Una vez pasado el Maratón de Madrid no nos apetecía dejar de planear cosas y lo cierto es que personalmente tenía muchísimas ganas de montaña. Así que de aquí surgió la idea de hacer el MAM, Maratón Alpino de Madrid. Siguiendo instrucciones de Juanma, el día de las inscripciones estábamos a las 9 de la mañana para inscribirnos en esta emblemática prueba por su dureza.
En este reto nos juntamos los hermanos Pa-Rato y Santi (Pa) que se iniciaba en esto de las carreras de montaña. Llegamos a Cercedilla (pueblo de donde saldría la carrera) la tarde de antes para disfrutar de unas cañas pre-carrera y una suculenta cena en buena compañía, enterándonos que al final la Maratón se alargaba oficialmente 2 km, a los que se sumaban 2 km extraoficiales de los que gozamos antes de llegar a completar los 46 km en total.
El domingo a las 6:30 todos en pie para comenzar con los preparativos habituales. Desayuno, saludo al sol y a la línea de salida sin saber muy bien que era lo que nos esperaba. La carrera se dividía en 3 subidas importantes con sus correspondientes bajadas algo técnicas y algún que otro repecho inesperado.
Las primeras horas subimos a la Bola del Mundo pasando por el puerto de Navacerrada, donde disfrutamos de un cambiante paisaje arbolado para llegar a una cresta desértica en la que el viento arreciaba hasta dejarnos pajaritos. Una vez arriba, bajamos hasta el avituallamiento de Cotos para afrontar la segunda subida al pico de Peñalara (2.430 metros de altitud) donde además de seguir disfrutando del verde en abundancia nos encontramos con algún nevero que me emocionaba por ser el momento que más cerca había estado de la nieve en este año.
Arriba de Peñalara ya se notaban las lumbares, la falta de entrenamiento y el dolor generalizado pero… aun nos quedaba lo peor! Después de una cómoda bajada, nos tocaba jugarnos los cuartos con el tubo de cabezas. Una infernal subida de 4 km aderezada con un final rocoso de 150 metros que directamente hacía que tuviéramos que sacar nuestras zarpas y reptar cual cabra montesa en su esencia lo que, además de terminar de rematar nuestros cuádriceps, hizo que disfrutáramos como enanos sufriendo como perros gracias al cambio de orografía, al impresionante paraje y al ambientazo que corredores como nosotros, felices pero “hasta los huevos”, tratábamos de ir paso a paso hasta que logramos alcanzar la cima. Una vez arriba, nos encontramos con unos cuantos sube bajas que se hicieron duretes hasta alcanzar de nuevo la Bola del Mundo y poner fin a la que iba a ser la última ascensión del día.
A partir de aquí Nachete, que había remontado con creces un ligero bajón físico, se puso en cabeza para hacerme apretar los dientes poniéndome a su rueda y llegar con el cuerpo dolorido pero muy, muy contentos a meta en 6 horas 49 minutos. Poco después nos enteramoss que el Pa llegaba a meta sin ningún problema en 7 horas 23 minutos, marcándose un carrerón en solitario y demostrando su gran potencial físico.
En general, una carrera muy muy dura pero como bien dice Juanma, “hay que hacerla una vez en la vida”.
Por mi parte, ha sido un placer reencontrarme con la Montaña y más con esta pedazo de compañía (solo faltaba el Señor Manolo, pero no os preocupéis que algún proyectito tenemos pensado). He vuelto a encontrarme conmigo mismo y con la felicidad que otorga la libertad de la naturaleza. Gracias a tod@s!
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Enlaces sobre esta prueba
Nombre | Categoría | Tiempo | Puesto General | Puesto Categoría |
Borja | ABM | 6:49:36 | 228 | 223 |
Nacho | ABM | 6:49:40 | 229 | 224 |
Santiago B. | ABM | 7:26:25 | 295 | 286 |
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