El gobierno catalán aprobó ayer el decreto ley que establece que el catalán es la única lengua vehicular a pesar de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ordena que el castellano también lo sea. Un paso más para impedir la aplicación de la decisión de dicho tribunal del mínimo del 25% del horario escolar en lengua castellana.
Resulta curioso observar que algunos dirigentes de los distintos partidos cuyo gobierno ha impuesto la inmersión lingüística han estudiado en escuelas privadas, libres de la inmersión e inaccesibles para el pueblo llano:
Artur Mas, uno de los prohombres del independentismo en los últimos tiempos, tiene la suerte de dominar otras lenguas aparte del castellano y el catalán. Habla el francés y el inglés gracias a su educación en el Liceo francés. Para sus hijos eligió la escuela Aula, de precios excluyentes y que no utiliza el catalán como lengua vehicular, sino que usa cuatro lenguas, catalán, castellano, inglés y francés, como vehiculares para cursar diferentes materias.
Oriol Junqueras, defensor como el que más de la escuela catalana hasta el punto de dar con sus huesos en la cárcel por violar la ley, no como otros que huyeron como conejos, también ha elegido educar a sus hijos en la privada. Él cursó sus estudios en el Liceo italiano, donde no hay inmersión lingüística y justifica que sus hijos acudan al mismo centro que él por “tradición familiar”.
Montilla, de origen andaluz, y padre del modelo educativo catalán, llevó a sus hijos al colegio alemán de Barcelona, donde sólo se imparte una hora de catalán a la semana. “Dan poco catalán, esta es la verdad. Una hora a la semana es poquísimo. Pero bueno, ya lo supliré yo más adelante. Prefiero que sepan alemán. Sólo por saber alemán ya encontrarán trabajo. Es como tener una carrera” Esto confesaba la esposa de José Montilla.
Incluso la radical Pilar Rahola, una de las separatistas más activas, llevó a su hija a un internado de élite, Aiglon College, de los Alpes suizos.
Estas son algunas muestras de la incoherencia entre teoría y práctica.
Os dejáis embaucar por un hatajo de hipócritas que nunca han practicado ni practican lo que predican y os imponen. Teóricos y sedicentes defensores de los derechos del pueblo os abocan al provincianismo excluyente y empobrecedor mientras preparan a sus hijos en colegios de élite para que sigan imponiéndose sobre los vuestros.
¿Dónde está el “seny catalán?
¿Quién, en su sano juicio, es capaz de menospreciar, hasta el punto de eliminarla de la enseñanza, la lengua española que permite comunicarse con medio mundo?
¿Quién que no esté enajenado con el veneno nacionalista puede anteponer la digna lengua catalana circunscrita a un pequeño espacio geográfico a la igualmente digna lengua española mucho más extendida por el mundo?
Se diría que aquellos que tienen el privilegio de ser bilingües, de poder comunicarse en pie de igualdad en dos lenguas, prefieren que se les ampute una de ellas, todo con el único y exclusivo fin de marcar la diferencia, de establecer un punto más de distanciamiento con todo aquello que los une al resto de españoles.
Pero aún es más incomprensible, ya que los nacionalistas lo llevan de suyo, que otras fuerzas políticas que no lo son, se presten a ese juego.
¿Aún no han aprendido las izquierdas y derechas moderadas que no se puede ceder a los impulsos empobrecedores, excluyentes y xenófobos de los nacionalistas? Para evitar estas lacras tenemos que revisar algunos planteamientos fracasados de la Transición, como las autonomías, esos virreinatos de Taifas que, originaria y teóricamente se crearon para acercar la Administración al pueblo, objetivo frustrado, y se han convertido de hecho en dispendio innecesario del erario público, red clientelar para recompensar a los adictos y beneficiar a los amigos y en factor de discriminación de los derechos de todos los españoles. Es un agravio comparativo que unos ciudadanos, de Murcia por ejemplo, no puedan presentarse a oposiciones en la Comunidad Valenciana porque es imprescindible el requisito lingüístico, y los de ésta puedan hacerlo en Murcia sin ninguna dificultad, afortunadamente. Esta discriminación es inadmisible e inconstitucional porque la Constitución establece que todos los españoles somos iguales ante la ley.
Me permito recordarles a vascos, catalanes y gallegos que hace muchos siglos el castellano surgió como las otras lenguas y acabó imponiéndose al resto como koiné o lengua común de comunicación entre las distintas zonas y lenguas. Y recientemente, hace no muchos años, fervorosos defensores del euskera y el catalán, en un simposio en defensa de sus lenguas respectivas, tuvieron que recurrir al castellano para entenderse, como ocurrió en los orígenes medievales.
San Juan, 31 de mayo de 2022.
José Luis Simón Cámara