Este año el tiempo sí nos acompañó y nos regaló un día nuboso para disfrutar del siempre mítico Botamarges, una de las mejores carreras de montaña que existen.
Parece que el calor del año pasado y el aumento de desnivel han ahuyentado a muchos y en esta edición éramos 100 corredores menos. Os echamos de menos compañeros, especialmente a Jesús Jurado que se cayó de la convocatoria por una lesión. La tan nutrida representación de A TO TRAPO del año pasado quedó reducida a tan solo tres esforzados y valientes incondicionales que no se perderían esta carrera por nada del mundo.
Esta es la crónica de la jornada según mi experiencia y espero que os de una idea de cómo Sergio García, José Francisco Gosalbez (Gosa) y Jesús Santana, hicimos honor al nombre de Bota – Marges y saltamos y subimos todos los márgenes, bancales, castillos y montes que nos salieron al paso en una de las zonas más verdes e interesantes de la provincia.
Como siempre, llegamos a Forna envueltos en las tinieblas de la noche y amodorrados cumplimos con los rituales de rigor como los dorsales y nuestra hermosa pancarta foto-call.
Con las arengas del speaker, la cuenta atrás y la música de ACDC a todo volumen despertamos y salimos volando con el corazón a 100. Pasamos por entre los voluntarios que sostenían antorchas encendidas y nos daban palabras de ánimo y enfilamos (literalmente) el primer obstáculo.
Son momentos de prisas a la luz de las frontales y el grupo aún va unido. Todos tratamos de no ser adelantados o de no hacer atascos. Pero las prisas nunca son buenas y menos sin luz y cuando quedan tantos km y tantas horas por delante. Me golpeo fuertemente en el pie, y a los pocos minutos me vuelvo a golpear, como no, en el mismo sitio ¡Que dolor!. Le he dado tal puntapié a una roca que temo haberme roto un dedo, pero la carrera no se para y seguimos bajando.
El día se despereza mientras llegamos a Villalonga y nos reconfortan el calor del sol y de la gente del pueblo echado a la calle. Breve avituallamiento y cogemos el camino hacia el Serpis. Sergio va por delante, parece ir en cohete y Gosa y Jesús (yo) hacemos equipo vamos poco a poco. Remontamos el río por la vía verde, con sus túneles y su bonito paisaje hasta el pie de la Safor.
Aquí empieza la subida más dura de la carrera con 1000 m positivos y constante pendiente.
En mitad de la subida está el avituallamiento de la Casa de Tarzán, allí me quito la zapatilla y veo que tengo dos dedos morados, nada alentador. Me pongo una pomada de antiinflamatorio con la sombra del abandono en mi cabeza planeando en círculos como los buitres. Me duele al pisar, pero parece que la pomada me alivia y podré seguir en carrera.
Coronada la Safor, descendemos dosificando hasta las antenas de Benisivia. Aquí nuestra familia nos espera para darnos un recibimiento fenomenal, con su apoyo moral y logístico. Gracias a Eva, Jesús Jr, Conchi y Josep por seguirnos incondicionalmente todo el día de pueblo en pueblo con paciencia y cariño.
Desde aquí cruzamos Alpatró y bajo amenaza de lluvia hecemos una fuerte subida. Luego bajamos a Benisili y otra vez a subir, esta vez al Castillo de Benisili y a la parte más montañera y desolada de la ruta, que además se cruza a medio día. El año pasado este tramo hizo estragos, pero este año con el día nublado es una placer cruzar tan imponente cresta sobre la Vall de Gallinera. Coronamos el Puntal Gros y en un colladito intermedio han puesto un avituallamiento líquido, todo un detalle. Al llegar a la Penya Foradà iniciamos un tramo de divertida bajada hasta Benisivia y su avituallamiento y de aquí por bancales y pista a Benirrama (km54). Este pueblo cuenta con otro avituallamiento estratégicamente situado en la calle principal junto a dos bares con las mesitas en la calle. Superar la tentación de quedarse aquí y seguir corriendo tiene su mérito.
Subida al Castillo de Benirrama, dura sí, pero por una senda en zig-zag que entre la vegetación gana altura poco a poco. Al coronar empieza una bajada bastante erosionada por las últimas lluvias y cuyo verdor oculta cómo puede el terrible incendio del verano pasado. Aquí me emociono bajando y sin darme cuenta me separo de Gosa que va con su primo Joan Andreu. Llego a Atzúbia donde también nos espera la familia. Avituallamiento, más hidratación, algo de comer. Me lavo en la fuente y me cambio de camiseta. El pie parece aguantar y no quiero que se enfríe, por si acaso no espero más y salgo. Me siento fuerte al subir la penúltima cuesta y adelanto corredores en las bajadas. Éste año me he dosificado mejor y he guardado fuerzas para los últimos 10 km. Trotando, caminando y volviendo a trotar me vengo arriba y se acelera el corazón con la cercanía de meta.
Superar las dos últimas tachuelas exige un último esfuerzo y mientras subo al Castillo de Forna sé que llegaré a la cima de día. Ya escucho la música y la megafonía y el corazón me salta de alegría. Miro el reloj y veo que estoy a tiempo de bajar mi crono del año pasado. Bajo del castillo con una sonrisa y dándome con los talones en el culo.
En meta nos vamos reuniendo, Sergio ya duchado ha hecho todo un tiempazo en su debut. Yo bajo mi tiempo 5 minutos y Gosa en media hora. Todos satisfechos.
Entrar en la estrecha callecita de Forna es impresionante. Recibes los ánimos de gente que no ha parado de aplaudir a cada corredor en las últimas horas. Es una pasada. Y que tu familia te esté esperando y puedas entrar en meta de la mano de tu hijo después de 14 horas de esfuerzo es una de las cosas más bonitas que me han pasado.
Como no te vamos a querer Botamarges. El año que viene nos volveremos a ver.
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Enlaces sobre esta prueba
Nombre | Categoría | Tiempo | Puesto General | Puesto Categoría |
Sergio | SENIOR-M | 11:28:14 | 90 | 74 |
Jesús S. | SENIOR-M | 13:50:21 | 212 | 161 |
Gosa | VETERANO | 14:33:04 | 237 | 48 |
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