Sé que alguno me va a tachar de loco por haber hecho lo que voy a contar a continuación. O quizás, podéis decirme que cómo se me ha ocurrido hacer 42 km por mi cuenta, en lugar de haberme apuntado a Valencia o cualquier otra prueba del calendario. Pero cada uno tiene sus circunstancias y motivaciones para actuar como lo hace. En mi caso, la familia y el trabajo me impiden ya, desde el pasado 3 de noviembre entrenar en condiciones y aún menos, ausentarme todo un fin de semana para competir a más de 100 km de casa. Así que, si quería completar una maratón ahora que me sentía preparado, no me quedaba más opción que hacerla por mi cuenta.
Siempre me ha gustado hacer deporte, desde que con ocho años comencé a jugar a baloncesto como escolta en el ADESAVI de San Vicente. Pero hace ya casi dos años, el 1 de Enero de 2013 me hice el propósito de tomarme esto del running “en serio”. Y nada más empezar, mi amigo Ángel “Pirri”, me habló de un grupo con el que salía a correr y se encontraba muy agusto, puesto que lo único que abundaba era el buen ambiente y los buenos consejos. “Vente un domingo con la gente de A To Trapo y pruebas”. Desde entonces os he ido conociendo a casi todos y sólo he encontrado una respuesta común por vuestra parte: generosidad y alegría.
Otro buen amigo aficionado a las ultras y retos imposibles, Enrico Ahrens, fue quién me animó hace unos meses a realizar el reto de hoy. “No necesitas ir a una prueba oficial para lograr tus retos” me dijo, y no me extraña viniendo de una persona capaz de conseguir cualquier cosa y con un corazón y espíritu sin límites.
Así que me dije a mi mismo que, si iba bien la Volta a La Foia, en dos o tres semanas lo intentaría. Salía a las 7 en punto de mi casa en San Vicente con la ruta programada: 11,5 km hasta el punto de encuentro a buen ritmo (me han salido a 4’50”). Luego con la maravillosa compañía de A To Trapo (hoy me encontré con el presi, Jesús, Manolo, Martina, Juanma y Juan Enrique). Con ellos hicimos el habitual recorrido hasta Salesianos y “los abuelos”. Desde allí, Manolo y Juanma me acompañaron hasta Miriam Blasco. A partir de aquí a sufrir solo por la Cantera, La Rambla, algún avituallamiento y… no podía más. Me senté en una parada de autobús en la Avenida de Alcoy y entonces me sentí como la mejor versión del personaje Forest Gump runner. Creía que no podía subir hasta San Vicente, pero Decidí comenzar a andar hasta la siguiente parada y así consecutivamente hasta que empecé a sentirme mejor y trotar. Total, no tenía ninguna marca que lograr, sólo acabar.
Finalmente, he completado los 42,195 en algo más de 4 horas y cuarto. Gracias a todos los que lo han hecho posible. Ante todo, mi mujer: Sara.
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