Tras una facilísima organización de una sorpresa a Nacho y a Manolo (la aceptación y quorum de asistencia de la familia A To Trapo fue masiva), unos se reunían a las 7:45, como de costumbre, en el punto de encuentro y otros salíamos desde el cabo en busca del encuentro con el grupo.
Disfrutamos, como siempre lo hacemos, de un amanecer impresionante y de las olas chocando con sigilo la arena de la playa de San Juan. Aprovechando lo que más nos gusta, paso a paso a eso de las 8:30 había cerca de 25 personas esperando a Nacho en Salesianos, la sorpresa había llegado, ¡felicidades a los dos!
Trote a trote nos fuimos dirigiendo al campo de los García pa Rato, oasis de paz para Manolo, pasando por la heladería de Félix en Campello, lugar que visitamos cada lustro haciéndolo coincidir con las celebraciones pertinentes.
Unos más rápido, otros más lentos, cual variopinto grupo que somos, a las 9:30 alcanzábamos la línea de meta, el campo, donde la familia García pa Rato estaba esperándonos con un suculento desayuno a base de pizzas, patatas y cervezas.
Después de que Jesús entregara los trofeos a los ganadores de tal gesta, tuve la oportunidad de leer unas palabras que pude escribir desde el fondo de mi corazón, las cuales me permito transcribir (quizás, debido a los nervios, ¡la puesta en escena podría haber estado más acertada por mi parte!):
14, 15 o 16 de octubre de 1946, 14 de octubre de 1976, juntos hacéis un ultra de 110 años y juntos habéis montado este tinglado por el que hoy estamos todos aquí.
Por gracia o por desgracia, no se puede resumir en unas palabras todo lo vivido por vosotros. Dicen que lejos de ser un error (un tercer hijo a los 40 años no suena demasiado apetecible), soy fruto de un milagro. ¡Y que milagro haberos conocido! Mientras uno me cambiaba de pañales, el otro me sacaba de paseo con la bici al son de “Siniestro Total – Cuanta puta y yo que viejo”. El caso es que desde que os conocisteis habéis formado el tándem perfecto.
Muchos kilómetros vividos y muchas pájaras superadas. A algunos nos habéis enseñado la verdadera esencia de la vida, la señal blanca y roja del “Gran Recorrido” cuando estábamos perdidos en medio de la montaña y la necesidad de aplicar el ya tan comercial concepto de “Carpe Diem” a cada aspecto de la vida.
Tirando de anécdotas, voy a contar la misa que conté hace ya 7 años en la boda de Nacho y Dama. Como algunos sabéis, mi padre, además de fiel corredor, ha sido siempre – y hasta que las nuevas modas del paddel o del Crossfit se lo han impuesto – jugador de frontón con pala de madera. Recuerdo que cuando tenía unos 14 años empezó a enseñarme a jugar y me dijo “Borja, la vida es como el frontón, asique en los remates no saltes, porque si no tienes los pies en el suelo, la pelota se irá fuera y tú te irás al suelo”.
Y así es amigos, puede parecer exagerado, pero habéis contribuido a que podamos mantener nuestra esencia y nuestra forma de entender las cosas.
En fin, como diría nuestro presi, Old Runners Never Die, espero que nunca perdáis vuestra esencia y que podamos repetir este momento cuando cumpláis 166 años, las 100 millas que todo corredor de ultra fondo ansia alcanzar.
Os quiero, os queremos
Y así, remitiéndome a lo dicho, seguimos disfrutando del día en familia.
Gracias a tod@s, presentes y ausentes, por haber podido sacar un hueco y por las ganas con las que demostráis hacer las cosas.
¡Nos vemos en la próxima!
Carpe Diem
Borja
emotivas palabras esparcidas en una preciosa mañana , el fiel olivo se encargara de perpetuarlas en el tiempo, Gracias Garcia pa Rato.
¡qué grandes, qué familia, que orgullo!
Una familia de las que dejan huella. Me enorgullece el conoceros.
La Familia García Rato es increíble, Borja me encantaron tus palabras y que mas da los nervios, entre amigos y compañeros de Km no se nota ;)… A por las 100 millas
que buena mañana pasamos! da gusto organizar cosas con vosotros, formáis un equipo perfecto familia a to trapo!!
Que pena no haber podido estar, me pillaba de viaje, porque los Garcia-Rato son una familia encantadora. Me han encantado tus palabras Borja.