike.com/

Enlace clasificaciones: https://gestioninscripcion.es/runners/e/ultrahelike/2025/rankings

Clasificación A TO TRAPO 100 k:

Dorsal Nombre Posición Club Categoría Tiempo oficial
10 MARTINEZ CORBALAN, FRANCISCO 331 A TO TRAPO M-GENERAL 16:00:07 View Details
12 Vegara Egea , Francisco javier 334 A TO TRAPO M-GENERAL 16:02:29 View Details
1102 Garcia Espinosa, Aranzazu 717 A TO TRAPO F-GENERAL 22:10:20

 

Clasificacion A TO TRAPO 50 k :

Dorsal Nombre Posición Club Categoría Tiempo oficial
5400 Espuch Garcia, Raquel 279 A TO TRAPO F-GENERAL 08:56:11