¡¡¡A la tercera va la vencida!!!
Son las 3:30 de la mañana. Suena el despertador. Me hubiese levantado igual sin que hubiese sonado. He pasado una mala noche. Estoy nervioso. Tanto como si fuese mi primera carrera o una de esas “Gigantes” por tierras lejanas de las que no conoces el terreno y te crean muchas dudas. ¿Por qué? Es fácil de entender. Solo hay tres carreras que no he conseguido terminar, Zegama a la que no llegué al corte de mitad de carrera (cuando no llegas al nivel que piden solo queda entrenar más), Yeste en la que me quedé a 8 Km de meta y la Perimetral de Benissa. ¡¡¡La Perimetral de Benissa!!!
Dos habían sido mis participaciones en esta carrera. El año 2015 sobre una distancia de 65 Km me retiré a falta de 10 ante la insistencia de Conchi. Después lo entendí todo. Ese fatídico 30 de Mayo falleció Adrián, el hijo de unos amigos en un accidente de tráfico. Desde aquel día, para mí, la Perimetral de Benissa siempre irá unida a ese nombre. Al año siguiente aumentaron la distancia a 85 Km. Esta vez fue una pájara la que me dejó fuera. Decidí no obsesionarme y dejar pasar un tiempo antes de volverlo a intentar, porque estaba seguro que la Perimetral y Yo antes o después, nos volveríamos a encontrar.
Este año 2018 la Perimetral a Benissa se presentaba en las modalidades de 73K y 42K. También se celebraba la 4ª prueba del campeonato de liga de carreras por montaña de la FEMECV. Cinco representantes de A To Trapo corríamos en esta edición. Jesús Santana (Jesús Jr), José Castelló Asensi (Jota) y un servidor (Gosa) lo haríamos en la prueba de 73K, mientras que Cristian Aracil y Alberto Sanz (Maño) lo hacían en la prueba del maratón. (Cristian terminaría en un tiempo de 5:53, el 49º en la general y el 22º en su categoría (viento en popa hacia UTMB). Alberto desgraciadamente tuvo una caída que le provocó fuertes dolores de rodilla y al final tuvo que retirarse).
A las 04:00 de la mañana recojo a Jesús, Jota y a J.A. Méndez, hermano de Tomás y buen amigo, que vendrá con nosotros de animador. Nuestro club de fans habitual solo podrá estar en esta ocasión en la línea de meta, si conseguimos llegar. Mientras vamos en el coche establecemos la estrategia de carrera. El objetivo de Jota y el mío están claros, llegar a meta como sea. El de Jesús también está claro “llevarnos a meta”, y para ello ha traído los bastones cargados, por si necesitamos algún varazo en la espalda. Tengo claro, después de los últimos entrenamientos con ellos, que Jota y Jesús están bastante más fuertes que yo, es más, hay algo en mi interior que me dice que llego muy justito de entrenamientos y como siempre, pasado de peso.
Consultamos la previsión meteorológica de la carrera y, excepto a partir de las 19:00 que dice que lloverá, dan buena temperatura y buen tiempo para correr.
Llegamos a Benissa, recogida de dorsales, desayuno, visitas varias a Roca, comprobación de material y para el corralito, pistoletazo de salida y madre mía!!!! ¿pero cómo puede salir la gente así de rápido?
El primer objetivo de carrera es pasar el corte de la Font del Bernia. Este corte está fijado en el Km 28 y la hora de corte son la 12:30 horas, pero antes de llegar hay que pasar por la Sierra de la Solana y la Sierra d’Oltà. En este tramo de carrera aparece un invitado con el que no habíamos contado: “El Viento” que en algunos tramos sopla con mucha fuerza y nos hace más complicado avanzar. Conseguimos llegar a este avituallamiento sobre las 11:00 de la mañana. ¡¡¡¡Una hora y media por delante del tiempo de corte!!!!. Como vamos bien de tiempo decidimos parar 10 minutos. Me siento eufórico. Parece que no voy a tener que estar pendiente de los tiempos de corte. ¡¡¡Pero que ingenuo!!!
Salimos del avituallamiento con las fuerzas renovadas y continuamos la ascensión. Hace ya algunos kilómetros que coincidimos con Sonia Weber, corredora del “Grup de Muntanya Calp” con la que hemos coincidido en varias carreras. Cruzamos el famoso “Forat del Bernia” y llenamos nuestra alma con las maravillosas vistas que nos ofrece la Montaña. Sonia va unos 50 metros delante de nosotros y de repente nuestros sentidos se ponen a mil. Una piedra de tamaño considerable impacta, entre ella y nosotros, justo en el centro de la senda que vamos siguiendo. Ese sonido seco, que espero no volver a oír jamás, nos recuerda lo vulnerables que podemos llegar a ser en la montaña. Si esa piedra hubiese alcanzado a alguien … Decidimos pasar lo más rápido posible ese tramo y poco a poco nos vamos tranquilizando.
Nos enfrentamos ahora a la parte, para mí, mas bonita de la carrera. Después de una fuerte subida nos plantamos ante el “Portixol”. Para salvarlo guardamos los bastones y empezamos a trepar. Si, lo he dicho bien, trepar, porque tenemos que utilizar manos y pies para poder avanzar. Una vez salvado el Portixol comienza el cresteo hacia la cima del Bernia. Cadenas, cuerdas, pasos de vértigo … ¿Se puede pedir algo mas? Pues sí, hay algo más, porque todo lo que sube baja y la bajada del Bernia es una señora bajada.
Llegamos al “Fort del Bernia”. Es a partir de esta zona donde tengo marcado que hay que empezar a trotar, pero tengo un fuerte dolor en la rodilla y las piernas no me responden. ¡¡Otra vez, y en el mismo sitio!! ¡¡¡Joder!!! Sigo caminando y mi cabeza empieza a buscar excusas para la retirada… “no estabas preparado”… ”la Bernia es demasiada montaña para ti”… “otro año será”… “no puedes correr y te van a cortar”…Vale, no puedo correr, pero puedo andar y andar muy rápido y esta vez no tengo las sensaciones de mareo que me llevaron a la retirada hace dos años justo en el avituallamiento al que me dirijo. Así que me pongo a caminar, Jesús y Jota hace tiempo que se han perdido por delante. Espero que se den cuenta que voy tocado y no pongan en riesgo su carrera. En el avituallamiento del Kilómetro 37 están los dos esperándome. Le digo a Jesús que voy bastante tocado, que lo voy a intentar pero sin correr tengo claro que no voy a llegar al corte del Kilómetro 44. El reloj dice que mi hora de llegada al punto de corte está prevista a las 16:10. Me faltan 10 minutos. Me tomo un paracetamol, un par de caldos calentitos y salgo antes que ellos. Me alcanzan pronto y Jesús me comenta que estará esperándome en el punto de corte hasta que le obliguen a salir.
A partir de aquí es una lucha constante contra el crono. Me voy forzando a “correr” pequeños tramos. Poco a poco se van haciendo mas largos. Ya estoy en tiempo de corte y tengo la ventaja que no hay cuestas arriba que ralenticen demasiado el ritmo. Sigo andando-trotanto a ritmo de “ultratrail”. Un par de kilómetros antes del corte veo a Jota. Está destrozado. Los pies le están matando. Le digo que se ponga detrás y que me siga pero le cuesta mucho. Me pide por favor que me vaya y sigo hacia delante con la esperanza de que pase el corte. En este momento el reloj marca que pasaré por el a las 15:45 y así es, llego al corte con 15 minutos de antelación. Allí, además de Jesús, está Méndez esperándonos. Le digo a Jesús que Jota viene tocado, que le espere hasta que pueda que yo voy a salir, pero mientras se lo estoy diciendo aparece Jota. Nos pide que salgamos, que no sabe que va hacer y que le quedan 10 minutos para intentar solventar lo de los pies y tomar una decisión. Yo salgo delante y Jesús se espera un poco. Jota está con Méndez y le ayudará en todo lo que pueda, así que Jesús sale también.
Comenzamos otra subida, vamos en silencio pensando que decisión habrá tomado Jota cuando desde abajo oímos una voz que grita “¡¡¡numerarse!!!” a lo que rápidamente Jesús contesta “uno” y yo contesto “último”. El número dos es Jota. (es el grito de guerra que nos acompañó toda la Perimetral). Que tío mas grande. Ha decidido continuar. Me comenta que cuesta arriba no le duele tanto y que se ha tomado un analgésico a ver como lo va. Me siento feliz y verle renueva las fuerzas del grupo. Así encaramos los tres Kilometros que separan el punto de corte con el avituallamiento que se situaba en el Kilómetro 47. Jesús esperándonos para no sacarnos mucha distancia, Jota, bastante recuperado, trotando apenas el terreno se lo permite y yo intentando que no se me vayan mucho. Llegamos casi juntos, me siento y pido un poco de caldo. Miro el reloj y me marca que, para el próximo avituallamiento y punto de corte en Senija la hora aproximada de llegada serán las 19:20. Le comento a Jesús que vamos bien, que el corte es a las 20:00 y que hemos recuperado mucho tiempo, pero entonces….. Jesús me saca de mi error. ¡¡El corte no es a las 20:00 es a las 19:00!! Y lo primero que tenemos después del avituallamiento es una subida que asusta.
Afrontamos las primeras rampas de la subida juntos pero pronto tengo que bajar el ritmo. Tengo que regular, de nada serviría desfondarme en la subida, ya que una vez hagamos cima, el resto de camino hasta Senija es un sube-baja pero siempre en bajada (que difícil se me hace explicar con palabras algunos recorridos 🙂 🙂 ) y es aquí donde tengo que intentar comerle minutos al reloj. La estrategia es la misma que para el otro corte, ellos me esperaran en el avituallamiento todo lo que les dejen esperar. Poco a poco voy viendo como Jesús y Jota se van. En la lejanía veo como adelantan a una corredora. Llevamos cerca de 11 horas de carrera y temo que la batería del reloj me gaste una mala pasada. Lo necesito para poder controlar el corte, así que lo pongo a cargar sabiendo que tengo que darlo todo. Las bajadas las hago todas corriendo y, en los llanos y repechos, intento caminar lo más rápido posible. Cada vez veo más cerca a la corredora que han adelantado Jesús y Jota y eso me va motivando. Cuando el indicador de carga del Garmin me dice que está al 50% lo quito de la base de carga. En la misma medida que el ritmo medio de carrera ha ido mejorando las previsiones de llegada a corte lo han hecho también. Estoy en tiempo minuto arriba minuto abajo. Cuando quedan un par de Kilómetros para llegar a Senija alcanzo a la chica que llevaba delante. Me comenta que ella se va a quedar en Senija que no va a continuar y me pregunta que voy a hacer yo. ¿Qué que voy a hacer? Voy a darlo todo para llegar al corte y a partir de ahí llegaré a Benissa, sí o sí, dentro de tiempo o fuera pero si paso el corte llegaré seguro.
A la entrada de Senija esta Méndez esperándome. Me dice que Jesús y Jota iban a salir ya, y que me queda muy poco al avituallamiento. Vamos corriendo y consigo llegar al corte con 10 minutos de antelación y en el avituallamiento están, como no, Jesús y Jota esperándome. Me emociono al llegar y verlos, tengo que tragar saliva, no quiero que se me note. También hay muchos miembros de la organización dándome ánimos y diciéndome que este año sí. Sí, ahora sé que este año sí llegaré a Benissa y llegaré gracias a que dos titanes han estado todo el día cuidando de mí, esperándome, bajando ritmos, arriesgando su propia carrera para hacer que yo consiga la mía. ¡¡Muchas gracias!!
Salimos de Senija y le pregunto a Jesús como es el recorrido que queda. Me comenta que queda una subidita y un par de tachuelas. Oímos los aplausos que recogen a la corredora que he adelantado. Ha llegado a tiempo de corte pero su decisión ha sido quedarse porque a los pocos minutos tengo a los escobas pegados a mi espalda. Y por si nos faltaba algo, se cumplen con exactitud las previsiones y sobre las 19:15 comienza a llover y ya no dejaría de hacerlo durante el resto de la prueba. No es que llueva con mucha intensidad, pero si lo suficiente para hacer que el terreno se vaya mojando. Afrontamos la primera “tachuela” todos juntos, voy distrayéndome con la conversación que llevan los escobas. Son corredores y hablan de sus proyectos, sueños…. a mitad de la “tachuelita” ya voy acordándome de la familia de mi cuñado Jesús. Si esto es la tachuela ¿Cómo será la subidita?. Los escobas nos informan que vamos a hacer una bajada muy técnica y que conforme está el terreno puede ponerse un poco peligrosa. Y no se equivocan. Vamos los tres juntos, como toda la carrera nos numeramos, Jesús es el uno, Jota el dos y yo el último. La verdad que el terreno está complicado. Jota cae un par de veces. Yo intento quitarle hierro al asunto y me pongo a bromear. Voy soltando todas las chorradas que se me van ocurriendo y poco a poco conseguimos terminar la dichosa bajadita. A estas horas ya hemos encendido los frontales y las luces de los otros corredores delatan el camino que nos queda por recorrer. Por delante tenemos la “subidita”. Empiezo a subir a mi ritmo. Jesús y Jota se van, yo tengo que regular. A mitad de subida está Sonia. No había coincidido con ella desde que me adelantó en la bajada del Bernia. Está con su marido, comiendo y bebiendo algo. Necesita reponer un poco las fuerzas. Los escobas se quedan con ella y yo sigo mi camino, a mi ritmo. Voy mirando hacia atrás y las luces cada vez están más lejanas. Ahora estoy solo, ni luces por delante ni luces por detrás. Una nueva “tachuelita”, control de paso, y ya todo para “abajo” hasta Senija. Voy esforzándome. Me gustaría terminar la carrera dentro del tiempo establecido. Bajo andando pero muy rápido, correr sería una temeridad conforme está el terreno. El reloj me marca el paso por el último avituallamiento pero no está. Me viene bien porque así me marca la hora de llegada en meta y las previsiones son buenas. Me dice que a las 22:03 en meta, pero no me preocupa, sé seguro que esos tres minutos los voy a recuperar.
Paso por el último avituallamiento, casi no paro, repongo el agua les doy la alegría a los voluntarios de que soy el penúltimo, que el cierre de carrera está muy cerca y sigo. El terreno empieza a ponerse propicio para correr. La meta está cerca, las sendas se convierten en caminos y los caminos en carreteras. No paro de trotar todo el rato y alcanzo a otro corredor. Va muy tocado. Nos saludamos, animamos y seguimos cada uno como puede. Tengo Benissa delante, estos últimos Kilómetros me han puesto las emociones a flor de piel.
Veo a lo lejos la carretera que hay que cruzar para llegar a Benissa y me parece oír un silbido. Lo vuelvo a oír, sino fuera por que…. diría que es el que suele hacer mi hijo Josep y que a veces tanto me molesta. Ahora sí que tengo que tragar saliva. Ahí está él, solo, mojándose, esperándome a la entrada del pueblo, que más se puede pedir. Nos abrazamos y empezamos a subir una cuesta bastante empinada. Le pregunto si queda mucho y me dice que una vez subamos esa cuesta, callejearemos un poco y a meta. Miro hacia arriba de la cuesta y justo al final veo que están Conchi y Méndez esperándome. Me abrazo a mi mujer. La meta está muy cerca pero yo tendré que callejear un poco antes de llegar.
Por fin, y después de 15 horas y 53 minutos entro en meta, bastones en alto, gesto de rabia y la mirada al cielo. ¡¡¡Adrián, va por ti!!!
El dolor es pasajero, la gloria es eterna
Nos vemos en las montañas
Old runners never die
Gosa
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Enlaces sobre esta prueba
73 km
Nombre |
Categoría |
Tiempo |
Puesto General |
Puesto Categoría |
Jesús |
VETERANO |
15:39:23 |
105 |
42 |
Jota |
MASTER-M |
15:39:33 |
106 |
11 |
Gosa |
VETERANO |
15:53:20 |
117 |
50 |
42 km
Nombre |
Categoría |
Tiempo |
Puesto General |
Puesto Categoría |
Christian |
VETERANO |
5:53:31 |
49 |
22 |
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