El asta se introduce suavemente
por la pierna, por la cara, por el cuello,
como la puya en el pecho
si el toro anduviera a dos patas,
como la espada en la nuca
y la banderilla en el lomo.
Si limpia,
el aplauso
Los pitos
si torcida.
Mucha sangre y una lágrima en la arena.
Si el asta, mucha sangre,
el silencio
y el llanto
y una nota de muerte en la historia.
El toro quiere entrar en la leyenda.
Cuando la espada y el asta
van penetrando lentamente,
el toro y el torero
ya no saben si el prado o la plaza.
Los toros también están rumiando
dejar de ir a la corrida.
Están aprendiendo estadística.
San Juan, 27 de abril de 2010
José Luis Simón Cámara