De la cuneta al Ultra Trail del Mont Blanc
El 7 de enero 2015, y después de tocar fondo varias veces y poner en serio riesgo mi vida, decido entrar en Proyecto Hombre. Es aquí donde me dicen que debo focalizar mi ansiedad en algo que me llene, y empiezo a hacer algo de deporte (siempre me gustó correr detrás de mis palomos). Por fin, como si hubiera vuelto a nacer, después de nueve meses, salgo de proyecto con la firme intención de no volver a caer.
Mi hermano y mi padre me cuentan lo que, por aquellos entonces, está haciendo mi amigo Gosa. Dicen que corre por la montaña. Correr y montaña, correr y montaña… resuena en mi mente como un mantra, y uno de los días que salgo con mi padre por el Cabeçó d’Or encontramos un grupo que iba corriendo por las sendas. No me lo pensé dos veces y cuando bajé a Mutxamel llamé a Gosa y le dije que quería salir a correr con él. Me dijo que claro y me presentó, junto con el Muffy, al mejor grupo de gente que en esos momentos podía conocer, la gente de A To Trapo.
Pronto empecé a participar en carreras y sin darme cuenta ya estaba corriendo la Perimetral de Benissa. Empecé a conocer a todos los corredores del grupo Ñ y casi todos tenían un sueño común: Ultra Trail del Mont Blanc. Y como los sueños son contagiosos…
El proceso para llegar a UTMB es largo y tan duro como la carrera, pero ahí han estado siempre Sergio, Ángel, David Gil, Josemi, Esteban, Elías, Pablo, Jaime, Roberto, Carlos, Jesús Jurado, Jesús Jr, Jota, Lisardo, David García, Ramonet, Antoñito, Juanma … en definitiva todo el grupo Ñ, que con su experiencia y buenos consejos han conseguido que llegara a cumplir este sueño. Pero… ya está bien de introducciones y vayamos a lo importante, vayamos a la Ultra Trail del Mont Blanc.
El día 28 de septiembre me presento, con toda la ilusión, en Chamomix. Me acompaña mi más fiel seguidor, mi padre. También nos acompañará nuestro amigo Oyvin Feenyerodd (el noruego). Tengo muchas dudas porque 15 días antes de la prueba me salió una lesión en el tendón rotuliano.
En la recogida de dorsales el ambiente es increíble, las miradas de los corredores lo dicen todo. Se respira Trail Runinng por todos los rincones de la ciudad. Todos con un mismo deseo, empezar a correr y hacer realidad sus sueños. En estos momentos mi mayor preocupación es el frío. Todos con los que contacto me dicen que las previsiones no son malas, pero yo no me fío.
Con una hora de antelación me presento en la línea de salida. Con los nervios a flor de piel espero que den el pistoletazo de inicio. La música, los gritos, los aplausos de la gente. Es una de las cosas más emocionantes que he vivido en mi vida, y por mi cabeza pasan todos esos malos momentos vividos y, con cada zancada que yo avanzo, ellos van quedando atrás, y cada vez más atrás.
No voy a contaros como es el recorrido de la carrera, crónicas hay muchas que lo hacen. Os contaré la gente que conocí. Los primeros 50 Kilómetros los pasé junto a Sergio, un catalán con el que estuve hablando hasta que decidió retirarse. También coincidí algunos kilómetros con Toni, al que conocí en Rialp Matxicots, y con el que quedé para vernos en la Ronda dels Cims del año 2019. Un grupo de sevillanos estuvieron entreteniéndome también durante muchos kilómetros, una pena no recordar sus nombres. Así iban pasando los kilómetros, entre risas e historias de Trail.
Compartí kilómetros, y poca conversación, cosas del idioma, con un japonés. El en inglés y yo en valencià. A estas alturas de carrera y ya de cara a la segunda noche la cosa empieza a ponerse fea. Los dolores de rodilla comienzan a ser serios y paso gran parte de la noche solo. A veces también es necesaria la soledad y quedarse uno con sus pensamientos.
Y es aquí, en la soledad de la noche, donde uno valora lo que está haciendo y todo el camino recorrido para llegar hasta aquí. Estoy convencido que voy a llegar y mientras lo pienso surge la mejor anécdota de la carrera. Delante de mí oigo a tres corredores que van hablando en valencià. Me voy acercando a ellos y empiezo a escuchar la conversación. Están burlándose de uno de ellos: ¡¡¡Xe tu de Mutxamel i no has eixit en el periòdic!!! ¡¡¡Mare meua que mutxameler!!! seguían burlándose de él. Yo que llego por detrás saludo con un ¡¡¡Bona nit!!! que no deja lugar a dudas que hablo la misma lengua que ellos. Me saludan, preguntan cómo voy, y cuando me preguntan de donde soy contesto: ¡¡¡Jo de Mutxamel i si que e eixit al periòdic!!! La expresión de su rostro no la olvidaré nunca…. ¡¡¡Collons!!! ¡¡¡Pos si que es!!! ¡¡¡Jajajaja!!! Al final ellos no consiguieron llegar a meta.
Amanece y ya voy de cara a meta. He pasado mucho frío, cansancio, sueño (para mí lo peor), dolores varios (sobre todo el de la rodilla), pero como siempre todo se olvida cuando cruzas la linea de meta.
Allí está mi padre y el noruego. He coincidido con ellos en algún avituallamiento, pero donde verdaderamente quería verlos era aquí, en meta. Ver la cara de orgullo de mi padre vale todos los sufrimientos vividos. La emoción aflora por todos lados. En meta también está esperándome Pablo que había finalizado antes la CCC.
De la carrera sería difícil elegir con que me quedo, paisajes, ambiente, recorrido, voluntarios… pero si tuviera que quedarme con algo me quedaría con el calor de la gente al paso por los pueblos y el compañerismo en carrera.
¡¡¡Sueño cumplido!!! Nadie, antes de ese 7 de enero de 2015 que cambió mi vida, hubiese apostado que llegaría a conseguir algo como esto. ¡¡¡Ahora soy feliz!!! ¡¡¡He ido de la cuneta a rozar el cielo!!! ¡¡¡El cielo azul del Mont Blanc!!!
Cristian Aracil