Esta crónica se escribe entre lo más alto del Collado de la Forqueta y el Refugio Biadós, km 80 y pico, 20 horas largas de carrera; trataré de ser breve.
Entré en el ecosistema ultra hace 11 años, con una experiencia estelar -y un tanto kafkiana por la edad- en los 101 km de Ronda; aquí podéis ver mi imberbe posición escoltada por Ignacio García Pa Rato y el resto de mentores de A To Trapo (Jesús, Antoñito, Juanma, nunca olvidaré ese bautismo).
Y la vida ha ido pasando, con subes y bajas, sueños y sueño -literal-, piedras pirenaicas, senderos maravillosos, penurias recompensadas y lujos asiáticos, sol y oscuridad, viajes, km, más km, más zancadas, en fin, esta vida planteada con toques de Ultra.
El mencionado ciclo vital lo recuerdan Cuchi y Fede, cuando me regalan la oportunidad de compartir con ellos cómo se despiden de su padre a los pies del Aneto mientras amanece tras superar el Collado de Salenques.
Eso sí que son piedras, cerca de 3 horas de nocturnidad y alevosía en los que avanzamos no más de 5 km remontando peñascos cual cabra montesa -pegadas a nosotros, por cierto-.
La noche nos pone a cada uno en su sitio y el pobre David sufre de un mal de altura que le hace vomitar hasta la última piedrecita del Aneto. Con un arrojo propio de Anibal cruzando los Alpes hace más de 2.000 años, consigue cerrar el primer círculo y volver a Benasque para unirse en firme y sabia retirada con Pablo, cuya suerte tampoco le ha acompañado. Problemas menores, en menos de un mes estarían cruzando la meta de UTMB, ¡enhorabuena!
Y empieza mi soledad acompañada. Saboreo el desayuno de café malísimo y tostada fría de pan de casa con cecina fresquita, ¡home away from home!
A partir de aquí, cruzado Benasque, sólo pienso en el ejército de 4 que hemos montado para superar este reto: Alba, embarazada de casi 8 meses y con ánimo de saltar sobre el paso de Mahoma, Eva, la risas de la familia, y Helena, apéndice vital. Gracias, equipo!
El año ha sido complicado, la logística laboral y social me ha exigido de más y los entrenamientos, sinceramente, se me han hecho un poco bola.
Pero ahora toca subir de Eriste al lugar donde empieza esto, el Collado de la Forqueta. Con un calor del infierno (en serio, el mundo se va al carajo), recuerdo mis pasos entre sombras arbóreas y vacas que parecen hospedadas en el Refugio de Ángel Orus (btw, recomendable emplazamiento).
Sufro mi conocida crisis del sueño hasta que me hago amigo de una de esas vacas y conversamos sobre lo maravillosa que es la vida. Collado de la Forqueta, segundo café horrible que me sabe a Specialty Coffee finísimo y tostada de jamón; madre mía, ¿puede uno ser más feliz?
Y en eso pienso cuando empiezo a escribir mentalmente esta crónica. ¿Qué necesitas, Borja? Necesito agradecer lo conseguido, olvidarme de tiempos, kilómetros, desniveles y situaciones impostadas.
Volver al yo más egosintónico, conseguir la coherencia vital y disfrutar de todas las tostadas, frías o calientes, ante un cielo estrellado o bajo el techo de casa.
Entre los pensamientos, un poquito de relax en el Refugio Biadós y a por la última (dura, durísima) subida de la carrera. Con mucho esfuerzo (esto sí que se me ha hecho bola), toco el Refugio de Estós y dejo a un lado la cabaña del Turmo, en un claro homenaje a los Celtas Cortos y su 20 de abril del 90.
Y corro, sin dolor, sin sueño, sólo con sueños, el de ver cómo fluye el cuerpo en una segunda noche despierto, y el de saber que estás ahí, esperándome para entrar juntos en este recorrido infinito que hemos conseguido. Gracias, Helena, por ser mi bastón vital.
¡Terminé! 27 horas y 22 minutos de puro disfrute con alguna piedra atragantada (para volver a recordar lo que es la vida), una sorprendente posición 61 y dos cervezas a las 4 de la mañana, ¡yija!
Gracias familia (todos, padres, hermanos, sobrinos, cuñad@s, padres políticos, y allegados más que cercanos) por hacer de mi quien soy.
Gracias A To Trapo, por ayudarme a mantener el foco.
Gracias Alba y Eva por seguir el camino.
Gracias, vida, por lo que me estás dando.
Quizá cambie algo de turno (mi cuerpo me pide más de libertad), pero como siempre dice Jesús, nunca dejaré de trotar, ni mucho menos de soñar.
Borja, julio de 2022
Resultados
Corredores: 315 / Finishers: 135
Corredor |
Tiempo |
Posición General |
Posición Categoría |
Borja García |
27:22:33 |
61º |
|
Cuchi Balle |
27:29:24 |
66ª |
8ª |
Fede Balle |
27:29:24 |
67º |
32º |
David Gil |
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Pablo |
Mucho sé de ti .,Algo he aportado , pero esa fuerza mental y de voluntad es difícil de entender , salvo en personas excepcionales . Continua Un beso
Acojonable, maravillosa vida que nos da tanto y tu que sabes estar alerta para deleitarlo enhorabuena Borja
Emocionante y sentida. Los pelos como alfileres. Un abrazo
Grandiosa!!!
(de hecho me estan entrando ganas de hacer la mas corta…)
ESo de cambiar de turno no te lo crees ni tu…Querras decir ampliar opciones….
Nos vemos en la proxima auqnue sea de las que vamos por libre