Resulta curioso cuando menos que el Estatut de la vecina comunidad ocupe y preocupe más que el de la propia a ciudadanos y políticos.
Ahondar en esta aparente contradicción nos llevaría a encontrar aún más aristas y elementos de discusión. No es mi propósito por el momento.
Simplemente aludo al tema, objeto de todas las iras.
Lo coloco en el paisaje mediático para ver el espacio que ocupa en este mundo donde también aparecen otras siluetas en el horizonte.
Y, claro, ya no voy a incluir el Katrina ni el Rossi,¡cielo santo, apenas hace unas semanas y ya parecen años!
Me refiero a Stan que ha sepultado en el lodo pueblos enteros de Centroamérica.
Me refiero al terremoto de Pakistán, donde se cuentan por muchos miles los muertos.
Me refiero a la valla que separa África de Europa, donde la búsqueda de la libertad deja jirones sanguinolentos de seres humanos, si no ya la vida.
Me refiero al Irak de todos los días, donde ya tan habituados, parecen escasos los muertos.
Me refiero a los niños de la calle….
Me refiero…..
Y en medio de este horizonte tan candente y tan próximo el Estatut me aparece diluido y lejano.
Y me parece inexplicable que aún quede ira después de tanto desastre para encender el fuego que calienta las entrañas que alimentan la intolerancia y los privilegios.
Apliquemos todos, y especialmente los que hablan a los ciudadanos, mucho hielo a la mente para enfriar las vísceras, y no coloquemos vallas que desgarren a los seres para los que todas las leyes se hacen.
José Luis Simón
San Juan, 9 de Octubre de 2005