En la parte occidental de la Serranía de Cuenca, a una distancia de 65 km de la capital, se encuentra el pueblo de Fuertescusa (pueblo de las 100 fuentes), donde el domingo 11 de Septiembre de 2016, todos sus convecinos, descendientes emigrados y emparentados a esta localidad, se han afanado engalanando los montes colgando de los pinos como si de corbatas se tratasen las cintas que marcaban el recorrido por donde nos iban a llevar, como si quisieran uniformar y vestir de fiesta a la ya bonita sierra, para recibir a los foráneos que no conocíamos tan encantadora zona, que nos invitan a disfrutar, organizando el I Trail Puerta del Infierno, ayudados por el grupo Trivici de Banyeres, en sus dos modalidades, de 13 kilómetros de distancia y 680 metros, y de 26 kilómetros y 1500 metros de desnivel positivo, subiéndonos hasta el mirador El Cucurucho, que alargando la mirada por encima de los pinos se veía gran parte de la Serranía.
Para guiarnos también y reconducir a los corredores por los caminos y senderos, hacían sonar en el monte cencerros, como si de campanas de ermita ocultas entre el monte se tratase, así también con instrumentos de madera como la txalaparta conquense, haciéndonoslo más agradable, minimizando el esfuerzo que nos suponía vencer el quebrado trail. También suministrándonos refrigerios en los avituallamientos para mitigar el calor insoportable que nos aplacaba, recordándonos constantemente que aquel paraje se llamaba La puerta del Infierno.
Ya no solamente la colaboración y ayuda para aparcar a la llegada por parte de los hombres del pueblo y en los desvíos del camino por donde transcurría la carrera, sino que luego al final, a la entrada de los corredores y después de la entrega de los trofeos a los ganadores, es cuando las mujeres de la localidad demuestran a todos los presentes su buena mano y su voluntad para cocinar suculentas y variadas comidas (carne, tortilla, empanadas, etc.) y la elaboración de Zurra (Sangría), ¡Que rico todo! Muy bien organizado en el local del ayuntamiento, ¡Que amabilidad!, con cestas de rosquillas confitadas también por ellas, ofreciendo una y otra vez a todos, incluso a los que estaban apartados fuera del salón, tumbados en la acera buscando la sombra, como agradecimiento por parte de ellos para con nosotros por haber ido a visitarlos y conocerles, demostrándonos por todo ello ser muy buenos anfitriones.
Hasta allí habíamos ido Julián y yo, junto a su primo José Miguel, para afrontar este desafío que nos ofrecía la provincia de Cuenca. José Miguel un tipo encantador, que yo tuve el placer de conocer, era su primer reto de correr por montaña y en esa distancia. Estaba temeroso por lo que se iba a enfrentar, aconsejándole por Julián y por mí, para vencer su desconfianza a no terminar, ¡Que curioso! yo dando lecciones de experiencia de cómo afrontar una carrera. Dieron la salida a las 9:30 horas a los 80 participantes de los 26 kilómetros.
De la propia carrera yo, como participante de ella, no me gustaría transmitiros mis decepcionantes sensaciones pero así son. Deciros que la primera parte transcurrió con bastante normalidad, incluso de forma cómoda para mí que he participado en carreras como esta y en otras mucho más largas y exigentes y con inclemencias meteorológicas más severas, en las que he sufrido y me he recuperado hasta finalizarlas.
Pero la segunda mitad de ésta, para mí, fue un verdadero suplicio, un auténtico calvario, no tenía fuerzas ni para correr cuesta abajo, que sudaba más por el resfriado que andaba incubando que por el esfuerzo, hasta el punto que me adelantaros todos. Continuaba en carrera andando, esperando el momento de poder recuperarme y entrar aunque tarde, airoso y por mi propio pie en meta, eso era lo que me mantenía en carrera, luchando contra mí mismo, venciendo mi propio orgullo, contra la flaqueza que me impedía seguir compitiendo, mi dignidad se resentía, y mi espíritu de competidor se había resquebrajado, mi abandono me avergonzaba, buscaba el por qué, ¿Qué me había pasado? No encontraba respuestas y por lo tanto no tengo “FuertEscusa” para justificar mi derrota.
Palabras de agradecimiento a los voluntarios que me trasladaron al pueblo, desandando lo andado, cuando me quedaban 5 kilómetros, me iban apoyando detrás como ángeles de la guarda, hasta que en el último avituallamiento decidí que esa era mi meta, y poner así fin a mi suplicio, subiendo con ellos en el Land Rover que me transportó hasta el punto de partida.
Allí ya se encontraba Julián, con una sensación más satisfactoria que la mía, ya que pudo disfrutar de este evento. Entrando posteriormente con una alegría de campeón, nuestro amigo conquense José Miguel, aunque venía quejándose de la dureza de la carrera, pero con la ilusión de haber terminado, culminando así un nuevo reto.
Aunque en el mismo momento de terminar la carrera como a todos nos ha ocurrido alguna vez, repudiamos la montaña, cuando todavía tenemos el sudor en la frente, pero después de haberse duchado y reencontrarse consigo mismo, satisfecho por el reto culminado, recibimos un mensaje suyo de agradecimiento por haberle incitado a participar en esta modalidad y con el propósito de apuntarse a la próxima aventura para poderse superar.
Pese a todo, ha sido para mí un fin de semana inolvidable en Cuenca, nos hemos visto tanto mi mujer como yo, acogidos por una gran familia haciéndonos sentir parte de ellos. Y por todo ello, daros las gracias a los tres: Julián, Mari Carmen y Laura.
Lisardo
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Enlaces sobre esta prueba
Nombre |
Categoría |
Tiempo |
Puesto General |
Puesto Categoría |
Julián |
VETM |
3:14:10 |
27 |
14 |
José Miguel |
ABSM |
4:02:31 |
81 |
18 |
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