Galería de personajes. 17.

Autorretrato.

¿Cómo puedo ser yo ése que camina titubeante, inseguro, como si le fallara la tierra bajo los pies?
¿Qué ha podido pasar para que esos miembros que caminaban serenos y decididos, si no ya audaces, lo hagan ahora vacilantes?
Cuando se pisa con fuerza, cuando se mueve el aire a tu ritmo, vas abriéndote camino entre la gente, te dejan paso porque ven en ti el brío, el empuje que les hace apartarse a un lado. No es que tú lo pidas, ni lo exijas, ni lo supliques ni lo sugieras. Es como si empujaras el aire.
¿Dónde están aquellos andares, aquel empuje, aquella mirada resuelta?
El “Ubi sunt” me recuerda inevitablemente a Jorge Manrique.
Está muy claro que es diferente la forma de caminar en las mismas personas cuando se va a un objetivo concreto, por la prensa o al estanco o al supermercado o a la farmacia y cuando se va de paseo. El ritmo de la marcha diferencia a los primeros, decididos, del segundo, relajado, mirando a su alrededor, observando los cambios operados en la calle. Cómo ha cerrado aquel bar tan mortecino y han abierto un salón de juego. El que va a tiro fijo va como si llevara orejeras que le impiden distraerse de su objetivo, de su tarea principal, que es llegar al punto de destino. Todo lo demás sobra, resbala.
Pero, claro, no se trata ahora aquí de esa variedad en función del objetivo. Aquí se trata de otro asunto.
Ahora observo con más atención a la señora con andador, al anciano inseguro que espera en la orilla de la acera a que pasen todos los vehículos antes de atreverse a cruzar el paso de cebra, al patizambo o al patituerto que trata de disimular su cojera con movimientos de reequilibrio, al aquejado de espondinitis que se esfuerza en levantar la cabeza que busca el suelo.
Como cuando tu mujer o tu hija tienen bombo y sólo ves por la calle a mujeres embarazadas, y sólo entonces, aunque haya siempre la misma o parecida proporción de preñadas. Pero ¿qué ocurre? Te pasan desapercibidas.
Hoy en la acera, y casi ocupándola, un trío, padre, madre e hija, supongo. El padre con una muleta de trípode intentando girarse mientras la madre le dice a la hija que en el pasillo de la casa se lo advierte: “No vas derecho caminando. Vas torcido”. Tiene pinta de una trombosis.
Poco después en la Rambla, tres señoras en sendas sillas de ruedas con motor. No es la primera vez que me las encuentro. A veces ocupan toda la ancha acera en línea, como si estuvieran a punto de desenfundar en una polvorienta calle del Oeste o como en una competición paraolímpica.
No quiero hacer broma de esta situación, en cualquier caso la haría sobre mí mismo también que ando, como decía, con ese aire macilento, pero siente uno la tentación de hacerlo. En el fondo creo que lo mejor es reírse de uno mismo. ¿Qué otra opción queda? ¿Encabronarse? No, gracias. Prefiero la ironía.

San Juan, 26 de marzo de 2016.
José Luis Simón Cámara.

2 pensamientos en “Galería de personajes. 17.

Los comentarios están cerrados.