Publicado en el diario Información el viernes 21 de Octubre de 2005
El arte es quizá la quintaesencia que refleja las sucesivas mejoras de la evolución humana. Las cuevas de Lascaux o de Altamira nos muestran ciervos, bisontes pintados en la roca mientras corren o son lanceados hace 40 ó 50.000 años. Aunque no sabemos cuándo empezó el hombre a hablar, todo indica que ya lo hacían cuando fueron capaces de aquellas pinturas. No voy a recordar en cambio los miles de personas que murieron cuando las Pirámides o Babilonia o el Coliseo o la Muralla china o Nôtre Dame. Aquello pasó y sabemos que la sangre de los de siempre se derramó en todos los casos. Pero esas obras están ahí.¿Cómo puedo ir contra Foster o Calatrava? ¿Cómo contra Shakespeare o Cervantes? ¿Cómo contra Caravaggio o Goya? Pero sí puedo denunciar la hipocresía de quienes mandan construir en nombre de la cultura ciudades y palacios de las artes multimillonarios y niegan unas migajas del mismo erario público para construir escuelas, institutos y bibliotecas donde se aprenda simplemente a leer, a escribir, a pintar o a tocar la flauta.
Vean, miren y comparen esas fastuosas inauguraciones de lujosísimos palacios de la cultura con las instalaciones provisionales de barracones que duran ya veinte años en la mayoría de las escuelas e institutos prometidos, proyectados, paralizados, como es el caso del Instituto de San Juan.
En un acto tan solemne como la celebración del XXV aniversario del Instituto Lloixa, en presencia del rector de la Universidad, el alcalde, otras autoridades y muchos ciudadanos, la entonces subjefa territorial de Educación y Cultura dijo que el siguiente aniversario lo celebraríamos en el nuevo instituto cuyas obras están paralizadas ya comenzado el presente curso 2005-2006 que debía haber empezado allí.
Si protestamos y paralizamos el curso porque mienten, dicen que somos unos revoltosos irresponsables. Si callamos porque sabemos que mienten, dicen que nos lo tenemos merecido.
Yo pienso que sólo estamos exigiendo el cumplimiento de la ley. ¿O somos unos revoltosos irresponsables? ¿O son unos irresponsables hipócritas?
José Luis Simón