II Clariano Trail (12-Febrero-2017)

Mi estreno en la Montaña

El pasado 12 de febrero tuve el placer de realizar la Carrera de Montaña organizada por LURBEL.

El destino era Ontinyent y el río Clariano. La distancia algo más de 27 km. Desconozco otras coordenadas de altitud o de desnivel.

La historia es la siguiente; llevo un tiempo entrenando por la serranía ilicitana y disfrutando de los Humedales por el Pantano. El contacto con la naturaleza, el correr por cierto desnivel, ver parajes naturales y disfrutar de su fauna y flora es algo que me está enganchando bastante y me ayuda a desconectar de la rutina laboral. El asfalto nunca ha sido lo mío para trotar al haber salido de varias lesiones por el fuerte impacto. Prefiero correr por pistas, tragar arena y ver de vez en cuando algún que otro conejo atravesarse por mi camino.

Mi compañero y amigo, Jesús Santana, miembro del Grupo A TO TRAPO me convenció un par de veces para irme con él a correr por el CABEÇÓ d´OR. Jamás había corrido por una montaña tan grande… aún recuerdo las subidas y bajadas, como me prestó una Camel para beber agua y me invitó a almorzar sus famosos higos secos. ¡Qué tiempos aquellos!!!

No paraba de animarme y de motivarme, y con la excusa o inventiva que me veía fuerte me apuntó a la Carrera del Clariano. Y allí fui: madrugón, recogerlo en su Mutxamel y rumbo a lo desconocido … al menos por mi parte.

Nada más llegar y recoger el dorsal, topé con algunos de sus amigos de la PEÑA A TO TRAPO…. mi primera impresión fue: estos tíos están un poco zumbados. Conocí a su presidente, JESÚS, un hombre que se me presentó en un batín azul, que me dijo que era su cumpleaños y el de otros dos miembros del grupo (JUANMA Y ROBERTO).  Parecía un tipo majo y muy muy fuerte.

Primera pregunta sin respuesta: Pepe, ¿dónde te has metido? Esta gente te va a reventar…empezaron a desfilar ante mí decenas de personas, casi todas fibrosas, más finos que un espárrago y todos con su vestimenta apropiada para el caso. Que si el camel, cortavientos, zapatillas de montaña, manguitos compresores, geles, pastillas y más saraos. Y el pardillo del “Elchero” ahí estaba, rodeado de apasionados y enfermos de la montaña… ¿sería yo uno de ellos?

Nada más llegar recuerdo los miedos del momento, que si un helicóptero por aquí, que si la mascota del LURBEL por allá.  Aquí, ¿a qué hemos venido? ¿A correr?

Pues…pistoletazo de salida. Y allí me encuentro, a la altura de la gran mayoría, trotando, estirando las piernas y valorando la situación que me venía encima. Que avituallamientos, que organización…estos de LURBEL saben montárselo. Me iba encontrando cómodo, el grupo de los de A TO TRAPO fueron desapareciendo en lontananza, Jesús Santana y yo íbamos al unísono. Él, mi sherpa particular, controlando los tiempos, las pulsaciones y las distancias, así como los puntos de avituallamiento. Una máquina el alicantino éste. También corríamos con su cuñado Jose (GOSA) que iba apareciendo y desapareciendo a lo largo del recorrido, pero siempre estaba ahí el tío…que cañero y constante. Subidas, bajadas, conocer a gente, xarrar con uno, con otros…el tiempo maravilloso, hubo nubes, algo de lluvia y también tuvimos como compañeros al radiante sol. En las paradas técnicas tomábamos algo de frutos secos, algo de fruta, alguna bebida isotónica y agua, mucha agua.

Todo iba a las mil maravillas hasta que tuve que parar en dos ocasiones por motivos gástricos, dejémoslo ahí. El motivo, fácil…la novatada de los geles. Me prometí no volver a tomarlos más o por lo menos a entrenarlos previamente.

El momento más dulce fue cuando llegué a meta, el tiempo, lo de menos …Pero con una sonrisa de oreja a oreja y con ganas de tomarme una cerveza bien fría. Gracias.

Prueba superada, agradecer a Jesús su perseverancia en mí y a la PEÑA A TO TRAPO por permitirme escribir esta pequeña reseña a modo de impresiones de un día marcado en el calendario. Próximo objetivo…la TRANSILICITANA…pero ese es otro cantar.

GRACIAS POR TODO

Pepe

26,7 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Christian VETERANO 3:09:14 58 24
Juanma MASTER-M 3:38:46 140 10
Jesús S. VETERANO 3:45:08 150 64
Pepe Ruiz ABSOLUTO 3:46:28 153
Jesús MASTER-M 4:01:03 185 18
Gosa VETERANO 4:06:33 191 76

 

14,4 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Jota MASTER-M 1:52:53 128 9

Sueños. 29.

–¿Has leído algo de Javier Cercas?

Le pregunto mientras vamos hacia la playa. No se trata de una pregunta impertinente porque con frecuencia hablamos de libros, de las últimas lecturas, sobre todo si por alguna razón nos han llamado la atención. En los últimos meses se había multiplicado la presencia de obras sobre la guerra o posguerra tanto en España como en Alemania. Meses atrás hicimos un viaje a Munich y una de nuestras asiduas compañeras matinales es alemana.

“A sangre y fuego” de Manuel Chaves Nogales, “Los girasoles ciegos” de Alberto Méndez, o “Palomas en la hierba” de Wolfgang Koeppen y “El lector” de Bernhard Schlink, son algunas de las obras leídas y comentadas en nuestras conversaciones cuando corremos y muestran como pocas la crueldad de que es capaz el ser humano. En la península Ibérica, con una España desgarrada por la guerra civil y en la culta Alemania, patria de insignes filósofos, pensadores y músicos, donde el horror alcanzó límites inimaginables. Y decía que la pregunta era pertinente porque pensábamos regalarle a Rafa por su cumpleaños la última novela de Javier Cercas, que es justamente un ejercicio de desmitificación de un tío suyo que en el imaginario familiar era considerado un héroe de la guerra civil. El autor lo coloca en el sitio que le corresponde, como debió de ocurrir a la mayoría que, con contadas y admirables excepciones, le tocó en suerte o en desgracia la pertenencia a uno u otro bando por razones geográficas o familiares más que por razones propiamente políticas. Sí que había leído otra obra del autor publicada años atrás, “Soldados de Salamina”, aunque alguien le había dicho que, por su dificultad, se trataba de una obra para especialistas, para expertos. Le digo que estoy en absoluto desacuerdo con esa apreciación, al tiempo que, llegando a la playa, nos acercamos a una casa invadida por el agua del mar y, a pesar de eso, habitada, porque aparece una señora como saliendo de la cocina, con agua hasta la cintura. Quizá pudo influir en el sueño la reciente visita a Guardamar del Segura, donde vi no solo casas devoradas por el imponente oleaje de hace unos días sino grandes trozos de la carretera también comidos de forma irregular. La señora avanzaba esforzándose entre el oleaje que le lamía hasta el pecho y levantando los brazos para proteger el plato con una tortilla de patatas que parecía llevar hasta el comedor, un poco más allá, donde su familia esperaba sentada en torno a una mesa que flotaba literalmente sobre el agua. Nosotros, casi ajenos a aquella circunstancia, como considerándola normal, discutíamos sobre la comprensión de la novela y la dificultad o no para entenderla. Un viejo tema de discusión en el ámbito de la cultura. ¿Hay que facilitar la comprensión de un texto dándolo mascado para la mayoría o es mejor intentar elevar el nivel cultural del pueblo con obras difíciles que exijan un esfuerzo?. ¿Acaso los refranes, quintaesencia del saber popular, no son una muestra ejemplar de la capacidad del pueblo llano para entender lo difícil? “Ande yo caliente y ríase la gente”, “Cuando las barbas de tu vecino…..”, “Más vale pájaro en mano que ciento volando”, “Obras son amores y no buenas razones”, etc.. ¿No son acaso condensaciones culturales perfectamente entendidas, asumidas y usadas por el pueblo llano incluso carente de estudios?.

Días después, en el reconfortante y acogedor ambiente de un bar del pueblo, alrededor de una mesa, jamón, queso, manitas de cerdo y vino, le regalamos “El monarca de las sombras”.

San Juan, 5 de Abril de 2017.
José Luis Simón Cámara.

I Ultra Rato en autosuficiencia – Camí de Cavalls – Menorca (17,18,19-Marzo-2017)

Como ya es tradición desde hace unos años, los “García pa Rato” (así nos llaman algunos por nuestras incontrolables “ansias de más”) solemos aunar esfuerzos para “inventarnos” un reto deportivo con fines solidarios. Y en esa búsqueda de la esencia, a finales del año pasado (como siempre, aprovechando el tirón de los turrones) planteamos recorrer el GR 223, o lo que es lo mismo, el conocido Camí de Cavalls que rodea la isla de Menorca en su totalidad, y lo decidimos hacer “a nuestra bola”.

Además, como postre a la guinda de este pastel de arena (porque arena, ha habido y mucha), hemos tenido la oportunidad de ser acompañados por “los Montoya” quienes afrontaron la vuelta a la isla en BTT (duro no, ¡durísimo!); y como no, por Manolo, el incombustible padre del que hemos sacado las ansias de las que antes hablábamos.

Así fue la carrera:

Etapa 1: Ciutadella – Mahón – 100 km aprox

Con puntualidad alicantina, a las 6:00 Nacho y yo dimos el ficticio pistoletazo de salida desde la puerta del apartamento. Ahí estábamos otra vez, en busca de senderos, en busca del mar, en busca de nosotros mismos. Tuvimos la oportunidad de disfrutar de un bonito amanecer de camino a Cala Morell, donde encaramos la subida y bajada hacia las playas de Fornells atravesando, entre otras, las impresionantes calas Pregonda y Cavalleria.

El sol acechaba y el agua escaseaba, pero los pocos menorquines que nos encontramos por el camino (salvo Ciutadella y Maón, la isla está prácticamente desierta) se apiadaron de nosotros y llenaron nuestros gaznates de agua que sabía a gloria. Paso a paso, metro a metro, conseguimos bajar la temperatura del cuerpo con un fresco bañito cerca de la playa de Arenal d’en Castell, de los mejores momentos del día para recordarnos lo poco que (a veces) se necesita para disfrutar de lo que tenemos.

Montadito de jamón con tomate de mamá (un clásico, ¡siempre agradecidos!) y, no sin sufrir, llegamos al km 90 para enfundarnos el frontal y recorrer los últimos km bajo la tutela de una gran noche. Cervezas varias, anécdotas con “los Montoyas”, quienes también sufrieron lo suyo, cena que sienta bien y al sobre.

Manolo: 20 km – 3 horas
Borja y Nacho: 100 km – 14 horas
Montoyas: 110 km – 14 horas

Etapa 2: Mahón – Cala Galdana – 65 km aprox

No sin esfuerzo, conseguimos salir de la cama y colocarnos las zapas. Sorprendentemente, podemos bajar escaleras “sin mayores complicaciones” y nos atrevemos a empezar la segunda etapa junto a nuestro fiel escudero: Manolo. Volvemos al camino que esta vez recorre parte de interior de la isla. Cruzamos el pueblo de Binibequer Vell (¡una pasada!) y tras 21 km, nuestro padre se queda disfrutando de un bañito en las calas de Binissafuller (siempre ha sido el más inteligente de todos).

Desde aquí, cada vez más poco a poco vamos atravesando pueblos, calas y playas. Pasamos Cala en Porter (nos gustó tanto que nos perdimos durante unos cuantos km…), cruzamos el desértico Son Bou, llegamos a Sant Tomás y, como no, toca bañito en un oasis de cala que encontramos en el camino. Esta no tiene nombre, pero, otra vez, devolvió el sentido a lo que hacemos, pudiendo disfrutar del agua cristalina y de la paz del momento.

Montadito de jamón (¡el último!) y encaramos los preciosos 10 km que separan Sant Tomás de Cala Galdana, ¡impresionantes!

Vuelta al apartamento, más cervezas, más anécdotas a costa de la dureza de hacer esta carrera en BTT (puede parecer que no pero el terreno es más exigente para los ciclistas) y otra vez al sobre, ¡que mañana ya acabamos!

Manolo: 21 km – 3 horas
Borja y Nacho: 65 km – 10 horas
Montoyas: 60 km – 8 horas

Etapa 3: Cala Galdana – Ciutadella – 33 km aprox

De nuevo en pie y si, ¡ésta ya cuesta más! Parecía la más fácil y probablemente se convirtió en la más difícil… Después de 100 millas recorridas nos duele todo el cuerpo, pero sin pensarlo, ¡vamos p’alante! Esta vez, Manolo nos acompaña la etapa entera y volvemos a disfrutar en familia de las aguas cristalinas y la paz que respira la isla.

El terreno se hace bastante insufrible (imposible chocarnos con más piedras) por lo que decidimos relajarnos con un pedazo de baño en mi rincón secreto de la isla y ahora sí, acompañado de una cerveza fría.

Poco a poco, a paso de ultra con la vista clavada en nuestra sombra, nos acercamos al final de la travesía. Y otra vez, no sin sufrir, llegamos a Ciutadella como nos gusta: uno al lado del otro y con una sonrisa de oreja a oreja. Al poco tiempo recibimos noticias del sector bici llegando también al fin de la travesía: ¡¡¡¡Somos finishers!!!!

Manolo, Borja y Nacho: 33 km – 6 horas
Montoyas: 50 km – 7 horas

Ha sido una aventura impresionante y difícilmente repetible. Como otras veces, eternamente agradecido/s de tener tantas oportunidades de disfrutar de todo lo que hacemos, pudiendo “parar el reloj” en algún momento para poner los pies en el suelo, recordar lo que realmente importa y lo poco que (a veces) necesitamos.

Gracias a todos los que habéis aportado en este Rato Reto tan especial, gracias, gracias y gracias.

Como siempre, nos seguimos viendo por los caminos con una sonrisa y las ganas de seguir.

Carpe Diem

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Modalidad Tiempo Km recorridos
Ignacio Carrera a pie 30 h 200 km
Borja Carrera a pie 30 h 200 km
Manolo Carrera a pie 12 h 74 km
Alejandro BTT 29 h 220 km
Fernando BTT 29 h 220 km

Sueños. 28.

Una irreprimible necesidad fisiológica me asalta en medio de la ciudad. Abochornado, entre la urgencia inaplazable y la vergüenza, busco una calle de las menos transitadas y, recogiendo los ojos a mi entorno más estrecho, trato de salir del paso lo antes posible. Pero es bien sabido que la prisa, en estos casos y normalmente, es mala consejera y más bien dificulta que ayuda. En un intento de justificar mi situación voy mentalmente recorriendo la fauna urbana, hombres y animales, incluidos los pájaros de las más variadas especies que con sus excrementos corroen las joyas de la arquitectura civil y religiosa. Los perros no solo disponen ya en muchas ciudades de canódromos o pipicanes para solazarse en medio de las ciudades sino que los ayuntamientos facilitan bolsas de plástico en algunos enclaves para recoger sus deposiciones. Las caballerías, donde aún pasean por las calles, trátese de Sangonera la Seca o de Londres, pueden hacer sus necesidades en plena calzada y no solo no está mal visto sino que se considera una reminiscencia de la antigüedad, cuando los animales casi convivían con los humanos. Yo aún he visto a algunas mujeres ir recogiendo sus boñigas para echarlas a las plantas como abono.

Después del sofoco personal ante esta situación y mientras estoy recogiendo con pañuelos de papel el fruto de mis entrañas se acerca una señora con papel y lápiz en la mano, pidiéndome, eso sí, muy educadamente, mi nombre y dirección.

Yo, sorprendido y humillado, pero incapaz de negar la evidencia, porque suponía que los datos serían para comunicarlos a la autoridad municipal con el fin de que no quedara impune mi acción y además de sufrir la vergüenza pública fuera objeto de alguna sanción económica, comencé a darle los datos que me pedía.

Al decirle mi nombre y mirarme la cara, ya frente a mí, la dureza de su gesto comenzó a suavizarse.

— ¿Es usted entonces el hijo de Doña Rosita y Don Antonio, los maestros de La Aparecida?

— Para servirle.

— ¡Vaya, hombre, ahora me explico por qué sus rasgos me resultaban tan familiares. Sus padres fueron los maestros míos y de mis hermanos en el pueblo, aunque luego mi familia se trasladó a la ciudad donde vivimos desde hace muchos años.

No sé si aquel reconocimiento acrecentó aún más mi vergüenza por haberme descubierto en aquella situación de la que por otra parte no tenía por qué avergonzarme porque uno no elige dónde puede asaltarle una apendicitis, un infarto o un dolor irreprimible de barriga que lo haga doblarse en medio de la calle o caer de bruces sobre la acera o colocarse en cuclillas en cualquier rincón.

Sin decir una palabra más la señora se guardó el lápiz en el bolsillo, rompió el papel donde había anotado mi nombre, echó los trozos a una papelera próxima y, desde allí, alejándose, me dijo:

— Lamento que nos hayamos encontrado en estas circunstancias. Tengo un recuerdo inolvidable de sus padres.

Desolado, me vinieron a la cabeza los versos que Calderón puso en boca del príncipe Segismundo:

“¿Y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?”

San Juan, 24 de enero de 2017.
José Luis Simón Cámara.

VIII Transilicitana (11-Marzo-2017)

… y la madre que la parió

Esta carrera de 104 km discurre por el termino municipal de Elx. Una gran organización, a mi entender, con muy buenos avituallamientos y unos voluntarios preparados y dispuestos a ayudarte en todo lo que necesitaras.

La idea de participar en esta prueba partió de mi cuñado Jesús, yo no quería hacer este año la Perimetral de Benissa (no quiero obsesionarme con esta prueba que ya ha podido dos años seguidos conmigo), y un compañero de trabajo de él, Pepe, que es de Elche, se la planteó. Tuve mis dudas, 104 Km y solo 1420 metros de desnivel positivo, significa que la prueba es prácticamente llana, con lo que esto supone: correr, correr y correr, cosa que a mi no me va mucho, pero bueno, pensé que sería un buen regalo de cumple y que nos serviría para coger fondo. ¡¡Si yo hubiera sabido que en vez de ganar fondo perdería otra cosa….!!, pero, vayamos por partes.

El día 11 de marzo nos presentamos en la linea de salida Jesús S., Pepe y yo. Sabía que también participaba en la carrera Tomás Méndez, mutxamelero, hermano de mi amigo y compañero de batallas en la S.M l’Aliança José Antonio Méndez. Unas fotos rápidas en la salida (llegamos con el tiempo un poco justo), y a correr. Para variar salimos de los últimos. Normalmente no representa un problema, porque suele ser mi ritmo, pero la Transilicitana nació como una prueba senderista y sigue manteniendo esa esencia, con lo que hay mucha gente dispuesta a hacerla caminando. Somos unos 750 los participantes que nos hemos dado cita en la linea de salida. Jesús y Pepe empiezan a correr y a adelantar a todos esos participantes que van a hacer la prueba caminando. Adelanto a Tomás, nos saludamos y sigo para no perder a Jesús y a Pepe. Tomás sigue caminando. Su primera maratón ha sido en Sevilla y quiere tomarse esto con calma. Lo entiendo perfectamente.

Poco describiré el recorrido de la carrera. Sabía a lo que venía, mucho camino, mucho asfalto y poca montaña. La idea era correr el mayor tiempo posible y así va transcurriendo la carrera. Jesús y Pepe tirando y yo, “xino, xano”, todo el tiempo a mi ritmo.

Tomás se ha decidido a correr, nos alcanza y llegamos todos juntos al avituallamiento número 3, kilómetro 28 de carrera, donde está marcada la comida. Allí, como si de una comida campestre se tratara, nos sentamos sobre la hierba a la sombra de una olivera y a comer y beber. Nuestros/as “supporters” (Conchi, Eva, Josep y los peques de Jesús, Carlos y Jesús S. Jr) están todo el rato pendientes de nosotros y nos van trayendo lo que vamos necesitando. Después de unos 35 minutos (mas que un avituallamiento ha sido un comilona) salimos. Cuesta un poco arrancar, pero poco a poco cogemos el ritmo.

Jesús y Pepe siguen tirando, Tomás y yo a la nuestra, un kilómetro corriendo, otro andando. Un par de kilómetros antes del avituallamiento del polideportivo del Altet (Km 39) empiezo a notar molestias en el estómago. Le digo a Tomás que siga y bajo el ritmo. Los dolores aumentan y no veo el momento de llegar al avituallamiento. Podría parar detrás de cualquier matorral, pero me cuesta y prefiero esperar. Llego al avituallamiento y directo al baño, pero me quedo con la sensación de que esto no ha terminado, como que ha sido una “faena” a medias. Les pido a todos que salgan y me quedo comiendo algo. Barajo la posibilidad de retirarme. La molestia en el estómago sigue ahí. Treinta minutos después de entrar en este avituallamiento decido salir, el próximo está a 10 Km.

Me pongo a caminar. Sigo con la sensación de querer ir al baño y sigo con los dolores. Dejo de tomar pastillas de sales y geles. Paso toda la zona de arenales y sigo “penando”. Las estoy pasando putas, pero ya queda poco para el avituallamiento del cementerio del Altet, Km 49, donde tengo previsto cambiarme de ropa. Por si fuera poco, paso por una nube de mosquitos que me están acribillando. Cuando llego al avituallamiento veo la cara de alivio de Conchi. Jesús ha decidido esperarme, pero después de amenazarlo con los bastones sale en busca de Pepe, que también esta teniendo problemas en el estómago, pero justo al contrario que yo. Yo no puedo y él no para. Me cambio de ropa. Sigo con la molestia y sopeso la posibilidad de ir a los baños portátiles, pero no puedo. Salgo y a por el próximo avituallamiento.

Sigo caminando, me va adelantando gente, pero ya no tanta como antes, es más, empiezo a alcanzar a algunos que ya no pueden correr. El ritmo que llevo caminando no es el que suelo llevar cuando estoy bien, pero alcanzar a gente me anima un poco. Sigo sin tomar sales ni geles, pero no olvido tomar agua.

En el avituallamiento del Km 58 ya no está Jesús S. esperándome. Ha hecho bien y ha seguido. Conchi me cuenta que ha hablado con el Presi Jesús Jurado y que estará en el próximo avituallamiento. Ha hablado con un médico y le ha dado algo para mi estomago. Me tomo un par de caldos calentitos, unas gominolas y salgo con el ánimo renovado. Paso de los 10:40 min/km a los 9:30 min/km que ya se acerca más a mis ritmos de caminar. No nos adelanta nadie, y hablo en plural porque detrás de mi hay una luz que ha cogido mi estela y vamos los dos al mismo ritmo. En estos momentos pienso que en ningún momento me he sentido solo. Siempre he visto a alguien delante o detrás (y así fue durante toda la carrera).

A falta de dos kilómetros para el avituallamiento del Km 66 parece que la molestia ha remitido bastante, pero ya no me preocupa. El “Presi” estará en este avituallamiento con su remedio mágico. Entro en el avituallamiento y ahí lo veo, con su sonrisa y saludando a todo el mundo. También están, ademas de nuestro club de fans, Jesus S. su hermano Antonio y María José. Pepe no ha podido resistir, es lo que tiene pasar al lado de casa y estar hecho polvo. El estómago ha podido con él. A la próxima seguro que lo consigue. Me acerco y saludo al Presi y me dice que Conchi tiene lo que le ha dado el médico para mi. Veo que me lo dice con una sonrisita que….Conchi me lo enseña y me dice que es un enema. ¿Enema? ¡¡La madre que me parió!!, ¡¡Que Cojones!! Una LAVATIVA de toda la vida. Buff, no lo veo yo, no lo veo. Al final me convencen y… allí, detrás de un gran matorral, junto al muro de una fábrica en Elx, perdí parte de mi virginidad. Menos mal que fue Conchi la que me ayudó a perderla que si no….”bien corramos un tupido velo y no seamos mas explícitos, pero vamos, allí quedo todo”.

Una vez terminada la operación “Evacuación” salimos de nuevo. Esta vez se que no voy a convencer a Jesús S. para que se adelante. Se quedará conmigo le diga lo que le diga. Esta parte del recorrido ya la conocemos porque la semana anterior estuvimos entrenando por aquí. Cada vez me voy encontrando mejor. Como hace tiempo que no tomo ninguna pastilla de sales, tomo una y enseguida vuelven las molestias. Empiezo a pensar que algo ha cambiado en la composición de las sales que me ha afectado al estómago. Decido que ya no tomaré más en el resto de carrera y poco a poco la molestia se va.

A estas alturas de carrera ya tengo alguna llaga en las plantas de los pies y en algún dedo que otro. Molestan, pero las llagas en los pies es algo que suelo soportar bastante bien. Estamos en el avituallamiento del Km 78. Un par de caldos calentitos, que se convierten otra vez en el mejor gel, cargamos agua y yo algo de isotónica para suplir las sales, nos despedimos de las chicas a las que ya no volveremos a ver hasta la meta y a seguir.

A partir de aquí se concentra gran parte del desnivel de esta prueba. Caminamos a buen ritmo, a muy buen ritmo diría yo. Vamos cogiendo a gente y sólo nos adelantan algunos que corren, pero como las fuerzas están al límite, cuando paran a caminar los volvemos a alcanzar y así van transcurriendo los kilómetros. El objetivo es llegar a una antena donde está la altura máxima de la prueba. Cuanto más hacia arriba tira la carretera, mas gente cogemos. Los que corrían ya no pueden y nosotros no bajamos el ritmo con lo que los dejamos bastante atrás. Es nuestro terreno y cuando llegamos arriba….. ¡¡¡Por fin comienza la montaña!!! Es el único pedacito “técnico”, de bajada y como si de un milagro se tratara puedo correr. Estamos en el Km 90 ¡¡¡y puedo correr!!!. Ahora si es la nuestra. Seguimos adelantando a gente sin parar. En el avituallamiento del Km 92 casi no paramos, reponemos agua y salimos pitando.

El reloj me avisa. Km 100. Quedan cuatro y mi cabeza empieza a hacer cálculos. Cuatro kilómetros a 8 min/km más o menos… media hora… y entonces es cuando no puedo mas y grito “Me cage’n la….tinc els peus fotuts….m’han picat els mosquits…estic fins els “ous” de correr i caminar per l’asfalt….. he tengut mal de panxa…i per si tot això fora poc, m’han clavat gairebé mig litre d’aigua per el cul!!!…. Transilicitana, la mare que ta parit!!

Cuando cruzo la meta con Jesús, siento la satisfacción de cuando se consiguen los grandes retos. Justo delante de nosotros ha entrado un chico de amarillo y cuando nos damos cuenta resulta que es Tomás. Al final hemos entrado casi juntos.

Bien pues ya sabéis, si queréis una carrera para coger fondo y no os importa pasar horas y horas corriendo por asfalto y caminos, esta es vuestra carrera. Ahh!! eso sí, si en algún momento os duele el estomago, no llaméis al Presi, que aparecerá con una sonrisita picarona a solucionar el problema 🙂 🙂

El dolor es pasajero, la gloria es eterna

Old Runner Never Die

Nos vemos en las montañas.

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Tomás Méndez Masc. 17:25:20 180 166
Jesús S. Masc. 17:25:32 181 167
Gosa Masc. 17:25:32 182 168