Mi primera maratón de asfalto
Siempre hay una primera vez. A veces la eliges tú, a veces te elige ella. Mi primera maratón de asfalto tendría que haber sido en 2011 y además debía ser la última de mi padre. La maratón de París. Pero entre unas cosas y otras no pudo ser para ninguno de los dos. Sin embargo esto abrió una puerta diferente que fue empezar a correr por montaña y apuntarme sin pensarlo mucho a una ultra, la Transvulcania en 2014, junto a Ángel Parra.
Ocho años más tarde, después de haber corrido muchas maratones y ultras de montaña, me llegó un email del concesionario BMW Fersán, en el que sorteaban un dorsal para la maratón de Berlín. Eché mi candidatura y tuve la suerte de ser elegido.
En verano ya tenía planificada la G2H ehunmiliak 90k de montaña, así que la preparación de la maratón iba ser muy corta, ya que hasta el 29 de septiembre de 2019 solo tenía un par de meses para cambiar el entrenamiento. La base es la misma, pero son casi deportes diferentes. En una los cambios de ritmo son constantes, se anda mucho, se para mucho y en el asfalto, todo es mucho más continuo, regular, fijo…
Para preparar la maratón me puse en manos de David Grau de fisioterapia Lledó, me alejé de las montañas y empecé a seguir la línea blanca. Contacté con Jorge López que también corría en Berlín y con él y con el resto de gatopardos; Juan Enrique, Fer, Mark, empecé a adaptarme a nuevos ritmos. Fartlek, series, tiradas de 20-30k a 5 min/km… conseguí encontrar un ritmo en el que me sentía cómodo y pensaba que podía correr 42k seguidos: 5:10 min/km. Cada entrenamiento de los domingos, después de una tirada larga, acababa de la mejor manera posible; baños en el cabo y el desayuno, cómo lo echo de menos.
Por resumir la parte menos deportiva: viaje a Berlín, niños con los abuelos, recogida de dorsal, cervezas para hidratarnos y llega el día de la carrera.
Salimos casi los últimos porque mi cajón de salida era el de los que hacen la maratón en 6h (mi mejor tiempo en una maratón de montaña). Salir los últimos significa salir en posición 40.000, porque la maratón la corren casi 50.000 personas. Sí, 50.000 personas. No sé si os hacéis una idea, pero es como estar en una manifestación en la que todos vamos corriendo y hay gente, mucha gente desde el kilómetro 1 hasta el 42. Gente corriendo y gente animando a ambos lados de la carretera durante 42km, ni un solo hueco sin gente.
Salimos al ritmo marcado 5:10, cómodos, fácil y disfrutando, el primer 10k es felicidad, alucinar de la gente y empezar a adelantar corredores continuamente haciendo eses, tantas eses que al final de carrera me salieron 800m más. Pero empieza la lluvia, a veces débil a veces intensa, muy intensa. Creo que nos cayeron al menos dos chaparrones de los fuertes. La lluvia empieza a cansarnos, a debilitarnos poco a poco, no me molesta demasiado pero el cuerpo lo va notando. Hace algo de frío en ocasiones, los pies van mojados, las zapatillas pesan, pero intentamos no hacerle mucho caso. Seguimos al mismo ritmo, la lluvia no para, nosotros tampoco, ni para beber, que tenemos que coger el vasito e intentar beber sin parar. En un avituallamiento decido pararme en seco y hacer como hacemos en montaña: cojo un vaso, bebo tranquilamente, como un trozo de plátano y bebo un té (todo esto en no más de 10 segundos), que si no Jorge se me escapa, tiene el baile perfectamente ensayado y se le ve mucho más cómodo en estas lides.
Pasamos la media maratón en el ritmo previsto, seguimos más o menos bien, llega el kilómetro 30, las piernas se van tensando, los isquios son como un alambre, parece que la tensión va a romperlos, pero aguantan. El ritmo sigue siendo cómodo, pero el cansancio muscular se va notando. Voy mirando a los lados, buscando al hombre del mazo entre el público, pensando que llegará en el 33, 35, 37… los kilómetros pasan y no aparece. Continuo al mismo ritmo pero ya me cuesta seguir a Jorge, tira de mí, se podría haber ido y bajar unos cuantos minutos su tiempo, pero sabe que voy justo y me va empujando hasta que por fin vemos la puerta de Brandemburgo. Me siento como un personaje histórico que entra aclamado por la multitud a la ciudad por las hazañas conseguidas en guerras pasadas, me siento feliz, miro al cielo, abro los brazos y siento la felicidad, la inmensa felicidad de cruzar la meta en 3h 43 minutos, muy contento por haber aguantado toda la carrera el mismo ritmo (la segunda media maratón solo en un minuto más que la primera), muy contento por haber hecho “Mi primera maratón de asfalto”.
Gracias Jorge por haber sido el mejor compañero de carrera para mi primera maratón, tu llevas ya 20 y eso se nota. Gracias David Grau por tus entrenamientos. Gracias Sea97 por los 4 geles que tomé metódicamente cada 45 minutos, gracias Miriam de Match1 por las zapatillas y gracias a todos los que me habéis aconsejado y apoyado en esta nueva aventura, que no será la última, porque mi padre ya me ha dicho que él tiene mejor marca que yo, y eso no puede quedar así.
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Enlaces sobre esta prueba
Nombre | Categoría | Tiempo | Puesto General | Puesto Categoría |
Jorge | M40 | 03:43:52 | 11483 | 2131 |
David | M40 | 03:43:53 | 11487 | 2132 |
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cruzar esa puerta , es un privilegio solo para unos pocos como vosotros, enhorabuena 🙂 , y sobre todo hacer una Maratón entre 2 y 5 horas, no tiene precio. BRAVO !!
Enhorabuena!! El esfuerzo mereció la pena y sobre todo que la hiciste con alegría, se nota que disfrutaste. Bonita crónica.
Vaya estreno!!!; Ten cuidado no te acostumbres al asfalto ahora que ya tienes marca para salir en un cajon delantero 😉
Enhorabuena a los 2!!!
Ya estas en nuestro redil .Has comenzado con fuerza y puedes, en poco tiempo con todos de los que tienen tus años , ya veremos si puedes con el tiempo de tu padre . Un abrazo