VIII Carrera y Marcha por montaña Sierra del Coto (3-Febrero-2013)

Como sabéis soy un principiante con las crónicas, ésta es mi segunda. ¿Y a quién se la han encargado? al novato. Es mi primera vez en la pedanía de Casas del Señor, que pertenece a Monóvar. Ví el perfil el día antes para ver cuantas subidas fuertes tenía, aunque la experiencia de Mª Paz y Nacho me pusieron en órbita. Ésta es una clásica de los montañeros o grupo Ñ, pero a mí me ha sorprendido muy gratamente. El ambiente que se  respiraba antes y sobre todo en meta, ha valido la pena el esfuerzo.

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A las 8 h quedamos en el punto de encuentro, subimos al coche de Mª Paz, Nacho y yo, y nos vamos hacia la batalla, y nos preguntamos ¿quien sabe ir? Nada, a llamar a Josemi que va con Lisardo, para quedar en la gasolinera después de Orito, y que haga de guía, no hubiéramos llegado ni de coña. Antes hemos parado en el Decathlon por si alguien esperaba allí.

Al llegar al pueblo, aparca, que no es tarea fácil, y al bajar del coche, ¡¡¡ufff, que rasca!!!!.  Vamos a recoger el dorsal los cinco, unos tomamos un cafetito en el único bar del pueblo, y otros a cambiarse. Alguno pasa a la visita obligada con roca, y nos vemos en la pancarta para la foto oficial. Mientras esperamos a los rezagados Edu y Juanmi, aprovechamos para estirar un poco y calentar. Como siempre, están los valientes con manga corta, otros no sabíamos si llevar una sudadera, al final todo abrigo ha venido bien. Foto de rigor, y el speaker, empieza a llamar a los 400 y pico zumbados que se vayan colocando en la salida.

Ya en la salida, me adelanto un poco para no coger tanto tapón en la primera subida, ya que me habían comentado que se formaba una buena y tendría  que andar mucho. Mi objetivo era un entrenamiento rápido para ver cómo voy de forma para la perimetral de Benissa. El objetivo de los demás atotraperos era divertirse sin mirar tiempo, charlar, disfrutar del paisaje y las bajaditas por senda, etc.

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Normalmente en todas las carreras de montaña he parado a hacer fotos, pero en ésta, aunque me he llevado el móvil, no he querido perder tiempo, quería disfrutar y probarme. En la primera subida, con todo el ganado, me he contenido y reservado para cuando esté más despejada la pista, senda, y por si las moscas me diera una pájara, no conocía el terreno. Una vez arriba, me ha encantado el paisaje y sobretodo la bajada por senda entre pinos, cogiendo velocidad y saltando de lado a lado. He pasado los 2 avituallamientos primeros bebiendo un traguito de agua y marchando. Ya en la segunda subida la cosa se ponía calentita, las piernas ya se notaban después de 8 Km, y la subida es la más dura de la carrera, de esas que en muchos tramos tienes que escalar o subir a cuatro patas. A mitad de subida te encontrabas a blancanieves y un señor vestido con traje y sombrero de copa. Como siempre reconocieron a un servidor por esta camiseta que te abre todas las puertas en cualquier sitio, y mi recompensa fue una chuchería.

Lo que no he comentado es el día espléndido de sol, que nos ha acompañado durante toda la jornada. El inconveniente ha sido el viento, que ha soplado con unas rachas arriba en la cresta y subiendo, que con lo pequeñito y ligero que soy, casi me lleva en alguna ocasión. Una vez arriba, hay que bajar, no hay mas huev…, bajada técnica. Abajo nos espera el tercer avituallamiento, en éste si me tomo un par de platanitos y trozo de chocolate. Traguito y a trotar. En esta bajada ya me encuentro con los caminantes-senderistas que empezaron a las 8 de la mañana, y donde participaba una atotrapera. Desde aquí hasta la meta siempre ibas acompañado por algún andarín.

Empieza la tercera subida, la más corta y llevadera, pero después de 15 km se hace larga. Al llegar arriba te encuentras con el último avituallamiento, y la felíz noticia que sólo quedan 4 km y todos para abajo. La verdad es que me encontraba con fuerzas y los bajé a todo gas. Al oír la música y el speaker, la piernas vuelan, hasta que veo el marcador y me sorprendo yo mismo. Me paro como siempre antes de meta, mi ritual, la foto de rigor, y a cruzar meta. Ahora viene lo mejor, la cervecita, salchichas, etc… y los intercambios de impresiones con los compañeros. Ya sé porqué es una clásica, el ambiente es fantástico. Creo que será de las pocas que repita algún año.

Gracias y a correr. Fran Fisio (Calores).

Suena el despertador como de costumbre, pero no es día de trabajo es domingo ¿por qué  suena?

ah, claro “ el coto”, allá voy,  paso por Alejandro y nos vamos destino  a Las casas de señor.

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Aparcamos, bajamos de coche y la primera sensación es de helor, mucho frío pero salimos corriendo y vamos por nuestro dorsal, se nos ha hecho un poco tarde porque ya anuncian  el comienzo de la carrera. Me sitúo a mitad del grupo y no puedo parar de moverme por el frío, dan la salida y que rápido se va el frío porque  empiezan las cuestas y el cuerpo se empieza a calentar pero las manos siguen muy frías. La primera subida bien, pero la segunda muy dura y ahí donde ya no puedes con tu alma aparece un simpático camarero y una bella Blancanieves, la miro y digo jolín si es Reme, después de la foto, sigo, cada vez me resulta más dura la subida, sobre todo por el viento que no cesa, pero viene compensado por el paisaje “espectacular”, es raro pero con tanta gente voy sola, por fin bajada, eso si que está bien, y ahí empiezan aparecer los corredores, pronto segundo control y la duda que pasa por tu cabeza: me paso al tercer control y termino  o sigo y dios dirá, es un momento de duda, repongo fuerzas con varios trozos de chocolate (sin remordimiento) y unos trozos de naranja y voy a por el tercer tramo que  al principio  es muy llevadero y bonito, pero poco a poco se va complicando empiezan  las subidas que cada vez me resultan más duras, pero es por el cansancio, todos los corredores que van andando te dan ánimos y te intentan convencer que esa es la última cuesta,  empiezan a pasar los corredores de A todo trapo, primero Fran que no me da tiempo a saludar, luego  Juanmi, Nacho, Eduardo, José Pablo, Lisardo, hasta que pasan Josemi y Mº Paz  que me anima bastante porque en años anteriores me habían pillado mucho antes, ya casi estamos en el tercer avituallamiento. Por fin paso a paso, después de una cuesta se ve la meta, ya casi está, a reponer fuerzas y a por los últimos 4 km, esto ya  está,  todo lo que queda es bajada y ahí no tengo problemas, por fin la meta  he tardado 5h16min, la otra vez tardé media hora más, 5h44min, bueno espero al año que viene pueda mejorar el tiempo.

El ambiente en la plaza era muy bueno y al final te alegras del esfuerzo.

Rosa

Así lo vió también Nacho.

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Fran SEN-M 2:19:39 68 47
Juanmi SEN-M 2:50:11 258 144
Nacho VET-M 2:50:12 259 89
Edu SEN-M 2:50:12 260 145
José Pablo VET-M 2:54:16 301 104
Lisardo MAS-M 2:55:54 311 18
Maripaz VET-F 3:01:16 343 5
Josemi VET-M 3:01:16 341 120

Marchadores

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Rosa SEN-M 5:16:48 211 158

Rara Avis

No se sabía mucho de ella salvo que era un ave nocturna y que habitaba los frondosos bosques de Europa Central. Se suponía que se alimentaba de pequeños roedores y reptiles que cazaba en la oscuridad.

Rodrigo llevaba varios años estudiándola y su curiosidad inicial se transformó en interés antes de acabar de convertirse en obsesión. Aquella era sin duda una rara avis, nunca mejor dicho. Ningún museo de la naturaleza en el mundo, por importante que fuera, podía presumir de contar en sus salas con un ejemplar disecado.

Los escasos avistamientos que se habían registrado, poco más de una decena en los últimos veinte años, habían ocurrido siempre poco antes del amanecer. Sin duda por eso, también eran pocas las imágenes de que se disponía. Todas en vuelo y borrosas por falta de luz, pero permitían colegir que podía alcanzar los tres metros de envergadura con las alas abiertas.

Sin embargo, sí se contaba con una grabación de sonido de más de dos horas. En ella se podía apreciar un canto, entre silbido y gorjeo, que los expertos interpretaban como la llamada de cortejo del macho en época de celo.

Durante seis meses estuvo acudiendo Rodrigo a sesiones con un foniatra, hasta que logró reproducir de forma casi idéntica la llamada de aquél ave.

Preparó con minuciosidad el viaje eligiendo fechas y lugares con mayor número de avistamientos para contar con la mayor probabilidad de éxito. Consiguió aquella munición especial que causaba la muerte de la pieza sin más huella ni daño que el pequeño orificio de entrada en el cuerpo. Limpió y engrasó la carabina de repetición con visor telescópico nocturno y compró ropa de camuflaje adecuada. Habilitó un amplio espacio sobre la vitrina de trofeos del salón de caza, reservando el lugar preferente para la pieza soñada.

Después de dos noches baldías, a la tercera, sus labios perfilados se contraen de nuevo para dejar escapar el silbido corto tantas veces ensayado. Agudiza el oído en espera de idéntica respuesta, pero nada oye.

Sería una lástima, piensa. Después de tanto esfuerzo e ilusión sería una lástima que no apareciese y tuviera que volver de vacío. Repite el silbo pasados unos segundos.

Cuatro meses tardaron en curar las graves heridas de garra en la espalda y los picotazos en el cuello producidos por el ataque de una feroz rapaz en celo de la que no se sabía mucho, salvo que era un ave nocturna y que habitaba los frondosos bosques de Europa Central.