Ocurrió hace poco más de 400 años.
Aquel hombre observaba aquella máquina artesanal diseñada para crear la obra perfecta.
En casi una decena de cubículos de madera se agrupaban miles y miles de palabras clasificadas por su naturaleza; en un cubículo estaban todos los verbos, en otro -el más grande- los nombres, en aquél los artículos, en el de allá los adjetivos, …. Muy curioso y variopinto era el de los signos de puntuación; estaban todos: comas, acentos, interrogaciones, diéresis, circunflejos, …
Cuando nuestro personaje accionó la palanca, todo un entramado de poleas, engranajes y rodillos se puso en movimiento. Los cubículos liberaron su carga produciéndose un gran revoltijo de palabras que iban siendo aleatoria y ordenadamente depositadas en un canal e impresas en un gran pliego.
Nuestro hombre se dirigió al inicio del pliego y leyó: “En un lugar de La Mancha, de cuyo …”
Don Miguel sonrió satisfecho.
Rafael Olivares Seguí
2º Concurso de Microrrelatos del FNAC
ya ves cuan ha cambiado estos artilugios,…hoy en dia se habla de Gigas, megas,……….,formatear,….!!! y es que el tiempo no pasa en valde ….
Como diría Gracián “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.