Quince kilómetros para disfrutar
Alguien dijo un día que el ciclismo es un deporte único ya que el espectador ve de cerca a los ciclistas de élite, campeones del mundo, medallistas olímpicos, incluso en ocasiones puede hasta tocarlos y eso lo hace un deporte especial. Pero en lo que muchas veces no reparamos los corredores populares, es que en los miles de carreras que se programan a lo largo de la geografía eso también ocurre, con la diferencia de que además podemos competir junto a ellos, contra ellos en cierto modo. El pasado domingo tuve el privilegio de compartir línea de salida con Juan Carlos de la Ossa, uno de los mejores fondistas de nuestra historia, para mí siempre ha sido el más “keniata” de los corredores blancos de España, fue todo un privilegio al alcance de todos.
La carrera popular “Hoz del Huécar” llegaba a su XXIX edición y el día acompañó para que esta carrera, que ya peina canas, se convirtiera en una fiesta de principio a fin. La prueba comenzó puntual en el centro de la ciudad nueva de Cuenca y tras un callejeo de un par de kilómetros comenzó su ascenso por la carretera conocida como de “Palomera”, pasando por debajo del puente de San Pablo, donde las Casas Colgadas observaban desde la altura. Es a partir de ahí cuando el paisaje, las fuentes cristalinas, los cortados calizos, la profunda hoz y el río de aguas claras hacen de “la hoz” una carrera especial, once kilómetros de subida con rampas durísimas a mitad. A partir de mediada la carrera comienzan los toboganes rompepiernas que apenas permiten la recuperación tras el duro esfuerzo. Transcurridos 13 kilómetros del total se alcanza el punto más alto de la capital, más allá del barrio extramuros del castillo. A partir de aquí es cuando empieza lo verdaderamente duro, un descenso vertiginoso con rampas de gran desnivel que llevan del castillo a la plaza mayor hasta atravesar los arcos del ayuntamiento, todo ello entre los aplausos y las miradas curiosas de los turistas. Una serpiente multicolor, recurriendo de nuevo al mundo del ciclismo, avanza a toda velocidad buscando la línea central de la calle, de unos 30 cms. de ancho que es donde únicamente no hay pavés ya que a esta altura cualquier ayuda es poca. Como un convoy sin frenos se desciende lo más rápido que se puede, de ahí su dureza, cuando las piernas han memorizado un ascenso de 13 km, dos son pocos para deshacer lo ya hecho.
Al final Juan Carlos, el “Tete”, arrasó, Sonia Plaza volvió a reinar y los casi 1500 restantes disfrutamos como sólo sabemos hacerlo: sufriendo. ¡viva la Hoz!
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Enlaces sobre esta prueba
Nombre | Categoría | Tiempo | Puesto General | Puesto Categoría |
Julián | VET C MASC | 1:04:05 | 148 | 18 |
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