Una vez más cumplimos con la saludable tradición de despedir el año subiendo al Cabeçó.
Grupo numeroso y puntual en el punto de encuentro: Mª Paz, Reyes y Conchi, la familia García al completo -Manolo, Nacho y Borja-, Pepe que no se atreve a dejarnos solos, Antoñito y Bauti de sherpas experimentados. Edu, Reme y Juanmi no se lo quieren perder y vienen desde Petrer.
Tenemos suerte, el día está muy despejado y tendremos buenas vistas. Eso si, ha helado por la noche y hace frío cuando llegamos al parking del Cabeçó. Allí se incorpora otra componente de la expedición, Fran. Con el grupo dispuesto nos ponemos en marcha.
Hacemos la ruta clásica, por el racó de Seva vamos subiendo deteniéndonos de vez en cuando para contemplar las vistas y hacer algunas fotos. En el collado Polset nos reagraupamos e iniciamos los último tramos del ascenso. Cuando por el collado del Passet cruzamos a la ladera este, podemos ya ver las vistas de Benidorm mientras el solecito nos calienta un poco.
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Para MªPaz, Conchi, Reme y Reyes es su primer Cabeçó así que vamos enseñándoles los secretos y rincones de la montaña: los refugios que hay excavados en la roca, el nevero del collado Polset, el escalón Hillary, … Camino a la cumbre pasamos por la casa del Conde donde hoy se nota especialmente la corriente de aire caliente que sale del agujero que hay en su interior.
Llegamos a la cumbre. Mientras dejamos unas notas de nuestra estancia, abrimos unas botellas de sidra y comemos algunos dulces. Vamos revisando con las vista todas las montañas de nuestro alrededor que con el día tan claro se ven perfectamente. También toda la costa desde el norte hasta el sur. Una vez nos hemos hecho las fotos grupales iniciamos el descenso por el mismo camino. Bajar no es tan sencillo como subir así que vamos despacio para evitar algún resbalón.
En el collado Polset nos dividimos en dos grupos. Algunos darán la vuelta por la solana y subirán a las cuevas del Canelobre, el resto volveremos por la cara oeste, bajando hasta el racó de Seva y ya por la pista llegamos a donde hemos dejado los coches donde nos reencontramos todos. Ha sido una buena jornada y hemos compartido una experiencia de montaña con aquellos que no conocían el Cabeçó.
¡Feliz 2011!