Los previos. Tras viajar el viernes, el sábado por la mañana nos acercamos a la feria del corredor. Allí ya te empiezas a hacer una idea de la dimensión real del evento. Todo está perfectamente organizado y en un momento tengo el dorsal y la bolsa del corredor.
Ya por la noche, de vuelta al hotel, me leo las instrucciones para el domingo. Tengo que estar a las 6:00 am en la Biblioteca Pública de NY, en la 5ª Avenida. Desde allí nos trasladarán en bus hasta la salida.
Staten Island. A las 7 de la mañana hace un frío que pela. Cientos de autobuses van dejando a miles y miles de corredores. Todavía nos quedan varias horas de espera y la muchedumbre se acomoda para pasar el rato de la mejor manera. Por suerte, entre tanta gente, he encontrado de forma sorprendente a Eduardo. Después veo a Julia, Maite y Alberto.
La salida. Hace ya un rato que ha salido la primera oleada. A los de la segunda nos toca salir a las 10:10. Empezamos a quitarnos la ropa que llevamos de abrigo. Una ONG se encarga de recoger esta ropa para dedicarla a fines benéficos.
Por los altavoces suena Frank Sinatra con su New York, New York. Entonamos el estribillo y de repente ¡el cañonazo!. Hay tres zonas de salida así que no vamos muy apelotonados. Mientras vamos por el puente de Verrazano, a la izquierda vemos, en medio de la bahía y muy a lo lejos, el Skyline de Lower Manhattan. Impresionante. ¡Allá vamos!
45.000 corredores, 45.000 motivaciones. Veo personas de todas las edades y condiciones físicas. Hemos salido algo más de 45.000 corredores y llegaremos un poquito menos de 45.000 (sólo hubieron 521 abandonos). La New York City Marathon, NYCM, se presta a eso. Se aprecia que está pensada para el corredor, para que cada uno alcance su propia meta. El tiempo para finalizarla también es muy amplio. No hay problema, ni los organizadores ni la ciudad tienen prisa mientras quede un corredor siguiendo la línea azul. Hay participantes andando desde el km 1, van acompañados de voluntarios y no parecen tener dudas de que la finalizarán. ¿Quien se pone en la salida de una maratón si no es con esa idea?. Me doy cuenta que para muchos esta será su única participación en la NYCM y que con ella habrán cumplido un sueño.
Veo también mucha gente con una motivación extra. Más de 7.000 corredores llevaban un dorsal de organizaciones benéficas. Durante un buen rato fui haciendo fotos de las distintas camisetas. En una pude leer “Hope has no finish line”.
Símbolos y simbolismos. Nueva York está llena de símbolos. Cientos de películas y canciones la tienen como decorado o tema. Cuando cruzas el puente de Queensboro para entrar en Manhattan, te encuentras de pronto con el perfil de los rascacielos que te conoces de memoria de tantas veces que lo has visto en el cine. Pararse unos segundos para contemplarlo es inevitable.
Los organizadores de la carrera son los New York Road Runners, NYRR. Tienen su sede en la East 89th Street, pegadita a Central Park. Supongo que buscaron un lugar cerca de su zona natural de entrenamiento. Una tarde que paseamos por allí vimos cientos de corredores, solos o en grupos, chavalillos con sus entrenadores haciendo circuitos y gente más madura con esas sudaderas ya pasadas de moda a las que los corredores veteranos cogemos cariño.
Que mejor final para la maratón que este parque, en el corazón de Manhattan. Seguramente hace más de 41 años unos poco chalados que se juntaban aquí para trotar se les ocurrió que tendrían que organizar una maratón.
Si de simbolismos hablamos, el sábado por la mañana se celebra la Carrera de la Amistad Internacional. De unos pocos kilómetros, sale de Naciones Unidas para subir por la Sexta y llegar a Central Park. Quince mil maratonianos de todo el mundo hacen el recorrido en un ambiente totalmente lúdico y se intercambian sus camisetas al final de la misma.
La NYCM es una carrera que une a los cinco grandes barrios de la ciudad. Con la gente llenando las calles, no sabes donde empieza Queens o termina Brooklyn. Entras en Manhattan y sin pérdida de continuidad, llegas al Bronx y en unas pocas millas de nuevo en la isla.
La llegada. Bajas por la 5ª Avenida viniendo de Harlem y entras en Central Park para hacer las últimas dos millas. La gente tras las vallas anima con sus gritos y los pelos se te erizan. El tramo final es en cuesta pero no importa pues ya ves los arcos de llegada. Vamos entrando a tropel, nos ponen la medalla y nos cubren con las mantas térmicas mientras los voluntarios te felicitan. Todo son caras de alegría y satisfacción y también ves alguna gente llorando. Son momentos emocionantes.
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Después de recuperar la ropa, salir de Central Park me lleva cerca de una hora. De vuelta al hotel, sigo abrigado con la manta y con la medalla puesta, las personas con las que me cruzo me sonríen y felicitan. Al principio me choca pero veo que es lo habitual. Nadie sabe si he hecho una buena marca pero si saben que he terminado la NYCM, seguramente la mejor maratón del mundo y como decía el lema de este año “Where the World comes to run”.
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(Sube el sonido para oír el ambiente)
Nombre | Categoría | Tiempo | Puesto General | Puesto Categoría |
Juan Manuel Aparicio García | 50M | 3:51:51 | 11257 | 960 |
Eduardo Quiles Belda | 34M | 4:46:54 | 30906 | 3019 |
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