Tiempos polarizados

Los tiempos de la guerra fría tras la 2ª guerra mundial han vuelto sobre Europa después de algunos años de aparente distensión. La bocanada de aire fresco que supuso la era Gorbachov fue un espejismo que hizo pensar a Occidente en la posibilidad de una aproximación de la antigua URSS a los valores occidentales.
Es cierto que desde la 2ª guerra mundial Europa se ha visto libre de aquellas contiendas que la llenaron de millones de muertos, gracias quizá a los esfuerzos por construir los cimientos de la difícil Unión Europea. Aun así, conflictos de menor envergadura, aunque siempre trágicos, la han recorrido en estos últimos años. Pero recientemente se han vuelto a recrudecer las hostilidades. Me refiero a la guerra abierta entre Ucrania y Rusia por un lado y a la también cruelísima entre israelíes y palestinos. Nada ni nadie es capaz por el momento de paralizar ninguno de estos conflictos armados. Ni los organismos internacionales ni los gobiernos que apoyan a los contendientes. Al contrario. Rusia, violando las leyes internacionales, ataca las fronteras de Ucrania, con el silencio cómplice de China si no con su ayuda, mientras los países occidentales con EEUU a la cabeza, apoyan la soberanía de Ucrania con sus declaraciones y ayuda militar. Israel responde al espantoso ataque de Hamás y se declara una guerra. Unos apoyan con sus declaraciones y armas a un gobierno democrático que se excede en sus ofensivas terroríficas y otros defienden a un pueblo machacado y representado por una organización integrista que se defiende con el terror. España, ahora, reproduce esa misma polarización internacional. Los partidos políticos en el gobierno y en la oposición se esfuerzan por aumentar las diferencias y diluir las coincidencias. No importa el tema. Quizá se salve del enfrentamiento, únicamente, la guerra de Ucrania, donde las críticas de algunos socios del gobierno se ven compensadas por el apoyo al mismo de la oposición. Pero en temas tan graves como la amnistía, la oposición ha mantenido sus posiciones desde el principio y el gobierno y sus socios las han cambiado por un plato de lentejas, los votos para la investidura. En el tema palestino-israelí hace ya años que el Congreso de los Diputados se pronunció en bloque por la creación del estado palestino, y ¿por qué ahora precisamente, cuando están matándose con crueldad inusitada, se erige Sánchez en paladín del estado palestino sin buscar el consenso con las otras fuerzas políticas que lo apoyaron en su momento? En el conflicto con Argentina, iniciado por el bocazas de Óscar Puente, ¿por qué no lo obligó el presidente a pedir disculpas o lo desautorizó directamente? ¿Acaso estaba esperando la inadmisible respuesta del payaso argentino para abrir un conflicto diplomático con el burdo pretexto de que el “pibe” había insultado a las instituciones del Estado cuando dijo que su mujer era corrupta? Ni tanto ni tan calvo. La mujer del presidente, como cualquier otra, merece un respeto, pero no es una institución del Estado, motivo por el cual se están poniendo en peligro las relaciones entre naciones hermanas. Por no hablar del poder judicial. La historia de siempre: Conmigo o contra mí. En cualquier asunto se busca la confrontación. Lo importante es cavar zanjas o levantar muros en lugar de tender puentes y allanar obstáculos. Lanzarse acusaciones: Unos se alían con la extrema izquierda, otros con la extrema derecha. Siéntense ustedes, señores diputados, lávense la boca de palabras groseras, pongan sobre la mesa los problemas de los ciudadanos y busquen soluciones. Para eso se les elige, para eso se les paga.No para que se insulten en el escenario como enemigos enardeciendo a sus fieles y vayan luego a tomarse el café como colegas.

San Juan, 28 de mayo de 2024. José Luis Simón Cámara.

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