El domingo 23 de Noviembre se celebraba la novena edición de la Maratona de Milano. Sin pensarlo mucho y con la idea de aprovechar el viaje para hacer un poco de turismo, me inscribí a comienzos de octubre.
El viernes nos desplazamos Julia y yo en avión vía Madrid. Tras dejar los bártulos en el hotel que teníamos a las espaldas del Duomo, nos acercamos a la feria del corredor que estaba en la misma plaza. Un par de carpas donde se recogía el dorsal y la bolsa de corredor. También algunos stands de los patrocinadores y de algunas maratones (Roma, Mónaco, Estocolmo, …) que aprovechan estos acontecimientos para darse a conocer.
El sábado tranquilo, algún paseo cercano al centro y a ver la zona de salida y llegada de la carrera que estaba como a un kilómetro del Duomo, en el Castello Sforzesco, una fortaleza renacentista convertida hoy en museo.
En estas fechas en Milán hace frío sobre todo por la mañana temprano y cuando anochece, con mínimas de 2-3ºC. Milán está muy cercano a los Alpes y cuando el viento viene del norte, hay que abrigarse bien.
El domingo amaneció despejado, con frío pero soleado. La salida era a las 9:20, nos desplazamos con un poco de tiempo pues no sabía como iba a estar de aquello de organizado. Después resultó todo muy familiar. Menos de cinco mil corredores, la mayoría locales, muchos iban acompañados de sus familias, incluso en la zona de salida hasta el último momento. A las 9:00 no metimos en el redil y la salida puntual.
Los siete primeros kilómetros transcurren por el centro, se rodea el Duomo y ya sales al extrarradio. La carrera transcurre por las avenidas y carreteras exteriores que rodean la ciudad y se da la vuelta completa a Milán para llegar al mismo lugar de la salida.
Excepto el rato que anduvimos por el centro, el público a lo largo del recorrido es prácticamente inexistente. Es curioso pero no cortan el tráfico, así que te encuentras que vas corriendo en mitad de un gran atasco, gente con los coches que quiere entrar al centro, pues los comercios y grandes almacenes abren los domingos, y gente que quiere salir de Milán.
La ausencia de bandas de música era sustituida por un concierto continuo de pitos de coches. Los conductores “animaban” con fuerza a los corredores y también “agradecían” el esfuerzo a los voluntarios de la organización apostados en los cruces y que intentaban cortar el tráfico. Los corredores autóctonos respondían a su vez a los conductores con el brazo estirado y el dedo anular de la mano bien extendido. Podéis ver un vídeo del año pasado.
En cada cruce se sucedían escenas pintorescas entre organizadores, policía local y conductores desesperados. Algún conductor se saltaba las indicaciones y atravesaba la carrera para asombro de los corredores y la impotencia de los voluntarios. Esto fue lo único pintoresco de la carrera.
Al no ser muchos corredores era difícil ir en grupo por lo que gran parte de la carrera la hice solo. Hizo mucho frío durante toda la carrera. Hacía viento y en las zonas donde no había edificios que te protegiesen se pasaba mal. En la última parte del recorrido, con ganas de terminar, me fui animando y terminé en 4:00:28, en el puesto 2.797 de la general y en el 510 de mi categoría.
Algunos datos de la carrera:
– 5.875 inscritos
– 4.521 tomaron la salida
– 4.095 llegados
– Tiempo del ganador: 2h07’53”. Récord de la prueba
– Tiempo de la ganadora: 2h27’42”
A la vuelta ya os cuento más detalles.
Un abrazo
Juanma
Enviado especial de “A to trapo News” en Milán