Digamos que no son muy afortunadas las palabras que la siempre viperina lengua de Alfonso guerra ha dedicado a Yolanda Díaz.
Pero de ahí a condenarlas como machistas me parece disparatado. Eso mismo se puede decir de la cabellera de Puigdemont o del ministro portavoz de la presidencia sin que por eso se incurra en abuso feminista.
A este ritmo ya no vamos a poder abrir la boca para nada. Ni piropos ni bromas ni críticas ni burlas ni…..
A este ritmo acabaremos dando la razón a los integristas islámicos que sembraron la muerte en París porque unos deslenguados periodistas habían divulgado unas caricaturas de Mahoma.
A este ritmo vamos a alinearnos con el Papa Francisco cuando, demasiado comprensivo con los fanáticos islamistas, dijo que, claro, si a él le mentaban a su madre….
A este ritmo nos estaríamos aproximando a los oscuros tiempos de la dictadura cuando los carteles en los bares prohibían el cante y la blasfemia.
A este ritmo volverían a los tribunales quienes profirieran insultos al Rey o a las autoridades.
A este ritmo volverían a las cárceles quienes quemaran efigies de mandatarios o las sagradas banderas de la nación.
A este ritmo habría que estudiar cómo se besa, dónde se besa, cuándo se besa y a quién se besa por si hay un posible delito de agresión sexual.
A este ritmo habrá que calibrar a quién y cómo se abraza, cuál es la presión muscular ejercida, cuál la presión sanguínea, aparte, claro está, de si a esas manifestaciones físicas acompañan o no intenciones o impulsos eróticos o sentimentales ocultos o manifiestos.
Volvemos a la vieja dicotomía entre fondo y forma.
Que si Yolanda va más o menos a la peluquería.
Que si Yolanda se viste de pantalón o falda.
Que si Yolanda lleva zapatos romos o puntiagudos.
Todo esto, creo, no tiene la menor importancia. Ella puede hacer lo que prefiera.
Esto son cuestiones superficiales. Son cuestiones de forma, de apariencia.
Eso puede ser objeto de broma, de burla o de rechifla.
Pero que la Vicepresidenta 1ª del Gobierno vaya a suplicar sus votos a un huido de la justicia, que aparte de denostar, menospreciar e insultar a España, infringe sus leyes.
Eso no son cuestiones de forma.
Que, a cambio de esos votos, se abdique del uso de la lengua común para privilegiar el de las autonomías, que, a cambio de esas migajas, que, a cambio de ese plato de lentejas, se vislumbre la concesión de una amnistía para quienes, según la legislación del momento, cometieron el delito de sedición poniendo en peligro la integridad del país y el sistema democrático, saltándose las leyes básicas del Estado representadas en la Constitución.
Eso no son cuestiones de forma. Eso son cuestiones de fondo, muy de fondo.
Y a esas cuestiones, los que se rasgan las vestiduras por burlas sobre peluquerías o ropajes o besos, no les dan, por el momento, ninguna importancia.
San Juan,22 de septiembre de 2023.
José Luis Simón Cámara.