Inmensa alegría. Los tres salimos juntos, los tres llegamos juntos. Los momentos malos quedan atrás.

Inmensa alegría. Los tres salimos juntos, los tres llegamos juntos. Los momentos malos quedan atrás.

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Tras el éxito cosechado en el Trail de la Mitja Lluna y después de la fulgurante recuperación de nuestro jefe, repleto de moral y ánimo, nos decidimos a participar en la I Vuelta al Aneto. Una prueba de cerca de 100 km de recorrido con 5.950 m de desnivel positivo que el equipo de A to trapo integrado por las tres J “Jesús, Juanma y Juanjo” acometemos con la mayor de las ilusiones de cara a conseguir 3 puntos necesarios para el próximo reto “Ultra Trail del Mont Blanc 2011”.

Bien temprano nos dirigimos hacia Benasque no sin antes hacer una parada de avituallamiento en Calamocha donde tomamos unos bocatas y dejamos para la vuelta los huevos fritos con torreznos y patatas.  Al paso por Zaragoza, vislumbrando las torres de la Pilarica, le pedimos que nos de fuerzas para nuestro reto. Antes de llegar a Benasque nos detuvimos a estirar las piernas en Graus, preciosa población con su Santuario de la Virgen de la Peña construido sobre la montaña y con el mirador de Vicente Ferrer que domina toda la villa. A continuación Campo y su Congosto del Ventamillo y llegada a Sesué donde en la Borda D´Arnaldet nos recibieron con los brazos abiertos, bonito lugar para descansar y rellenar el estómago con un buen timbal de arroz y churrasco de segundo, endulzando todo esto con pastel ruso y tarta de queso.

En Benasque nos dirigimos al Hotel Turpí donde nos íbamos a alojar. Bonito hotel ubicado a 7 km de Benasque en pleno valle, rodeado de vegetación y al lado del río. Nos dieron la “Habitación romántica” abuhardillada y con preciosas vistas del valle desde nuestra ventana. En el pueblo saludos a los amigos,  colocación de la pancarta y suerte para la carrera.

Era temprano cuando desayunábamos, sabiendo nuestra última comida antes de la carrera, pronto ya teníamos nuestro dorsal y comenzaban los nervios típicos de estas pruebas, control de dorsal y material dónde Juanma y Juanjo pudimos comprobar la experiencia del jefe nuestras mochilas pesaban 6 kilos y la de Jesús 4 kg “¿cómo es posible?”.

A las 8 en punto, disparo y a correr, atravesamos el pueblo recogiendo los aplausos y vítores de la gente y junto a la carretera, recorrimos todo el cauce del río Ésera hasta su presa, alcanzando el punto de control de Senarta casi sin darnos cuenta, una vez en la pista de Ballibierna comenzamos el largo ascenso que tiene el mismo nombre, siguiendo las indicaciones del jefe “Al trote… ahora diesel” fueron pasando los kilómetros llegando al control del Puente de Coronas donde comenzaba la primera de las subidas duras de la carrera. Al fondo el collado, casi 2.800 m, a la derecha los picos de Ballibierna y a nuestra izquierda el majestuoso Aneto, pico más alto del Pirineo. Conforme íbamos subiendo pudimos admirar el ibón de Llosás y de Ballibierna para una vez alcanzado el collado comenzar el descenso hacia el embalse de Llauset.

Desde el control de Llauset, comenzamos la subida a la collada de Angliós, una subida corta pero muy pronunciada que nos dejó sin aliento. Ya en la cumbre y avistando los ibones de Angliós decidimos parar a comer algo antes de comenzar una bajada muy técnica hacia el Puente de Salenques, menuda bajada, bajamos más lentos que hicimos la subida. En el camino hacia el Puente de Salenques, atravesamos preciosos parajes, repletos de pozas y cascadas de aguas cristalinas, correteando por mullidos y esponjosos suelos repletos de hojarasca.

Alcanzado el puente pusimos rumbo norte hacia el control de Conangles y boca sur del túnel de Viella. Comenzamos el ascenso al Puerto de Viella, único camino que tenían los araneses para ir de un valle a otro y que les llevaba varias jornadas. Se trataba de una subida de más de 1.000 m de desnivel muy continua y que a buen ritmo nos condujo a su cumbre desde donde avistamos los tejados de Viella. Comenzamos el descenso del puerto acompañados por nuestro compañero Jorge de Albacete que tuvo que retirarse en Viella y al que esperamos volver a ver recuperado pronto. Cuando alcanzamos la boca norte del túnel de Viella, un pensamiento nos vino a la cabeza” 10 minutos corriendo por el túnel lo que nos llevó unas 3 horas”. Viella nos recibió con sus calles repletas de gentío y su mercado medieval y al son de los tambores y las charamitas entramos en el control al caer la tarde. Nos pusimos ropa seca, comimos, curamos nuestras heridas y nos dirigimos a la penúltima de las subidas duras de la jornada.

Llegamos a Geles, atravesando prados llenos de vacas pareciendo fantasmas en la noche ya cerrada que nos admiraban en nuestro continuo ascenso. De Geles, bajada y ascenso hasta Artiga de Lin y de aquí la subida al interminable Puerto de la Picada. Se trata de una subida de 1.000 m en 5 km y en línea recta, parecía nunca acabar, en ésta subida sorprendimos a un grupo de caballos descansando a los que no debimos de hacerles mucha gracia ya que nos siguieron un trozo del camino. Transcurrido un rato escuchamos los gritos de un compañero canario que dejamos atrás que decía al cielo “hay lobos, bajar que hay lobos…” se trataba de los caballos de antes, la noche unida al agotamiento del compañero le jugó una mala pasada. Al final alcanzamos la cumbre del puerto de la picada y comenzamos el descenso hacia los Llanos del Hospital de Benasque.

A nuestra izquierda el glaciar del macizo del Aneto y de la Maladeta resplandecía en la noche estrellada y en menguante luna, a nuestra derecha el Pico de la Mina, Portillón de Benasque y Salbaguardia todos ellos frontera con Francia. Ya amanecía cuando llegamos al control del Vado del Hospital y kilómetro 80 de la prueba, ya lo tenemos hecho, subida a la fuente del Alba y faldeo hasta los Baños de Benasque, de aquí por la pista hasta Senarta y regreso a Benasque siguiendo el cauce del río. Los coches nos pitaban, la gente nos aplaudía, todavía no éramos conscientes de lo que íbamos a conseguir, de repente los tejados de las casas, un letrero que pone Benasque y seguimos corriendo hasta que atravesamos el arco de meta entre aplausos y felicitaciones. Levantamos los brazos en señal de victoria y nos fundimos en un abrazo dando gracias a todo el mundo que nos ha apoyado y confiado en que íbamos a conseguirlo. Reto que hemos acometido en equipo superando los momentos de flaqueza con el apoyo de los otros miembros.

Ya sólo nos quedaba darnos una buena ducha, un buen masaje de nuestras simpáticas amigas de Cataluña, retirar la pancarta, retomar fuerzas y descansar para el regreso.

Por cierto paramos en Calamocha a comer los huevos con torreznos.

En casa ya la cabecita empieza a pensar en nuevos retos e ilusiones, “Ultra Trail del Mont Blanc” nos espera el año que viene.

Juanjo

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Sescun, Georgina y Eri: un masaje reparador. Sescun, Georgina y Eri: un masaje reparador. View at Picasa

Tres coches destartalaos Llegaron a las camillas de las fisios To valdaos,…, Eran de A TO TRAPO y descamisaos, El trío de la bencina: Eri, Sescun & Georgina Les proporcionó crema y no morfina Compusieron sus rotos y enmendaron sus arrugas Dando forma y brillando a gran altura, Agradecidos quedamos y a cuidar esas manos Que nos transformaron, dejándonos sanos !! Ahí queda ese rap, para el trío de la bencina Que fue uno de los que más anima !! Jesús

El mapa y el perfil que aparecen a continuación están hechos a partir del track que ha publicado la organización.

Perfil de la prueba con los puntos de control

Perfil de la prueba con los puntos de control

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