Eran casi las 10 de la noche, del viernes 5 de Septiembre.
Un grupo de amigos, unos 50 en total, charlábamos animadamente con música suave al fondo, en la amplia terraza del Mesón San Vicente… La temperatura era ideal, el entorno, magnífico.
De pronto alguien chista!… ¡que vienen!. Y se hace el silencio.
Y por el fondo de la terraza aparece Fernado, “Fer el Pelu”, y su íntimo amigo Julio, con sus respectivas, mientras todos nos escondíamos de su ángulo de visión todo lo que podíamos…
Hasta que la evidencia hizo imposible ocultamos más, y sonó un estruendoso aplauso, ante la cara de sorpresa de los dos chavales y la sonrisa cómplice de sus santas.
La cara de Fernandito era un poema, entre la sorpresa y el susto, porque aquello era realmente un fiestorro por todo lo alto.
Llevaba días, casi semanas, mosqueado porque no se le estaba dando la trascendencia que él pensaba que debía de tener el que un personaje de su talla cumpliera medio siglo…..¡perdón!, quiero decir 50 primaveras, je,je,je
Y ya los últimos días estaba hasta pesadito con el tema, y amenazando con irse de casa con lo puesto.
Pero su santa, su Mari, que es mu lista, y mu cuca, trabajaba en silencio, llamando a unos y a otros para que acudiéramos a darle la sorpresa. E intentando que él no notara nada. Y no perder los nervios con los pesadito que estaba el Fer.
Y finalmente, allí estábamos todos, para celebrar sus 50 ¿primaveras?, bueno, dejémoslo en primaveras, como él se merece. Él y su intimo amigo de toda la vida, Julio, que también alcanzó tan provecta edad un día antes que él. ¡Menuda coincidencia!
Y aquello fue un fiestorro, pero un fiestorro de narices, porque Mari no se pone pa cuatro canapés y una litrona a repartir. Ella lo organizó a lo grande… como Fernandito se merece, pese a lo mosqueón y lo pesadito que se llegó a poner…
Y así, entre risas, birras, canapés, más birrias, y más canapés, fue pasando la noche, con un Fernando eufórico, saludando de corrillo en corrillo, y haciéndose fotos con todo el que se lo pedía, como un Brad Pitt cualquiera… ¡porque hasta una pared para el photoshop le habían organizado!
En un momento dado, nuestro Presi, el ínclito Jesús Jurado, quiso decir unas palabras (ya conocéis su pico de oro, y su gracia para moverlo y largar por esa boquita), y sacó un trabajado discurso que había escrito (los años ya no perdonan, y la memoria a veces juega malas pasadas) en una clásica hoja de pergamino y, en el trabajado castellano antiguo que suele gastar Jesús en las ocasiones importantes, leyó unas emotivas palabras, que nos hicieron saltar las lágrimas a todos, incluído el homenajeado, que tuvo que tomar asiento ante su evidente temblor de piernas por la emoción del momento….. Un momento sublime, ¡Inolvidable!
A continuación, y haciendo uso de su proverbial e inagotable verborrea, le hizo también entrega de una foto conmemorativa de la última “Sandía Night”, momento emblemático donde los haya en la historia de A To Trapo, bellamente enmarcado en un portarretratos de trabajada artesanía antigua
La salva de aplausos que siguió al emotivo momento, todavía resuena en mis oídos, y en lo más profundo de mi corazón. Era una noche de emociones fuertes.
Cuando los presentes se recuperaron de la emoción, y pudieron enjugar finalmente sus lágrimas, ambos homenajeados, Fernandito y su amigo Julio, junto con todos los presentes, pudimos contemplar -y esta vez sí que lo digo en serio- un emotivo vídeo que les habían confeccionado, con varias docenas de fotos que se retrotraían a hace un montón de años, cuando ambos, chavales casi, comenzaron su inmarchitable amistad.
Y ahí sí que tengo que reconocer que, un servidor, se emocionó, porque el vídeo estaba muy muy trabajado y mostraba el ímprobo trabajo que han hecho sus seres queridos para recuperar los momentos más significados de su larga y profunda amistad. A mi entender, ése y no otro, fue el mejor regalo que le hicieron a ambos, y no sería porque no les hicieron regalos, que, ¡caramba!, que rumbo y que poderío había allí. Pa que luego digan que hay crisis!!.
A continuación vinieron las fotos de rigor, con Fernando sentado en un silloncejo, cual patriarca gitano, y todos nosotros alrededor, rindiendo pleitesía…
En un momento dado, y cuando hacía largo rato que la hora de Cenicienta había cumplido, el Presi, me pidió que le acompañara a su vehículo oficial, que le esperaba en el parking de autoridades, porque dado su inseguro andar, no se atrevía a ir solo hasta él… Circunstancia que aproveché yo también para retirarme a mis aposentos, porque al día siguiente tenía entreno a primera hora, y uno ya necesita un mínimo de horas de descanso si quiere rendir, aunque sea mínimamente.
Mientras, el jolgorio y la fiesta continuaron hasta que el cuerpo aguantó, lo que, a la vista de los cuerpos allí presentes, debió de ser largo y muy cumplido…
En la foto que os pongo a continuación podéis ver como iban ya los compadres antes de empezar con los güisquis… je,je,je
Por último, el Presi, antes de retirarse definitivamente (que no a su retiro definitivo, ¡Por Dios!), me dio una última instrucción con imperiosa voz: “La crónica la haces tú”. La rotundidad de su tono me impidió siquiera rechistar a tan tajante orden.
Y aquí tenéis el resultado. Espero que os haya gustado.
Porque, si algo tiene bueno el Presi ¡es el piquito!, pero si algo tengo bueno yo, ¡es la pluma!
Dicho queda.
José María Galera
—
Todas las fotos y vídeos del evento
—