Hoy vamos de visita a Freiburg, en el último día de nuestra estancia en Alemania volvemos a la ciudad que recorrimos el día de la maratón. El viaje desde Kenzingen lo hacemos en tren. Los trenes de cercanías son amplios y cómodos, algunos de dos pisos. En menos de media hora ya estamos en la estación central.
En la Plaza del Ayuntamiento nos espera nuestra guía que nos acompañará durante unas horas en una visita guiada por el centro histórico de la ciudad. La mayor parte del centro es peatonal. Vemos varios edificios con solera pero la guía nos aclara que son reconstrucciones de los originales que fueron destruidos en la Segunda Guerra Mundial.
Una de nuestras visitas es a la catedral. Nos detenemos en el pórtico que parece un cómic por su colorido y por la cantidad de historias que concentra. A la entrada de la catedral son curiosas las siluetas que hay labradas en la piedra y que corresponden a unidades de medida: la unidad de longitud para los sastres, la dimensión de los capazos para las transacciones de trigo y el tamaño de las barras de pan para los panaderos. En épocas de escasez se permitía a los panaderos hacer las barras un poco más pequeñas y se guiaban por esos dibujos que se labraban en la puerta de la catedral. De ahí el dicho “Haremos panes pequeños” que se utiliza cuando las cosas no vienen como uno espera y hay que ajustarse a lo que se tiene. Un buen consejo para épocas de crisis.
Las calles del centro histórico conservan unos pequeños canales de agua corriente procedente del río. La tradición marca que si un forastero mete el pie en uno de esos canales, claro está por un despiste, deberá casarse con una freiburguesa. Esto dio lugar a múltiples comentarios y bromas.
El resto del paseo por el centro fue muy interesante pero no pudimos evitar recordar algunos momentos de la carrera:”por aquí pasamos en el 30″, “esta cuestecilla se hacía dura en la segunda vuelta”, etc. ¡Qué pesados nos volvemos (a veces)!.
Cuando termina la visita nos dividimos en dos grupos: “shopping” o paseo a St. Othilien. En cualquier caso quedamos para volver juntos en tren a Kenzingen.
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Hoy es el cumpleaños de Birgit, así que la cena de hoy es al mismo tiempo una reunión familiar y un poco una cena de despedida pues mañana ya dejamos Alemania. Hemos quedado para cenar en Weingut Weber. Allí Birgit y Martina nos presentan al resto de su familia: su madre, la hermana de ellas, Erika, sobrinos y otros parientes.
Nos acomodamos en un salón grande con las paredes adornadas con frescos de vides. Como el restaurante es al mismo tiempo una bodega también tenemos ocasión de probar distintos vinos de elaboración propia. Cenamos estupendamente platos típicos de la zona que ya hemos probado los días anteriores pero elaborados de manera distinta.
Al finalizar Birgit, Martina, Otmar y Uwe nos obsequian con “Das Badner Lied“, el himno de Baden. En él se habla de la belleza de esta tierra y de sus ciudades más importantes: Haslasch, Freiburg, Schwarzwald, Karlsruhe, Mannheim, Rastatt y Baden.
Tras el himno, hacen entrega a Jesús, como presidente de “A to trapo”, de la bandera de Baden. Es un detalle entrañable que agradecemos de corazón.
En correspondencia, el grupo interpreta una canción del folclore canario ¿¿?? que se había ensayado en secreto para la ocasión, “El Sorondongo, mondongo del fraile“, lo que Jesús aprovecha para bailar unos pasos con Birgit y al terminar darle los regalos que le teníamos preparados por su cumpleaños: unos pendientes y un collar, siempre con la inscripción de “A to trapo”.
Esto va tocando a su fin, el autobús ha venido a recogernos. Nos despedimos de nuestro chófer Norbert que nos ha acompañado todos estos días con su buen hacer.
También es momento de despedirse de Otmar, mañana se reincorpora al trabajo después de los días de vacaciones que se ha tomado, al igual que Birgit, para estar con nosotros. Nos emplazamos para una próxima carrera, a más tardar la del 1 de Enero de 2010 para el tradicional baño en el mar. Un fuerte abrazo de todo el grupo.
localización de la bodega Weber