Después de mi paso por UTMB y Ehunmilak, ya casi había descartado volver a participar en una carrera de 100 millas. La dedicación que supone preparar este tipo de pruebas hace que resulte muy complicado conciliar la vida familiar y laboral con las horas de entrenamiento que tienes que emplear si quieres llegar con garantías para acabar una carrera de esta índole. Pero otra vez volví a picar el anzuelo, auspiciado por los ánimos de unos para que me inscribiera y el buen grupo de amigos trotadores que integraban la expedición, que hizo decidirme a volver a probar de nuevo en esta distancia.
La prueba elegida era la Torn dera Val d’Aran (VDA) con 162 km y 10.500 m de desnivel positivo y que da la vuelta a todo Valle de Arán, siendo ésta una de las 4 carreras que forman parte de la primera edición del Ultra Trail de Val d‘Aran, evento que esta “bendecido” con el sello de UTMB. En la carrera de 100 millas es donde estábamos inscritos Elías, Carlos, Josemi, Cristian, Pablo Molina y un servidor. Si finalizabas la carrera dentro de las 48 horas que daba la organización, te ganabas el pase directo a poder estar al año siguiente en la línea de salida del UTMB, sin necesidad de sorteo, cosa que era un aliciente para muchos corredores.
La localidad de Vielha es el punto de partida y meta de esta VDA. La prueba arranca a las 18h, así que tras comer pronto e intentar descansar un rato nos dirigimos hacia la línea de salida. Allí nos encontramos con buenos amigos que también van a participar, Marcos Baeza, Curro Arabi y la grata sorpresa de saludar a Hortensia que estaba por la zona. Entre abrazos, ánimos y la emoción del momento unos 1.000 corredores salimos en tropel atravesando las calles de esta bonita localidad.
El calor aprieta todavía a estas horas y hay que tomárselo con mucha calma ya que en los primeros 50 km tenemos más de 4000m de desnivel positivo. Empezamos a subir por una pista tendida que se va estrechando hasta que se forman los primeros tapones y hace que tengamos que esperar varios minutos para progresar. Tras pasar el primer avituallamiento en el km 11 nos dirigimos por una empinada ladera hacia la cima del Pic de Montpius (2276m). La vista al llegar arriba es un espectáculo, ya que está atardeciendo y podemos contemplar todo el macizo montañoso de La Maladeta con el pico Aneto y su glaciar. Coincido en este tramo con Curro y dos de sus amigos de Gata. Durante un buen rato conversamos sobre el bonito proyecto “Kms Solidaris” que está llevando a cabo para recaudar fondos para la investigación de la enfermedad rara denominada Pompe.
La noche empieza a caer y comenzamos un vertiginoso descenso que pone a prueba nuestros cuádriceps y que nos lleva al avituallamiento de Artiga de Lin (km31), donde recuperamos fuerzas a base de bocadillos y fruta fresca. Nos espera una dura subida de 5km con 1000 m positivos hasta llegar al Tuc de Cabirols (2468m). El cielo es estrellado y la agradable temperatura hacen más amena la subida. La noche pasa rápido y llego casi amaneciendo al avituallamiento de Bossòst en donde aprovecho para tomar algo caliente. Me encuentro bien y con fuerzas después de haber terminado el tan temido primer tercio de la carrera, así que salgo decidido hacia la pequeña localidad de Canejan. Con las primeras luces del día se puede disfrutar en la subida de un precioso bosque repleto de abetos y hayas en torno al curso del rio Garona.
Llego al avituallamiento con ligeras molestias en el estómago que hace que tenga que visitar con urgencia el baño. No le doy importancia ya que tengo ganas de comer y beber y eso es buena señal. Continuo hacia el recóndito y precioso pueblo de Sant Joan de Toran, km 70 de carrera y situado a más de 1000 m de altitud, que ofrece unas magníficas vistas del valle de Toran. Nada más llegar al avituallamiento me llevo la grata sorpresa al ver aparecer a Pablo Molina, que viene como un tiro detrás de mí. Nos espera más de un km vertical de subida y empieza a apretar el calor de nuevo, así que me cambio de ropa y me enfundo la camiseta de tirantes de A to trapo y como si me hubiese puesto la capa de Superman subo volando hacia Port de Urets, a 2500 m de altitud y una de las cotas más altas del recorrido. En la subida Pablo se queda un poco y vuelvo a coincidir con Curro quien me comenta que uno de sus amigos ha abandonado por problemas estomacales, lo cual me llama la atención ya que no es el primer corredor que se retira por este problema.
Nos dirigimos hacia las minas de hierro de Urets, antigua zona minera olvidada por el paso del tiempo. Atravesamos varios túneles, con una gran panorámica sobre el lago Montoliu. El paisaje es de ensueño a la vez que inhóspito y te hace imaginar las extremas condiciones en las que trabajaban los mineros. Sin apenas agua en los bidones llego al avituallamiento de Pas Estret en el km 83. Curro y su amigo me animan a salir rápidamente con ellos, pero llevan un ritmo muy fuerte y decido quedarme a comer y descansar unos minutos más. La subida al collado de Montoliu se me atraganta un poco y posteriormente tomo una larguísima bajada que me conduce al santuario románico de Montgarri. Todo el entorno que envuelve al santuario es muy bonito y hay numerosas familias que aprovechan para refrescarse o darse un baño en el rio Noguera Pallaresa, cuyo cauce baja por delante del santuario. De Montgarri, tras un leve ascenso llegamos al ansiado avituallamiento de Pla de Beret en el km 102 y donde se encuentra ubicada la bolsa de vida. Allí me recibe Eva, la mujer de Pablo, que tan amable como siempre me ayuda con la recarga de bidones. A los pocos minutos llega Pablo y como la unión hace la fuerza decidimos proseguir juntos para hacer frente a los últimos 60 km que ya nos han advertido que son de una gran dureza, sobre todo a su paso por Colomers. Me empieza a preocupar mis problemas de estómago ya que cada avituallamiento supone una visita al wc.
Una vez atravesamos el altiplano, descendemos por una pista hacia el valle y llegamos a la localidad de Salardú. A la salida del pueblo nos llevamos una gran alegría al ver a David, Angel, Enri y Cuchi, que han venido a animarnos y nos dan unas buenísimas noticias, ya que han terminado con éxito la CDH (105 km) y también lo han hecho Jota, Jaime y Jose Pablo, con lo cual el grupo ha hecho pleno. Me quedo con las ganas de ver a Elías, que fue a buscarnos pueblo abajo. El y nuestro amigo Cristian han tenido la mala fortuna de abandonar por problemas físicos. Con los ánimos por las nubes Pablo y yo nos acercamos a las estribaciones del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. En ese momento recibimos con entusiasmo la llamada de Josemi, que va un poco por delante de nosotros, esperándonos al inicio de una subida para formar triplete y afrontar juntos la segunda noche y último tramo de la carrera.
Llegamos hasta el avituallamiento de los Baños de Tredòs, unos antiguos baños termales que ya utilizaban los romanos y que nos abren las puertas al parque nacional. Entramos al bar del balneario para tomar un buen café doble que espabile nuestros cuerpos y nos permita estar despiertos para el tramo técnico del circo de Colomers que, con sus más de 50 lagos, es el circo de lagos glaciares más grande de los Pirineos. Es una pena que pasemos por esta zona de noche y no podamos disfrutar del paisaje. A mitad de subida nos encontramos a varios corredores que se dan vuelta acompañados de un voluntario que nos advierte de la dureza de este tramo. Josemi, aquejado de fuertes molestias toma la dura decisión de no continuar. Consternados por esta situación, Pablo y yo avanzamos lentamente por el temido paredón y tras más de una hora de subida llegamos al Estanh Obago. Comenzamos un largo descenso, pero el sueño y cansancio nos invade, así que decidimos pegar una cabezada de 15 minutos bajo el refugio de una gran roca. Tras el breve descanso descendemos para llegar al avituallamiento de Colomers. Tengo los ojos muy irritados por el sudor y la falta de sueño, así que tras consultarlo con el médico me ponen un colirio que consigue aliviarlos. Salimos casi amaneciendo y después de una corta pero dura subida descendemos por un precioso bosque hasta la localidad de Arties en el que está el tercer avituallamiento con asistencia permitida. Allí nos espera Eva, quien de nuevo nos ayuda para afrontar los últimos 15 km a meta.
Son aproximadamente las 9:00h e iniciamos de nuevo la marcha. Tenemos por delante una exigente subida de 700 m de desnivel positivo. Nada más coger la senda ascendente una sensación de calor invade mi cuerpo y durante toda la subida voy parando, buscando algún punto de agua en donde poder refrescarme. Además, apenas puedo beber y comer ya que tengo el estómago cerrado. Pablo no para de darme ánimos y ayudarme, pero llego al último avituallamiento casi decidido a retirarme cuando apenas quedan 8 km para llegar a meta. Mi sensación es que me estoy deshidratando y acudo a la médica del puesto para que me valore. Tras inspeccionarme me indica para mi sorpresa que no tengo signos de deshidratación y me recomienda que descanse, reponga líquidos y coma algo, animándome a continuar si me recupero. Tras media hora de reposo y haciendo esfuerzos por ingerir líquidos y algo de fruta, tiro de coraje y decido salir. Solo queda el ultimo repecho y una larga bajada hasta Vielha.
Junto a Pablo, comenzamos a subir con decisión por una senda que va en zigzag hasta por fin llegar a lo alto de una loma, pero mis problemas físicos continúan y la bajada a Vielha se convierte en un infierno, teniendo que parar en varias ocasiones para reponerme del calor y de los continuos espasmos en el estómago. Por fin se divisa Vielha, y en la parte de final de la bajada me llevo la sorpresa y alegría de ver a Josemi, que ha subido para traerme agua fresca. Más abajo están esperando Elías y Cristian. Me emociono al ver a todos, fundiéndome con ellos en un abrazo. Exaltados de alegría, Pablo y yo cruzamos la línea de meta tras más de 45 horas.
La nota negativa de la carrera ha sido la intoxicación masiva de corredores, al beber agua de contenedores contaminados por alguna bacteria, con más de 500 afectados tanto en la prueba de la CDH como de la VDA, siendo esta situación motivo de abandono de muchos corredores y otros, que como en mi caso las pasamos canutas para llegar a meta. Después de la carrera continuaron las penalidades durante varios días, con fiebre, diarreas continuas, deshidratación y con algunos corredores ingresados en el Hospital de Vielha. Un ”0” a la organización que ha hecho oídos sordos sobre este tema, sin asumir responsabilidades, tirando balones fuera y argumentado que el agua de la zona es de mineralización dura no apta para todos los sistemas digestivos. Es por este motivo que me llevo una sensación totalmente agridulce de mi paso por esta prueba que prometía ser un referente para los amantes de las carreras de montaña.
Nombre | Categoría | Tiempo | Posición General |
Pablo Molina | Vet-M | 45:08:59 | 356 |
Sergio | Vet-M | 45:24:01 | 369 |
Carlos Ramos | Vet-M | 46:53:34 | 431 |