Toledo, “ciudad de las tres culturas”, Cristianos, judíos y musulmanes, lo dejo ahí porque podríamos remontarnos a la edad del bronce, así como Ciudad Imperial. Pues bien, el domingo día 15, por la tarde y con un tiempo primaveral a descubrir lugares de esta ciudad, siendo mis guías, mis anfitriones (José María y Cristina García López), teniendo al Tajo a nuestros pies y después de visitar el Cigarral “Santo Custodio” (hoy día alberga un restaurante 1 estrella Michelin, Juan Cerdeño), nos dirigimos al mejor escenario para contemplar la ciudad, el paseo que transcurre entre el puente de San Martín (este puente, tiene su leyenda, buscar,… ) y el puente de Alcántara, cerca de la ermita del Valle nos sentamos en un poyete a deleitarnos de las vistas, que alcanzan desde la ermita del Cristo de la Vega hasta el Alcázar, todo el casco histórico que va desde el Tajo, en forma de guadaña (con sus embarcaderos, molinos y antiguamente zonas de baño) en continua subida hasta La Catedral, allí nos zampamos una bolsa familiar de pipas Arias (son de Alcázar de San Juan y las comía yo de pequeño) y un paquete de tortas de aceite de Inés Rosales, nos supo a gloria, esta la fue la forma de despedirme de Toledo, hasta más ver. Los neumáticos han mejorado y es por ello q toca partir, el lunes, cual día laboral me toca caminar, sin lugar a duda, este fin de semana reparador, gracias a mis anfitriones ha posibilitado el que pueda seguir el camino, GRACIAS familia, por vuestro gran corazón, hospitalidad y enhorabuena por la ciudad donde nació y creció Cristina, en esa casa en cuesta de los arcos, entre el Tajo y el Seminario.