II Arrapapedres Trail – Benialí (25-Marzo-2018)

25 de Marzo. Arrapapedres 2018 o el día en que perdí el conocimiento.

Hola amigos, como lo oyen, el 25 de marzo de 2018 perdí el conocimiento. Pero no adelantemos acontecimientos. Ese día también fue el de una carrera que ya por el nombre y si uno no hubiera recién corrido la perimetral a Benissa (qué prueba tan dura, por Dios!!) pues, como que echa un poco para atrás: Arrapapedres. ¿Acaso nos va a tocar trepar por una pared vertical, con las manos e incluso los dientes?

Es esta una carrera que se disputa en tres modalidades: Trail con 28k y 1.400m. de D+; Sprint Trail y Senderista, bonita esta última opción para los que quieren pasear por uno de los valles más bonitos de nuestra Provincia, ambas pruebas con 14k y 550m. de D+. Los organizadores, como no podía ser de otra forma por esas tierras, el Club Botamarges.

Para esta aventura me rodee de, como les llamo cariñosamente y a las pruebas me remito, “la élite” de montaña de ATT: el Gran Sergio García, los no menos grandes Ángel Parra “Pirri” y David Gil y el amigo Jaime Castells “Cangrejo” para los amigos, entre los que tengo el honor de contarme.

Así que toque de diana a las 4´30 de la mañana ya que la quedada para ir hacia la Vall de la Gallinera era a las 6 a.m. desde Decathlón.

Y aquí es donde empieza mi particular calvario. Y es que de camino y en el coche, comienzo a sentirme un poco mareado. Conduce el coche Sergio y no lo digo porque lo hiciera mal, todo lo contrario, pero es que yo no estaba en plenas condiciones, vamos que comenzaba a darme cuenta que no iba a ser mi día. La cosa empieza a empeorar cuando dejamos la autovía de Alcoi y entramos en la carretera CV-700, con gran cantidad de curvas.

Hago intentos por mantener la calma pero ya estoy muy mareado. Le digo a Sergio que baje la velocidad, más como una forma de ver si con eso arreglaba algo que ya no tenía marcha atrás, que como una realidad, ya que vamos muy despacio. No obstante el bueno de Sergio reduce todo lo que puede. Mi angustia va en aumento aunque cada vez son menos los kilómetros que quedan por llegar y ya por fin, cuando entramos en el aparcamiento al final de Benialí, punto de inicio de la carrera, un agobio extremo y la creencia de que iba a soltar hasta la primera papilla en el coche de Sergio me obliga a decirle que pare que no aguanto más y ahí, en ese instante, es cuando pierdo el conocimiento, vamos que me desmayo, literalmente. Lo siguiente que recuerdo es tener a mis compañeros encima de mí con cara de asustados, supongo que por miedo a que alguno de ellos me tuviera que hacer el boca a boca. No acierto a saber qué me ha pasado ni cuánto tiempo estuve así, supongo que unos instantes, suficientes para que Sergio ya estuviera preparándose para ejercer de enfermero, por si acaso.

Salgo del coche, totalmente mareado, pero poco a poco y con el aire fresco de la mañana se va apaciguando mi angustia. No obstante tengo las piernas como un flan y ya empiezo a pensar que voy a ver la carrera desde la meta.

Vamos a la recogida de dorsales. Allí nos espera el amigo David que está pasando un fin de semana de desenfreno y lujuria muy cerca de allí.

A cada momento necesito sentarme. Mientras nos preparamos con todos los enseres para la carrera como un poco y parece que me voy encontrando algo mejor. A las 8 a.m. se da el pistoletazo de salida, como he dicho antes, desde Benialí.

La Vall de la gallinera es un municipio enclavado en la solana del pico de La Safor de 1.013m. que hace de frontera natural entre la Provincia de Alicante y Valencia. Está integrado por ocho pueblos y se dedica tradicionalmente al cultivo de la cereza, algo que más o menos por estas fechas hace que este valle se convierta en un cuadro de colorido, cuando los cerezos están en flor de los más bonitos que he visto. Existe una ruta, la de los 8 pueblos, más o menos la que vamos a hacer en la carrera, que recorre el valle desde su cabecera en Alpatró, si se viene desde Alcoi o desde Benialí si se entra desde la costa.

Salimos pues, algo más de los 265 participantes que acabaríamos la carrera, con un buen ambiente festivo y una mañana que invita a correr, si no te ha pasado nada como a mí, claro,  ya que durante los primeros kilómetros no hay aire suficiente para llenar mis pulmones y una sensación de resacón me invade. El amigo Jaime, está a mi lado, no me pierde de vista, me va esperando cuando iniciamos el primer ascenso, una vez pasado el pueblo de Benirrama, al otro lado del valle en dirección hacia el mar, un ascenso en zigzag muy bonito para ir entrando en calor hasta que alcanzamos lo que por allí se llama les Llomes del Xap, una planicie con pequeñas bajadas y subidas y ¡sorpresa! el mismo terreno que en la perimetral, una sucesiones de canchales de piedra incrustada en el terreno donde no sabes dónde meter el pie para no doblártelo. El paisaje que recuerda a grandes huesos de dinosaurios diseminados. Pienso que menos mal que sólo son 28k y no 73, así que para delante. Sopla viento fuerte y está nublado. El amigo Jaime sigue a mi lado a pesar de insistirle en que haga su carrera. Y esto es por lo que me gustan las carreras de montaña porque no hay o lo hay en menor medida un ambiente tan competitivo como en las carreras de asfalto, sin menospreciarlas  ni mucho menos a los que las corren. El compañerismo está por encima de cualquier cosa.

Seguimos hasta el primer avituallamiento en el Km. 8, en lo que se denomina Mirador del Xap. Retomamos fuerzas, yo las necesito, nos hacemos una bonita foto y continuamos. Comienza una bajada divertida por una pista muy corredera de poco más de dos km. y volvemos a  iniciar el ascenso, de nuevo en zigzag, donde ya nos encontramos con los primeros corredores de la Sprint trail que bajan que da gusto. Hasta ganar de nuevo la planicie a unos 645 m. de altitud, nos cruzamos con más corredores.

La pista ya arriba, va cresteando suavemente, con algún repecho más fuerte pero no demasiado. Vamos en dirección a la Penya Foradada. Si se buscan imágenes de ella, se podrá ver cómo hay un momento del amanecer o del atardecer, en que los rayos de Sol pasan justo por el agujero en la roca. Yo ya había visto la Penya en otro viaje anterior y la verdad es que tenía muchas ganas de llegar hasta allí.

Seguimos subiendo un poco más hasta alcanzar la cota máxima de la carrera a algo más de 885 m. de altitud. Y ya desde allí comienza la “gran bajada”. A estas alturas, creo que ya me he repuesto del todo. El amigo Jaime, decide por fin soltar el lastre que le supongo y dejarse llevar por una bajada muy bonita, muy trialera, que pasa por el Castillo en ruinas de Benissili, una atalaya que domina el valle. El final de la bajada pasa por la parte más fea de la carrera porque antes de llegar a Alpatró nos lleva por una acequia de desagüe con algo de basura, pero sólo son unos cientos de metros.

En Alpatró nuevo avituallamiento. En la mesa, además de lo habitual hay un par de botellas de cantueso y de anís, a las que sólo les queda ¼ del contenido. Me pregunto si los corredores que van por delante de mi han tomado y eso es el secreto de que vayan tan rápidos, pero cuando veo a la gente que está en el puesto y las risas que tienen deduzco que no.

Tras salir del pueblo iniciamos un ascenso tras cruzar el barranc del Runder. Tras la subida, corta pero intensa unos kilómetros de llaneo para comenzar a bajar por una senda angosta y con mucha piedra suelta para volver a cruzar el barranc una y otra vez de un lado a otro, por pista enmarcada entre huertos de cerezos y otros árboles frutales. El sol hace rato que ya pega con fuerza, son las 12 de la mañana. Así será de hasta Benialí.

Desde el Barranc del Runder, ascendemos y dejamos atrás las terrazas de huertos entrando en las calles del pueblo para por fin y tras 4 horas y media de carrera para mí, entrar en meta donde me esperan Ángel y Jaime con un buen bocadillo de salchichas en la mano. Ufff, por fin, prueba superada con éxito, teniendo en cuenta las peripecias con las que empezó el día.

Aquí acaba la carrera, que no el día y las risas, pues tras recuperarnos vamos a las duchas, bueno o lo que más se asemeja a unas duchas, que han situado en un parquecito en el que los niños juegan al lado y consisten en unas cajas con una cortina de plástico como puerta que dejaban al aire todas nuestras vergüenzas. Es una ducha rápida por esto y porque el agua sale helada no, lo siguiente. Los niños alucinaban con nuestros gritos cuando tocamos el agua. Vamos, fue la ducha más rápida que recuerdo: en cero coma.

Por último y para acabar un buen día de carrera compartimos mesa y mantel delante de un buen arroz al horno en uno de los barecillos del pueblo. Con el ánimo y el estómago satisfechos volvemos a casa.

Muy recomendable esta carrera para los que se animen al año siguiente, yo posiblemente lo haga.

Un saludo y hasta pronto.

Jota.

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Sergio VETERANO 3:11:22 57 27
David G. VETERANO 3:29:44 114 46
Pirri VETERANO 3:51:54 177 77
Jaime C. VETERANO 4:10:34 208 88
Jota MASTER-M 4:31:44 235 27