Desde el más allá. 9.

IX

“Si tú quieres ver a Utnapishtim deberás subir ahora en el barco y te haré saltar las Aguas de la Muerte para acercarte. Los dos se sentaron y Urshanabi le planteó las mismas preguntas de Siduri, la tabernera. ¿Por qué tus mejillas están demacradas? Gilgamesh le respondió lo mismo que a ella: Lo que ha ocurrido a mi amigo Enkidu me obsesiona. Urshanabi dijo a Gilgamesh: Blande el hacha con la mano, desciende al bosque para cortar 120 pértigas, descortézalas y tráelas a la barca. Hecho esto, Gilgamesh y Urshanabi embarcaron y, haciendo zarpar la barca se pusieron de viaje. La distancia de un mes y medio fue recorrida en tres días. Es así como Urshanabi alcanzó las Aguas de la Muerte. Y dijo a Gilgamesh: ¡Cuidado! Toma la primera pértiga; tus manos no deben tocar las Aguas de la Muerte. Y otra y otra. Al llegar a las 120, Gilgamesh había agotado todas las pértigas. Entonces desató su cinturón para desnudarse, se quitó sus vestidos para desplegarlos como una vela y con sus manos los elevó sobre el palo. Utnapishtim lo vio desde lejos y hablando para él se decía estas palabras en su interior, se hacía estas reflexiones: ¿Por qué un extraño al barco está embarcado en él? El que viene hacia mí no es un hombre mío. Por más que mire no lo reconozco.”

(Ahora hay unos versos perdidos en los que se contarían los detalles del encuentro entre Gilgamesh y Utnapishtim. Sí se conserva la respuesta de Gilgamesh a las preguntas de Utnapishtim, que coinciden con las que ya dio a la tabernera y a Urshanabi.)

“¿Cómo no va a estar dolido mi corazón y mis rasgos demudados? Y bien, me dije, quiero ir a ver a aquel que llaman “El Lejano”. He recorrido el país en todas direcciones; he franqueado las más inaccesibles montañas y he atravesado todos los mares. Mi cara aún no ha sido saciada por el dulce sueño y me he agotado a fuerza de errar; la angustia ha invadido mis músculos y ¿qué he ganado con tantas fatigas? Aún antes de llegar a la morada de la tabernera, mis vestidos estaban andrajosos. Maté osos, leones, tigres, leopardos, gansos, íbices, la manada de la estepa, comí su carne y desollé sus pieles. ¡Si se pudiera cerrar la puerta a la angustia, si se la pudiese obturar con asfalto y betún! Pero el destino no me ha proporcionado alegrías, él me ha destrozado, ¡qué desgraciado soy!

Utnapishtim respondió a Gilgamesh: ¿Por qué, Gilgamesh, quieres prolongar tu angustia, tú, a quien los dioses han hecho de carne divina y humana? ¿Por qué te comportas como un necio? Cuando los dioses crearon la humanidad fue la muerte lo que le asignaron; ellos se reservaron la Vida. En tu vagabundear sin cesar ¿qué has obtenido? En tu erar te has agotado a ti mismo, has llenado tus músculos de cansancio, has hecho acercar el final de tus días lejanos. La humanidad debe ser cortada como una caña de cañaveral. El hermoso joven, la hermosa muchacha son arrebatados por la muerte. ¡No, nadie puede ver la cara de la muerte ni oír su voz. La muerte, segadora de la humanidad, es cruel. ¿Construimos casas para siempre? ¿Sellamos nuestros contratos para siempre? ¿Comparten los hermanos sus herencias para siempre? ¿Perdura el odio en la tierra para siempre? ¿Aporta el río su crecida para siempre? Los zapateros que se deslizan por el río, apenas sus rostros ven la cara del sol cuando de pronto, ¡nada de nada!.

El que duerme y el muerto cuánto se asemejan el uno al otro. Desde que me bendijeron los dioses, no han bendecido a nadie más. Ellos nos han impuesto tanto la muerte como la vida, pero ellos no nos revelan el día de la muerte.”

 

— Cómo me recuerda Gilgamesh a mí misma. Incansable en su búsqueda de la vida eterna recorre caminos llenos de dificultades, vence obstáculos e, incrédulo ante las recomendaciones de unos y de otros, insiste en su propósito aunque traten de desengañarlo sucesivamente todos: los hombres—escorpión, Siduri la tabernera, Urshanabi el barquero y el propio Utnapishtim, el único que lo ha conseguido excepcionalmente. Cómo me recuerda mi búsqueda inútil de estos últimos años, de unos a otros doctores, no ya en busca de la vida eterna, conocedora como soy de mi destino, sino en un intento de prolongar un poco más ésta que disfrutamos y sufrimos. Sobre todo y ya en estos últimos tiempos, por mantenerme un poco más con mis hijos, también por supuesto con mis amigos, con todos vosotros, con los que las circunstancias me han impedido, no ya abrazarnos y besarnos sino ni siquiera vernos. Si bien es verdad que yo ya prefería que me recordarais, si no como en los buenos tiempos, aquellos en que libres de achaques aún gozábamos de una prolongada juventud, sí al menos como cuando tenía todas mis facultades. Sólo vosotros habéis podido verme a mí allí tumbada. Si os dijera que me acordaba de aquel epitafio escrito por Grucho Marx para su tumba, “perdonen que no me levante”…pero no estamos para bromas. Aunque ¿ por qué no?. ¿No nos va a servir de nada tanto estudiar en nuestras clases con los alumnos “las danzas de la muerte”, imaginadas por cada uno de una manera, con capa, con guadaña, solo calavera, que siempre llegaba en el momento más inoportuna, sobre todo para los ricos, para los poderosos que no sabían qué hacer con todo el dinero, palacios y riquezas acumulados durante toda su vida. Porque los pobres, los desafortunados, no siempre, pero a veces, la llamaban con insistencia para que los librara de sus muchos sufrimientos. A sus llamadas parecía sorda. Pues sí, aunque malditas las ganas que tengo de reírme, no me vendría mal un poco de risa en medio de este no sentir nada, en medio de este aburrimiento, en medio de este tedio. Quizá cuando Baudelaire tituló su libro “Spleen” se refería a esa sensación de desesperación y aburrimiento romántica o posromántica o simbolista. Tampoco era tan lineal eso de la sucesión de movimientos literarios, que si realismo, que si romanticismo, que si cubismo, en última instancia todo se limitaba a mostrar con unas u otras palabras los sentimientos, los estados de ánimo de los humanos. Lo que desde hace ya tanto tiempo manifestaba Gilgamesh y hacemos todos los humanos, lo escribamos o no. Algunos, como tú, lo escribís, lo expresáis, incluso lo comunicáis a los amigos o al público lector; otros, como yo, lo mantenemos reservado. Pero todo el mundo, de una u otra manera, lo experimenta, lo siente, lo sufre, lo goza.

¿Por qué razón, me pregunto, no habrá sido dada a conocer lo suficiente esta hermosa y antiquísima historia? ¿Habrá influido el prurito de antigüedad de la Biblia, en esta sociedad judeo-cristiana occidental? No me sorprendería porque supone reconocer que ya había otros dioses anteriores al de los judíos y otros profetas y otros escritores que contaron miles de años antes historias tan sorprendentes como el diluvio y el origen del hombre hecho de arcilla, como Enkidu.

San Juan, ya Agosto de 2020.
José Luis Simón Cámara.

Desde el más allá. 8.

VIII

TABLILLA IX

“Gilgamesh llora por causa de su amigo Enkidu; llorando amargamente vaga por la estepa. ¿Debo morir yo también? ¿No seré semejante a Enkidu? La angustia ha entrado en mis entrañas, el temor por la muerte me hace vagar por la estepa. Para encontrar a Utnapistin he emprendido el camino y marcho sin perder tiempo; he alcanzado por la noche los desfiladeros de las montañas. El nombre de estas montañas es Mashu. Cuando llegó a las montañas Mashu, unos hombres—escorpión estaban guardando la entrada, tan terroríficos y pavorosos eran que su sola vista acarreaba la muerte. Estaban para guardar a Shamash en su amanecer y en su ocaso. Al verlos tan pavorosos y terroríficos, Gilgamesh se cubrió el rostro, después, recuperado su coraje, marchó hacia ellos. Entonces el hombre-escorpión dirigió estas palabras a Gilgamesh: ¿Quién eres tú que has hecho tan largo viaje? ¿Por qué has vagabundeado hasta llegar ante nosotros, después de haber atravesado montañas tan difíciles de franquear? Quiero conocer el propósito de tu viaje. Gilgamesh dijo al hombre-escorpión: Si he hecho tan largo viaje es para ver a Utnapistin, que pudo asistir a un consejo de los dioses y allí logró el don de la Vida. Quiero preguntarle sobre la muerte y sobre la Vida. El hombre-escorpión respondió: Nadie ha podido hacer nunca ese recorrido, nadie todavía, ha atravesado los valles de estas montañas. Con la angustia en mis entrañas, dijo Gilgamesh, he caminado hasta aquí; a causa del frío y del calor mi rostro está curtido, con fatigas y gemidos he hecho este viaje tan largo; pero ahora tú ves que me hallo al límite de mis fuerzas. El hombre-escorpión le dijo: Ve, Gilgamesh, recupera tu coraje, no temas. ¡Que las montañas Mashu, tan alejadas y difíciles de atravesar, puedan acogerte sano y salvo! Gilgamesh, habiendo oído estas palabras, se alegró. Al cabo de una y muchas dobles leguas la oscuridad era profunda, no había luz. Al cabo de nueve dobles leguas de haber andado, notó el viento del norte, el cual, con su soplo le rozó su cara. Al cabo de once dobles leguas de haber andado, la aurora apuntaba. Al cabo de doce dobles leguas vio resplandecer la luz. Ante él apareció el jardín de los dioses.”

— Curioso, amigo, cómo en muchas culturas se habla del Cielo, del Jardín, del Olimpo, donde los diferentes dioses viven la vida eterna y ven allá abajo a los mortales, ansiosos, en muchos casos, de poseerla como Gilgamesh, e infelices porque saben que no está a su alcance. ¿Y cuándo, en ese largo viaje, lleno de dificultades y sobresaltos, llega a una especie de venta que me recordaba aquellas que aparecen en el Quijote, donde se reunían a contar y leer historias de enamorados junto al fuego?

— Parece que lo has olido porque ese episodio ocurre justamente en la siguiente tablilla. En la diez. Es un jarro de agua fría para Gilgamesh que anda en busca de objetivos inalcanzables, como la vida eterna. La tabernera de turno le hace mirar al suelo y olvidar el cielo. Al menos lo intenta.

TABLILLA X

“Cuando se hizo de día, el divino Gilgamesh va caminando, aquí y allí. Cuando llegó al mar, Siduri, la tabernera, que habita en la orilla del mar, estaba allí, sentada sobre un trono; le habían hecho una cuba y una prensa de oro (para la cerveza); iba cubierta con un velo. Gilgamesh, después de haber vacilado, se dirigió hacia ella. La tabernera lo vio desde lejos y se hacía estas reflexiones: Tal vez ese que viene puede ser un asesino, ¿adónde va por este camino? Al ver que se acercaba la tabernera cerró la puerta y aseguró el cerrojo. Pero Gilgamesh, poniendo atención al ruido, levantó el mentón y fijó en ella su mirada y le dijo: Tabernera, ¿qué has visto para que me hayas cerrado la puerta? Voy a demoler la puerta y romper la cerradura. La tabernera se dirigió a él y le dijo: (¿Quién eres tú?).

Soy Gilgamesh, que venció y mató al Toro Celeste, abatió a Khumbaba, el guardián del Bosque y he matado leones en los desfiladeros de las montañas. La tabernera le respondió: Si tú eres Gilgamesh, que hizo todas esas hazañas, ¿por qué tus mejillas están demacradas, tu rostro abatido, tu corazón dolido y tus rasgos demudados? ¿Por qué la angustia ha entrado en tus entrañas? ¿Por qué, afrontando las ráfagas de viento, andas vagabundeando por la estepa? Y Gilgamesh le respondió: Tabernera,, si estoy así como dices, es por miedo a la muerte. Lo que ha ocurrido a mi amigo me obsesiona. ¿Cómo callarme? Enkidu, mi amigo, al que yo amaba, ahora es como el barro. ¿No iré, como él, a acostarme para no levantarme nunca más? Mi amigo Enkidu, al que yo amaba entrañablemente, se ha ido al destino del hombre. He llorado por días y noches, no permití que se le enterrase –para ver si mi amigo se levantaba ante mis lamentos—durante siete días y siete noches hasta que los gusanos cayeron de su nariz. Desde que partió yo he buscado en vano la Vida, no ceso de errar como un bandido a través de la estepa. Ahora, tabernera, que he visto tu rostro, ojalá pueda evitar la muerte que constantemente temo.

La tabernera le respondió: Gilgamesh, ¿por qué vagas de un lado para otro? La Vida que persigues no la encontrarás jamás. Cuando los dioses crearon la humanidad, le asignaron la muerte, pero ellos guardaron entre sus manos la Vida. En cuanto a ti, Gilgamesh, llena tu vientre, vive alegre día y noche, que tus vestidos sean inmaculados, lávate la cabeza, báñate, atiende al niño que te tome de la mano, deleita a tu mujer, abrazada contra ti. Ésa es la única perspectiva de la humanidad.

Gilgamesh le respondió: ¿Por qué, tabernera, me hablas así? Puesto que habitas en la orilla del mar, tú conoces el interior de todos los secretos. Muéstrame el camino, ponme en la ruta. Si es posible atravesaré el mar. La tabernera le dijo: Nunca nadie ha atravesado este mar, como quieres hacerlo tú. Y le dijo Gilgamesh: ¿Sabes, tabernera, cuál es el camino para ir hacia Utnapishtim? Y le respondió la tabernera: Nunca, Gilgamesh, ha existido tal proyecto; nadie desde los tiempos más antiguos ha atravesado el mar. La travesía es penosa, muy difícil su recorrido, pues en su curso las Aguas de la Muerte bloquean su paso. ¿Cómo podrías atravesar el mar? Una vez llegado a las Aguas de la Muerte, ¿qué harías? Sin embargo existe Urshanabi, el barquero de Utnapishtim. Ve y que te vea tu cara. Si es posible efectúa la travesía, si no, retrocede. Gilgamesh, habiendo oído estas palabras, blandió el hacha en su mano, desenvainó el puñal de su cintura y, furtivamente, descendió para encontrarlos. Como una flecha cayó en medio de ellos, el ruido que hizo retumbó en el seno del bosque. Urshanabi, cuando vio brillar el puñal y oyó el ruido del hacha, tembló ante él. Gilgamesh arremetió y le golpeó la cabeza, le agarró de su mano y le puso el pie sobre el pecho. Urshanabi lo miró a los ojos y le dijo: ¿Quién eres tú? Dime tu nombre. Yo soy Urshanabi, el hombre de Utnapishtim, el Lejano. Gilgamesh le contestó: Yo me llamo Gilgamesh, he venido de Uruk, he atravesado las montañas por el larguísimo camino hacia la salida del sol. Ahora que he visto tu rostro, hazme encontrar a Utnapishtim, el Lejano.”

San Juan, Julio aún de 2020.
José Luis Simón Cámara.

Tucityrun 2020 (26-julio-2020)

Despues de 4 meses sin volver a sentir el calor y el gusanillo de la competición, volvíamos de una manera “informal”, a darle a las zapas. Una iniciativa impulsada por el Club Atlético Montemar, no podia faltar a la cita A To Trapo.

Se trataba de la 1°edición de Tucityrun. Una carrera diferente a la vez que peculiar, donde cada corredor corría en cualquier lugar y como quisiera en las modalidades de 5 y 10k. Dado que este maldito virus (al que venceremos todos juntos) nos permitiera manteniendo las medidas de seguridad y sanitarias permitidas y recomendadas.

Se movió por redes sociales que todo aquel que quisiera se uniera al circuito realizado por el Club Montemar en la Playa de San juan.

Jesus Jurado y un servidor quedamos sobre las 7:30 y nos unimos a la causa, donde Arancha (bellea) y Anahappy (Ana Martinez) ya habían hecho sus respectivas carreras y nos allanaron el terreno.

Despues de una intensa y concentrada conversación entre Jesús y yo de como planteríamos la carrera, lo único era que antes de las 2 teníamos que estar en casa. Los primeros 9 km los hicimos a “4 quinse” y el último a “8 quinse” para llegar a meta a la hora más o menos a la hora acordada.

Al llegar a meta nos esperaba un pequeño avituallamiento el la sede de Montemar. Cabe resaltar el cortador profesional de jamón para la ocasión.

Gracias al Club Montemar por la acogida y como no al presi, siempre un placer correr a su lado. Mucha fuerza y ánimo a Juan Enrique y Víctor y una muy buena recuperación.

Saludos……..TIKI

Posdata: Lo de los tiempos no es del todo real…jaja.

Desde el más allá. 7.

VII

Siempre que los dioses se reúnen en Asamblea van a decidir algo sobre el destino de los hombres. Eso lo sabe Enkidu. Eso ha cambiado bien poco en la historia de la humanidad. Dioses o poderosos son para el hombre lo mismo. Y aquellos de los humanos atentos a sus reuniones, asambleas y decisiones saben que su suerte se juega en esos lugares. Muchos hacen oídos sordos porque saben por la experiencia de sus antepasados que esas decisiones tomadas en las alturas nunca suelen ser beneficiosas para la gente de la llanura. Por eso Enkidu, mosqueado, se pregunta por qué los dioses se reúnen en Consejo.

 TABLILLA VII

“El día amaneció y el divino Enkidu dijo al divino Gilgamesh: Hermano mío, ¡qué sueño he tenido esta noche! Anu, Enlil, Ea y el Sol del cielo celebraban consejo y Anu decía a Enlil: Al igual que han matado al Toro Celeste, han matado también a Khumbaba, que guardaba la Montaña cubierta de Cedros. Y Anu declaraba. Uno de los dos debe morir. Pero Enlil le respondió: El divino Enkidu debe morir, Gilgamesh que no muera. Entonces el Sol del cielo replicó al valiente Enlil: ¿No fue acaso por orden mía que ellos mataron al Toro Celeste y a Khumbaba? ¿Y quieres que el divino Enkidu, inocente, muera? Pero Enlil se enfadó con el Sol del cielo: Hablas así porque, como si fueses uno de sus amigos, cada día tú ibas con ellos. El divino Enkidu estaba acostado, enfermo, ante el divino Gilgamesh y sus lágrimas corrían copiosamente. Hermano mío, le dijo, eres mi hermano querido, ¿por qué ellos me llevan lejos de mi hermano? A buen seguro voy a caer en poder de la muerte, sin que pueda ver con mis ojos ya más a mi querido hermano. Después de maldecir al cazador, que no me dejó ser semejante a mis antiguos amigos (los animales), su corazón lo llevó también a maldecir a Shámkhat, la hieródula; ven, Shámkhat, te voy a decir tu destino. Quiero maldecirte con una gran maldición: Que jamás construyas un hogar dichoso, que nunca ames a los jóvenes llenos de vida, que la hez de la cerveza manche tu hermoso seno, que los jueces te arruinen, que el cruce de los caminos sea tu morada, que las espinas despellejen tus pies, que el borracho y el ebrio te den bofetadas, que no haya albañil que repare el techo de tu casa, que en tu casa no haya nunca un banquete, que la enfermedad (¿sífilis?) que alberga tu regazo desnudo sea tu presente, porque a mí, el puro, me habías seducido en mi estepa. Cuando Shamash oyó las palabras de su boca, de lo alto del cielo una voz lo interpeló: Enkidu ¿por qué maldices a Sh´mkhat, mi hieródula? Es ella quien te hacía comer manjares propios de la divinidad, es ella quien te hacía beber bebidas dignas de la realeza, es ella quien te vistió con vestidos magníficos, es ella quien te procuró por compañero al perfecto Gilgamesh. ¿No es ahora para ti Gilgamesh un amigo, un verdadero hermano? Él te hará reposar sobre un gran lecho, los príncipes del país vendrán a besarte tus pies, hará llorar y lamentar por ti a la gente de Uruk y hará que el pueblo, antes gozoso, guarde duelo. Y él mismo, vestido con la piel de un león, errará por la estepa. Cuando Enkidu oyó las palabras del valiente Shamash, reflexionó y se apaciguó la ira de su corazón y se calmó su cólera. Enkidu se volvió a Sh´mkhat y le dijo: Ven, Shámkhat, te voy a fijar otro destino. Que mi boca que te ha maldecido, ahora, al revés, te bendiga, que los nobles y los príncipes se conviertan en tus amantes.

Como Enkidu está echado, con su cuerpo debilitado, puede confiar a su amigo todo lo que le preocupaba: escucha, amigo mío, el sueño que he visto esta noche: los cielos rugían, la tierra resonaba. Había alguien allí de cara tenebrosa, sus manos eran zarpas de león, sus uñas garras de águila, cogiéndome por la punta de mis cabellos, me violentaba. Yo intentaba golpearle, pero él revoloteaba como se salta a la cuerda (la comba); luego me golpeó como un búfalo pesado, me pisoteaba. ¡Sálvame, amigo mío, grité, pero tú no me salvabas, tenías tanto miedo que ni te movías para ayudarme. Me tocó y me transformó en pichón, mis brazos, como los de un pájaro, se cubrieron de plumas; me arrastró a la casa de las Tinieblas, a la casa donde se entra pero no se sale, a la casa cuyos habitantes están desprovistos de luz, donde el polvo es su vianda y el barro su pan. Mi amigo, se decía Gilgamesh, ha visto un sueño desfavorable; desde el día en que lo vio, ha perdido sus fuerzas. Entretanto Enkidu permanecía postrado; un primer día, un segundo día sin que pudiera abandonar su lecho. La enfermedad de Enkidu empeoraba. Un décimo día, la enfermedad se agravaba aún más; al undécimo y duodécimo la enfermedad lo acababa. Enkidu entonces se incorporó con esfuerzo de su lecho y gritando dijo: Me salvó Gilgamesh en la lucha, ¿por qué mi amigo me abandona ahora? Tú y yo que triunfamos juntos ¿por qué ahora me abandonas? La enfermedad se agravó y sus carnes se debilitaron. Enkidu, entonces, expiró en su lecho. Gilgamesh se puso a gritar, rasgó sus vestidos; a causa de sus gritos despertó a sus camaradas.”

TABLILLA VIII

“Por la mañana, a las primeras luces del alba, Gilgamesh dijo: Enkidu, amigo mío, que te lloren los caminos hasta el Bosque de los Cedros, que no callen ni de día ni de noche, que lloren los bosques, que te llore el puro Eúfrates. Escuchadme, jóvenes y ancianos de Uruk, soy yo quien llora por Enkidu, mi amigo, estallo en amargas lágrimas, como una plañidera.. Un maligno demonio ha surgido para arrancarte de mí. ¿Qué sueño se ha apoderado de ti para que hayas perdido el conocimiento y no me oigas? Pero él no levantó la cabeza, cuando tocó su corazón, éste ya no latía. Entonces, Gilgamesh, cubrió el rostro de su amigo como el de una joven esposa y, como un águila, comenzó a dar vueltas alrededor de él, o como una leona cuyos cachorros están atrapados en un foso; iba y venía sin cesar, de un lado a otro; se arrancaba mechones de su cabello y los esparcía, desgarraba sus hermosos vestidos y los arrojaba como una abominación.”

— Dime, amigo, ¿qué ha cambiado en Gilgamesh que, antes de conocer a Enkidu, avasallaba a los jóvenes de su pueblo, manteniéndolos siempre en pie de guerra y humillaba a las mujeres, ejerciendo sobre ellas el derecho de pernada?

— El cambio operado en él es sorprendente. El descubrimiento de la amistad en un igual lo ha humanizado. De sus crueles costumbres para con los habitantes de Uruk ha pasado a sentir la muerte de un amigo. Tras largos viajes y aventuras con su amigo, Enkidu es castigado por los dioses y muere. La primera reacción de Gilgamesh es de desesperación por la pérdida del amigo. Pero enseguida le asalta el miedo a la muerte. Si Enkidu, su igual, su compañero, ha muerto, también él puede morir. Es entonces cuando, ya solo, inicia un viaje que nadie ha hecho nunca por valles y montañas, lleno de obstáculos, en busca de Utnapistin, personaje inmortal porque sobrevivió al Diluvio.

San Juan, julio de 2020.
José Luis Simón Cámara.

Historia de un Corredor Popular de A To Trapo.

Todo empezó con motivo de la Constitución española de 1978. En el mes de diciembre de ese gran año, se celebró la Primera Carrera Popular en Alicante. En esa época yo alternaba la práctica del tenis con las carreras, entrenando con los que entonces eran mis compañeros de trabajo.

Unos años después, en 1985 y con motivo de mi traslado a vivir en San Juan Pueblo, en la Urbanización “”El Troset”, conocí a un tal Jesús Jurado que tenía como vecino. Empezamos a salir a correr juntos. Diría que esas primeras salidas pueden considerarse los inicios de A To Trapo.

Uno de las primeras carreras en las que empezamos a correr juntos y en las que participamos durante unos cuantos años fueron los conocidos como “Cross del Pryca”. El 1er. Cross Popular Pryca San Juan se celebró el 27 octubre 1985. Todavía hoy Jesús sigue comprando en el Pryca.

En esas fechas era muy extraño ver correr a la gente por la calle, y de vez en cuando, nos cruzábamos con dos corredores vecinos. Se trataba de dos corredores del Club Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, Rafael Olivares y Vicente Soriano. Sorprendentemente, por entonces, a Jesús le costó bastante llegar a contactar con ellos. Pero, finalmente, al cabo de cierto tiempo el embrión de A To Trapo pasó a ser de cuatro miembros. Con esta unión, nace el Club de corredores de fondo de la Comarca del Alacantí. En el siguiente enlace Josele nos cuenta “Quienes Somos”.

Hacia el año 2000, el Club A to Trapo se constituyó con Jesús como Presidente y yo como Secretario-Tesorero. Llegó a tener unos estatutos que nunca se publicaron y una base de datos en el que registrábamos toda la información de los corredores, para así facilitar las inscripciones y la celebración de sus cumpleaños.

En estos enlaces, nuestro cronista oficial, resume la filosofía del grupo y de nuestros entrenamientos.

Tras estos inicios, y durante cuarenta años (1978-2018), he participado en Carreras Populares, Medias Maratones y Maratones, y en paralelo, no sé en qué momento, empecé las carreras de montaña. En cada carrera siempre me he marcado un objetivo, bien sea de marca, de terminar la carrera o de ganar a Jesús. Siempre sin mirar atrás.

A continuación, trataré de resumir los acontecimientos que han marcado mi carrera como corredor de fondo:

  • II Media Maratón Alicante 1982 (16 Marzo 1982) Mi primera media maratón, 21 Km.700 M, 499 corredores, salida y llegada del Club Atlético Montemar con dirección a la Cantera, Playa de San Juan hacia San Juan Pueblo, Monasterio de Santa Faz, Complejo Vistahermosa y meta en Padre Esplá.
  • Circuito 20Km Adidas Valencia: 1988 – 1992 Circuito a nivel nacional con distintas sedes, una de ellas en Valencia.
  • XI Maratón Internacional de Benidorm: 1993, mi primer maratón, con una marca de 3h:37’57”, este es el que al llegar al estadio vi a Jesús y esperé hasta los últimos metros para adelantarle, su marca 3h:38’12”. Seguro que coincidí con Rafa Olivares, único corredor que ha participado en las XXV ediciones.
    https://www.atotrapo.com/2007/11/25/xxv-maraton-y-medio-maraton-de-benidorm-25-noviembre-2007/
  • Media Maratón de Santa Pola: 1995 – 2016, primera carrera del año, cita obligada a la que no podía faltar.
    En 1996, en Santa Pola mi hijo David Gil celebró su primera Media Maratón.
  • 15ª Maratón Popular de Valencia: 1995, primera y única carrera “compensada”, con salidas por grupos, mi mejor marca 3H.31’09”.
  • Maratón Popular de Madrid: 1996, duro recorrido por las calles de Madrid, mi marca 3:36’12”. En esta carrera, salí del hotel cojeando sin intención de correr, pero al llegar al punto de encuentro, y sentirme mejor, decidí participar, terminé la maratón.
  • Volta a la Foia de Castalla: 1996-20xx, carrera de 27 km, último domingo de octubre, durante muchos años para los corredores de A To Trapo, sirvió de excusa para una comida en familia, gazpachos en el Polideportivo.
    En 2013 coincidió con el nacimiento de mi primer nieto, Joel Gil. Las últimas carreras participé como senderista.

  • Maratón de Florencia: 1996, visita turística a Florencia en familia con Jesús, Juanma y Ñasco.
    Juanma a partir de esta fecha se inicia como corredor y se integra en el grupo A To Trapo. Ñasco se perdió en el primer Km.
  • 100 Kilómetros en 24 horas: 1998, organizada por ”Corricolari” en su primera edición, no era competitiva, se trataba de llegar a la meta antes de 24 horas.
  • Maratón Alpino Alpujarreño Mulhacén: 1998, mi primera gran etapa de montaña, salí de Trevélez a 1650 m. de altitud hasta coronar el pico Mulhacen a 3482 m y completar los 42 km. del maratón. Tiempo empleado 7h:02’06”.
  • Marató de Muntanya les Valls de la Marina Alta: 1999 – 2003, las 5 primeras ediciones, organizadas por el “Centre Espeológic de Gata”, el recorrido variaba cada año, en la quinta edición llegué el cuarto en la categoría de “Majors”. Especial Finalista dels 5 Maratons.
  • Media Maratón de Friburgo: 2009, fue un viaje extraordinario organizado por Martina y familia, la carrera era una buena excusa para hacer turismo.
  • Media Maratón Villa de Puente Genil: 2010 – 2015. Con motivo de la Media Maratón tuvimos la ocasión de visitar la Villa Romana de Puente Genil y conocer las hazañas de Jesús en su Juventud de la mano de sus compañeros de correrías, Diego y Francis. Para una descripción detallada del viaje tenemos el siguiente enlace:
    https://www.atotrapo.com/2010/02/02/xx-media-maraton-villa-de-puente-genil-cordoba-31-enero-2010/
  • Media Maratón de Edimburgo: 2018, mi última media maratón hasta la fecha.

Después de recuperarme de la fractura de tobillo que me produje en Gata en una carrera como senderista, me propuse salir tranquilo y tratar de ir en grupo, solo tardé 500 metros en perderme del grupo y hacer toda la carrera en solitario, acabé con una hernia inguinal.

Paris 2011, acordé con Martina que ella haría su primera maratón y yo la última, Martina la terminó, yo no pude participar, mi dorsal lo lució Saula. Tengo pendiente mi última maratón, todavía hay tiempo.

El correr para mí ha sido como un Master que ha durado cuarenta años, me ha producido bienestar personal, fortalecimiento del carácter, planteamiento de objetivos, superación personal, y como no, “amigos” todos los domingos en el punto de encuentro.

Os recomiendo este video: “Hablando de correr. La Psicología del corredor”
https://www.youtube.com/watch?v=kFAUGBqUavU

Mutxamel a 3 de agosto de 2020
Pepe Gil

P.D. Resumen de las carreras, todas fueron importantes:

Maratones: Valencia, Madrid, Benidorm, Florencia, Toral de los Vados.

Medias Maratones: Alicante, Benidorm, Santa Pola, San Juan, Aspe, Pinoso, Torrevieja, Orihuela, Valencia, Albacete, Elche, Murcia, Cieza, Almansa, Petrer, Monforte del Cid, Lorca, Elda, Friburgo , Edimburgo, Villa de Puente Genil, ….

Carreras Populares: Volta a la Foia de Castalla, 100 Km. En 24 Horas Corricolari, 20 Km. Adidas Valencia, Subida al Santuario Sta. Maria Magdalena, Cross de Albatera – Subida al Cabezo Negro, Cross del Amanecer, San Silvestre Crevillentina, Pujada a la Font Roja, Subida Refugio Ibi, la Font de la Figuera, Carrera Hondon-Aspe, Circuito Carreras Populares de la Marina Alta, ….

Carreras de Montaña: Marató Marina Alta, Maratón Alpino Alpujarreño-Mulhacen, Alfondeguilla, Copa Carreras de montaña C.V., Marcha Aragón Sur, Al-Mudayna, Pujada Montcabrer, Sierra del Coto, Sierra del Frare, Serra d’Oltá, Costa Blanca Trail, El Cami dels Bandolers, Carrera per Muntanya Tavernes de la Valldigna, Carrera de motaña de Castalla, Trail Aigues, …..