Triatlón Valencia Sprint (8-Septiembre-2018)

Como es de costumbre, cada vez que envío un mensaje con alguna foto de mi participación en algún triatlón a mi tío Jesús, siempre me aborda la misma duda:

Si no lo hago, me quedo con las ganas de compartir con él la satisfacción de haber participado y máxime cuando lo hago con la equipación de Atotrapo.

Si lo hago, sé que a continuación tendré una réplica divertida o simpática, de esas que te alegran la lectura, nunca la indiferencia, pero también sé que me va a pedir que escriba una crónica para la web.

Como sé que en el fondo tiene razón y que, en el futuro, me gustará releerla si llegase a escribirla, he decidido sacar un rato el ordenador (con la pereza que me da) y escribir una breve crónica.

El día 8 de septiembre participé en el Triatlón Sprint de Valencia.

Para el que no lo sepa, en Valencia hay 2 triatlones en la ciudad muy masivos, digamos.

Uno lo organiza el Santander y es en mayo y el otro una empresa de eventos llamada Mediterránea y es en septiembre. Evidentemente alguno más hay, pero no tan numerosos (estamos hablando de que ambos durante un fin de semana congregan más de 1000 participantes entre las diferentes modalidades).

Además, triatlón masivo, va casi siempre acompañado de: precios altos, muchísimo marketing, y una escasa bolsa de corredor, además de un nivel muy variopinto (en ese sentido es muy positivo, el poder acercar este deporte a mucha gente que se prueba por primera vez).

Durante todo el fin de semana se desarrollaron muchas pruebas

El sábado por la mañana: SUPERSPRINT (para iniciarse), TRIATLÓN DE LA MUJER (para iniciarse también, ya que es muy corto y solo para mujeres que empiezan en este deporte, porque la que es más experimentada también se puede apuntar en otras pruebas de más distancia), y SPRINT (en el que participé y consiste en nadar 750 metros, pedalear 20 km y correr 5 km)

El sábado por la tarde organizaron una prueba del Campeonato de Europa donde un centenar de triatletas profesionales venidos de diferentes países pudieron demostrar de la pasta que están hechos.

El domingo se desarrolló el triatlón Olímpico (1500-40-10)

Para poder participar tienes que dejar obligatoriamente la bici en boxes preparada el día anterior, debido al elevado número de participantes.

Para alguien que vive en el sur de Alicante como es mi caso, es un poco estresante, tener que estar en pleno puerto de Valencia antes de las 8 de la tarde del viernes con la bici. Todos llegamos apurando el tiempo, y a las 8 había una cola impresionante de gente que, como yo, habían trabajado por la tarde, y no podían haber ido antes. Esto fue lo peor de la prueba sin duda. Deberían buscar otra fórmula como, por ejemplo, no ser tan numeroso y dejar de hacer caja para que se pudiesen dejar las bicis como en el resto de las pruebas, el mismo día.

Una vez ya el sábado, y desarrollándose las pruebas precedentes que empezaron a las 8 de la mañana, me presente en boxes con todo el material listo. Solo quedaba preguntar a alguien como iba el circuito que, por cierto, nunca me lo estudio antes, y estar pendiente de cual era mi salida ya que en la distancia Sprint participamos sobre 500 personas. Las salidas se hicieron bastante bien (de 100 en 100, atendiendo a criterios de edad, sexo y diferenciando federados y no federados.

Afortunadamente me toco en la primera salida, a las 9:30, que se supone que es la de más nivel en general, aunque siempre puede haber algún veterano o alguien no federado que salga después y haga mejor tiempo.

Salimos desde un pantalán de madera en plan profesional, con bastante hueco entre atletas, justo en frente del impresionante edificio Veles y Vents que preside la bocana del puerto. Salida en seco, tirándote de cabeza al sonido de bocina. A mí personalmente, no es la salida que más me disgusta, ya que como soy bajo y más bien delgado, puedo siempre pegar un buen impulso y evitar los golpes típicos que se producen en otro tipo de salida.

Una vez en el agua, pude coger buena posición, nadar con buen ritmo y no cansarme mucho. Después de tantos triatlones en el cuerpo, la experiencia te va diciendo donde colocarte, que ritmo llevar, y todo es más fácil.

A la salida algún familiar cantó la posición a un chico que iba conmigo (el 13) y eso me dio ánimos para subirme a la bici con más ganas.

La bici fue un mero trámite ya que salimos tan espaciados, y el circuito era urbano por las calles de Valencia y algún trozo del circuito de F1, que apenas hubo movimientos.

Un compañero y yo trabajamos en equipo y conseguimos alcanzar al 3er grupo de la prueba. Afortunadamente, de todos los que íbamos, un par de nosotros seguimos dando relevos, y no nos alcanzó un grupo que venía después.

Una vez en carrera, tras haber observado a la gente de mi grupo, sabía que podía remontar algún puesto, porque era gente de constitución fuerte, tirando a nadadores o ciclistas, así que impuse un ritmo fuerte que fue de más a menos, acabando los 2 últimos kilómetros a 3:30 y remontando 4 posiciones.

Al final quedé el 9º en la clasificación general, de un total de más de 500 participantes, donde aproximadamente unos 100 o 150 éramos atletas experimentados y el resto gente iniciada.

De todos modos, quedé muy contento, y con ganas de terminar la temporada el próximo 23 en Jávea. Temporada más que dilatada, con unas 10 pruebas, que toca a su fin y a un merecido descanso.

¡Un abrazo a todo el grupo de AtoTrapo!

Jorge

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Swim + T1 Bike + T2 Run Total Puesto general
Jorge R. ABM 0:14:14 (0:02:27) 0:33:02 (0:01:41) 0:18:47 1:10:11 9

Fatalidad o fortuna.

Cuando vi aquella foto pensé cuál sería la razón por la que aquel viejo conocido mío posaba en ella junto a varios miembros del informal club de corredores “Atotrapo”. Era una foto de bienvenida en el aeropuerto a un corredor que venía de completar los 170 kilómetros del Mont Blanc. Pensaba preguntárselo a Jesús cuando lo viera corriendo en una de nuestras habituales quedadas semanales para ir hasta la playa y bañarnos. Un catarro suyo y un viaje mío han distanciado el encuentro y no he podido preguntarle por la foto en cuestión. No ha hecho falta. La lectura, ayer, del periódico Información, ha aclarado la incógnita.

Año 1987. Yo me estrenaba como director del Instituto de Enseñanza Media de San Juan. Aprovechando los días de fiesta con motivo del 9 de Octubre, día de la Comunidad Valenciana, hice un viaje a Londres con parientes y amigos. Con uno de ellos, Santi, me horadé la oreja con un pendiente en Carnaby Street. En el vuelo de regreso comencé a preocuparme por el impacto que podría tener entre alumnos, padres y profesores, ver al director con un pendiente. Preocupación que se desvaneció cuando en el mismo vuelo leí la noticia. Una explosión en las fiestas de El Campello, localidad costera alicantina, había provocado varios muertos, amputaciones, heridos graves. Entre ellos algunos alumnos del Instituto de San Juan y de su extensión, recién estrenada, en el Campello. Por aquellos días conocí al padre de uno de los alumnos afectados por la explosión, Andrés Aracil. Aficionado a la montaña, según él mismo me contó, había salido aquella fatídica mañana a caminar y estando en la ladera escuchó una deflagración tamizada por la lejanía. ¡Cómo podría imaginar sus consecuencias! Al regresar de su excursión fue cuando se dio de bruces con la realidad. Su hijo Andrés había sido uno de los alcanzados por la explosión. Amputación de una pierna. A partir de ahí todo un sendero de sufrimiento. Primero preocupación por su vida y después el durísimo proceso de adaptación a la nueva situación física, traumas, obsesiones, inadaptación, rechazo de la realidad. Fue en esta situación cuando lo conocí y tuve mayor contacto con aquel, ahora, viejo conocido de barba y cabellera blancas que aparecía en aquella foto. En el periódico de ayer, 9 de septiembre de 2018, casi 31 años después, leo la inquietante peripecia de un joven de Muchamiel que a sus 42 años ha pasado del negro pozo de la drogadicción a la atmósfera limpia y sana de la montaña, desde el infierno blanco de la cocaína a la blancura del Mont Blanc. Y siento cómo se aproxima la evidencia de lo que ya no es una sorpresa porque lo estoy intuyendo hasta confirmarlo a lo largo de la lectura de la noticia. De este joven, Cristian, con el que he coincidido ya más de una vez corriendo hacia la playa había oído comentar alguno de esos días que había tenido problemas con las drogas y estaba consiguiendo salir de aquel mundo. Lo que no podía suponer era que este joven era Cristian Aracil. Ahora entendía por qué aquel viejo conocido mío aparecía en la foto junto a él, dándole la bienvenida con los otros miembros del club Atotrapo. Aquel viejo conocido de barba y cabellera blancas, ¡con cuánta razón!, era su padre. Aquel viejo conocido era el padre de Andrés, el alumno de la pierna amputada. En aquellos fatídicos días de la explosión, Cristian era un niño de 11 años, Andrés tendría 15 ó 16. Dos duras pruebas para un hombre que, sin duda, ha tenido un temple de acero. Vayan desde estas líneas mi respeto y mi admiración.

San Juan, 10 de septiembre de 2018.
José Luis Simón Cámara.

XXXII Cross Subida al Santuario Santa María Magdalena – Novelda (4-Agosto-2018)

Primera carrera de “MI” temporada, carrera que descubrí el año pasado y me encantó. Primer sábado de agosto, el cual anuncian muy caluroso. Por este motivo la organización decide retrasar la salida media hora.

Salgo sobre las 18.00 de la tarde de Mutxamel dirección a Novelda para llegar con tiempo a recoger el dorsal. La bolsa del corredor (bien nutrida como siempre). Recojo el dorsal y empiezo a ver a parte de “LOS GATOPARDOS” de A To Trapo.

Ocho de la tarde, dan la salida. Una vuelta a la pista y salimos al asfalto, la primera parte del recorrido es de leve subida, aunque también hay algún descenso. La subida importante empieza en el km 5 hasta el 6 aproximadamente. A partir de ahí una bajada pronunciada en la que me dejé llevar (me recuerda cuando bajo el Cabecó).

 Seguimos corriendo el circuito a la inversa siempre con tendencia a bajar. Muchísima gente animando durante todo el circuito, sobre el km 10 entramos en el pueblo el cual tiene sus calles abarrotadas y llevando a todos los corredores en volandas. Volvemos a entrar en la pista de atletismo para dar la vuelta de honor y entrar en meta.

Carrera muy bonita y recomendable (a pesar de las fechas), con gran animación durante todo el recorrido y con el ya tradicional helado de horchata en su avituallamiento.

Tomás M.

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Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Pili VETERANAS C 0:52:48 169 1
Juan Enrique VETERANOS C 0:53:17 177 23
Julián VETERANOS D 0:54:12 199 17
Jorge Juan VETERANOS D 0:58:49 369 35
Tomás M. VETERANOS B 1:02:52 485 98
Juan P. VETERANOS B 1:03:16 502 100
Naiara VETERANAS B 1:03:17 505 7
JA.Torregrosa VETERANOS A 1:06:05 607 98
Ernesto VETERANOS C 1:07:05 634 94

III Trail de Primavera de Confrides (19-Mayo-2018)

Compañerismo y superación. Esas palabras, esos valores, son los que definen mi primer trail. Para mí, hablar de esta carrera, supone hablar en plural. Sin David Gil Pelluch no hubiera sido capaz no solo de acabarla, sino ni si quiera de empezarla. Los meses previos a la carrera, David me estuvo aconsejando, guiando, orientando… y cada vez que íbamos a hacer una salida, un entrenamiento, tuvo que sufrir mi tercer grado ya que siempre estaba hecha un mar de dudas respecto a la ropa más adecuada, cantidad de agua a llevar, comida…

Mi recorrido en el trail es más bien escaso, tanto en el tiempo como en la experiencia. Apenas hacía seis meses que estaba corriendo por las montañas y sólo antes había hecho el trail de Aigües de 15km. Pero como todos los que estáis en este mundo, sabéis que engancha a un ritmo frenético. Y como muchas veces me ha dicho Ángel Parra Martínez (mi otro gran compañero de fatigas), ya me había picado el gusanillo.

Durante dos meses tuve el perfil de la carrera en el corcho del despacho intentando memorizar las subidas, las bajadas, los avituallamientos, los kilómetros de desnivel… os adelanto ya, que soy muy mala para los nombres, por lo que no esperéis encontrar una descripción exacta de los pueblos, picos… y menos aún, cuando durante más de la mitad de ese tiempo, ¡tuve el perfil del año anterior, que por supuesto, no era el mismo!

Salimos el día de antes para hacer noche allí y, en teoría, poder dormir más horas al no tener que pegarnos el madrugón. Gracias a Josemi Perez Gomis (miembro del club y organizador del evento) por su hospitalidad. Aunque yo tengo que decir que no pude pegar ojo… muchos nervios por todo.

Bien temprano, fuimos a recoger el dorsal. Ya en ese momento estaba alucinando. No había vivido ese ambiente antes y ver a todos los corredores preparados, nerviosos, es muy emocionante. Los cuatro amigos que fuimos Ángel Parra Martínez, Carlos Ramos Cabrera, David y yo, fuimos juntos, aunque ya sabía que en cuanto dieran el pistoletazo de salida, los dos primeros iban a salir como alma que lleva el diablo, especialmente Carlos.

Como no podía ser de otra manera, foto del Club A To Trapo antes de empezar. Lo que para mí ahora son caras amigas, aquel día eran casi todas desconocidas. Pero ya en ese momento, hacen que te sientas parte del club y quieras formar parte de él.

Se olían los nervios, la emoción, la competitividad, las ganas de superar ediciones anteriores… pero sobretodo se respiraba el buen rollo que hay entre todos ellos.  Y pocos minutos más tarde… ¡la cuenta atrás! Marcador a cero… y empezamos.

Nada más salir me sorprendió el ritmo “lento” que David quería que llevara. Yo tenía tantos nervios encima que lo único que quería era echar a correr. Las primeras bromas con otros corredores respecto al ritmo, a las horas que habían calculado y ya estábamos en el primer avituallamiento. No hicimos parada y seguimos con la subida. Recuerdo que tenía la sensación de querer adelantar a todo aquel que me frenara un poco, pero era mejor aguantar ya que nos quedaban muchos kilómetros por delante.

Según vas avanzando en la carrera, el paisaje es increíble. Yo no conocía la zona y he de decir que me quedé muy sorprendida.

Hay personas que en carrera se les cierra el estómago y no pueden comer nada, o casi nada. A mí no me pasa eso. Más bien al contrario. Es por ello que a partir del tercer avituallamiento con casi 18km en las piernas me comía hasta las piedras. Y eso que, al igual que todos, llevaba provisiones que en pequeñas cantidades iba ingiriendo en carrera (fuet, dátiles y nueces).  Los avituallamientos estaban muy completos. Si por mi hubiera sido, en cada uno de ellos hubiera hecho una parada larga y me hubiera comido toda la coca… pero tenía al lado a David que me dejaba parar apenas unos minutos y en seguida continuábamos.

A los pocos metros de empezar la segunda bajada, llevábamos unos 25km recuerdo que David me dijo: “venga, ahora a correr para abajo”. Mi respuesta fue: “pues serás tú, porque lo que soy yo, no puedo”.  En ese momento apareció lo que más temía que me pasara; el dolor de la cintilla. Unas semanas antes había empezado a padecerla, y a pesar de habérmela tratado, sabía que antes o después, en cualquier momento de la carrera iba a dar la cara. Esto hizo que el ritmo fuera más lento, pero en ningún momento nos detuvo.

Los que la habéis padecido, o habéis oído hablar de ella, sabéis que solo duele en las bajadas. Cuando empezamos la tercera y última subida quería recuperar el tiempo que había perdido bajando. Yo siempre he dicho que soy más de subidas que de bajadas y en ese momento lo pude comprobar, porque a pesar de llevar más de 30km ya recorridos, apretamos el ritmo y subimos con paso firme y sin descanso.

Al llegar arriba… no me podía creer lo que estaba viendo… un paisaje mágico, de película. Fue parada obligatoria, no solo para coger aire y afrontar la última bajada, si no para memorizar y guardar en la retina aquellas vistas.

La tercera bajada, aún con dolor, conseguimos “correr”. Me quedaban apenas unos kilómetros para conseguir mi sueño. Es increíble la sensación de cómo van pasando las horas y vas acumulando kilómetros. En el último avituallamiento no quise ni parar, no podía parar. Sabía que, si lo hacía, no iba a poder continuar. En ningún momento me plantee abandonar. Antes de empezar la carrera sabía que si o si iba a acabarla.

A 5 km de llegar, el dolor era insoportable. David me dijo de parar, de ir caminando y le dije que no. Que yo había ido allí para correr y que eso era lo que iba a hacer. Que sólo podíamos cruzar la meta de esa manera.  Y así lo hicimos. La noche anterior, habíamos pasado por la última cuesta, al subirla, ya está, ya habría acabado. Nos dimos la mano y tiró de mí… sólo una curva más… Cogió a sus peques que le esperaban ansiosos y cruzamos la meta.

¡HABIA CUMPLIDO MI SUEÑO!

Estaba calculado que la acabaríamos (porque íbamos a mi ritmo, por supuesto) en unas 8 horas. Al final fueron 8h y 19 minutos. Pero os puedo asegurar que el tiempo final es lo de menos. Si algo aprendes en estas carreras es que lo importante es acabarlas.

No puedo terminar la crónica sin tener unas palabras de agradecimiento a David. Es un gran “trailero”. En esta carrera no solo me ayudó a mí. También consiguió que otro compañero del club no desistiera en la segunda subida ya que iba a abandonar.

Por todo ello, por ser cómo eres, GRACIAS. Siempre creíste en mí, en mis posibilidades y me diste mucha confianza.

¡Por muchas aventuras más “David APP”!

Pienso que cada día hay que superarse, hay que salir de la zona de confort y crecer. El deporte, el trail, la montaña nos hace libres, más fuertes… por ello

Enri

Enlaces sobre esta prueba

43 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Christian VETERANO 5:46:35 32 19
Elías VETERANO 6:13:37 54 30
Ana N. SEN-F 7:09:44 89 3
Ángel VETERANO 7:11:55 92 41
Jesús S. VETERANO 7:21:00 99 45
Enrique S. VETERANO 7:21:01 100 46
David G. VETERANO 8:18:57 128 59
Enri SEN-F 8:19:01 129 4
Jota MASTER-M 8:33:14 132 19
Gosa VETERANO 9:16:10 139 64
JA Torregrosa SEN-M 9:16:11 140 45

 

24 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Naiara VETERANA 3:50:45 113 3
Juan P. VETERANO 3:50:46 114 52
Roberto MASTER-M 4:08:22 130 17
Jesús MASTER-M 5:07:26 163 26
Fran Calores VETERANO 5:07:27 164 66