Estreno en una ultra para un servidor y para los otros dos compañeros del escuadrón tractor: Tomás Méndez y Juan Punzano. Como vamos a contar cada uno nuestra experiencia en esta crónica, me limito a explicar lo que sentí.
En primer lugar, mucho respeto a los 64km. Nunca había recorrido una distancia tan larga con 3.200m de desnivel positivo. El ambiente espectacular y los compañeros son el mejor soporte para superar los nervios iniciales en la salida desde Forna a las 6:15. Empezamos a acumular kilómetros, ligeras subidas y bajadas hasta Villalonga. Desayuno ligero pensando en que llevaba muchas reservas en la mochila y después de una Vía Verde a buen ritmo, empiezo a pagarlo al principio de la subida a La Safor. Por suerte, el avituallamiento estaba a mitad de subida y, tras alimentarme bien, recupero fuerzas y hago el resto de subida sin problemas. Bajada con precaución por una zona muy pedregosa y destrozada por las llamas hace algunos años y después me dejo llevar para soltar piernas por el camino hasta Benisili. Otra vez a comer bien y segunda subida importante al Castillo de Benisili, más corta que la anterior, pero más dura. Sobretodo, por el ritmo que marca el amigo Tomás que está como un toro y hace un carrerón. Sufriendo, pero siempre siguiendo el consejo que un día me dió el maestro Gosa “aunque sean pasos muy cortos y despacio, sin parar hasta arriba”. Luego el cresteo es bastante cómodo porque combinamos nubes y sol. Aunque al final no llovió, hizo algo de calor, pero no demasiado. Bajada desde la Foradà hasta Benisivà. Tampoco me dan mucho tiempo los compañeros porque aquí unificamos el escuadrón tractor con nuestros mentores Gosa y Jota.
A partir de aquí, empieza otra carrera para mí. Tras 8 horas y media, 43 km y más de 2000m hechos, parece que es cuando encuentro mis mejores sensaciones. Sólo un pequeño susto en la bajada a la Adsubia. Yo debo regular muy bien mis niveles de azúcar y me confié. Algo mareado, tras comer un par de gominolas, recupero rápido y, una vez en el pueblo, último avituallamiento. Los últimos 9 km los disfruto al máximo, subo con soltura, bajo conteniéndome para esperar al grupo, aún así, voy sólo por delante hasta llegar al castillo de Forna. Aprovecho para llamar a la familia, emoción a flor de piel pensando en quienes te apoyan siempre con estas locuras. Allí arriba, a 1km de meta, espero a los cuatro compañeros para reagruparnos y entrar juntos en meta. Pletórico, ya somos “Ultras”. Otra que no nos cuentan. ¡Gracias a todos!