El mundo al revés

Resulta cuando menos sorprendente incluso para un espectador neutro – si es que puede haberlo – que los hombres más feroces de la tierra, capaces de descargar miles de kilos de metralla sobre culpables, según ellos, e inocentes, se conmuevan y censuren la libertad de expresión porque atenta contra el profeta de aquellos sobre los que arrojan sus bombas.

Es lo que podríamos llamar una paradoja.

O es que quizá saben que un papel es más peligroso que un arma.
O es que quizá un papel sea un arma.
Un papel con unas palabras o con un dibujo
es un arma de información masiva
que crece y se multiplica
y forma como una gran ola que va recorriendo países
y saltando fronteras y lenguas y razas y creencias.

Quizá sea esa la razón.

Porque la metralla penetra en el cuerpo y lo destruye.
Pero el papel se extiende, se propaga, penetra en la mente de las gentes.

Quizá no haya tal paradoja
y estén buscando aliados entre el enemigo externo
para poder acallar al interno.
Quizá no sean tan fuertes ni invencibles
que temen a la letra impresa,
a la pobre letra impresa,
a la letra,
a la palabra.

De paradoja nada.
Ironía en todo caso.
¿O cinismo?
¿O sarcasmo?

 

José Luis Simón Cámara.

San Juan,6 de febrero de 2006.