Esta carrera la tenía en mi calendario desde el mes de junio. No había oído hablar de ella, pero como tuve la suerte de que en el Maratón Nocturno “Amanece x Chiva” me regalaran la inscripción para la de Olocau, la marqué en mi calendario, lamentando perderme el fin de semana de Botamarges que estaban corriendo varios amigos. Pero como la de Chiva y esta eran pruebas amigas, por aquello de “dime con quién andas y te diré quién eres” y que era en la Sierra Calderona, me animé a ir. Total, sólo tenía que presentarme y correr.
Me puse en contacto con la Organización para reiterarles mi intención de ir. Y recibí un correo electrónico muy motivador por parte del Director de Carrera, Raúl Zurriaga, a quien no conocía de antes. Poco después me enteré de que es un corredor muy querido en Yecla, mi pueblo, pues aquí corrió la UTY (Ultra Trail de Yecla), ganándolo ex aequo junto a Vicente y Blas García (ultrafondista local). Todavía de más actualidad es el Proyecto Camí Solidari por las enfermedades raras, en el que Raúl y Víctor Cerdá están recorriendo 31 cimas de la Comunidad Valenciana, metiéndose en las piernas 1.704 km y unos 45.000 m D+. Todo esto justo en estos días (entre el 18 de septiembre y el 18 de octubre), con el paréntesis la Carrera por Montaña de Olocau, en la que Raúl deja momentáneamente aparcado su carrera para asumir sus responsabilidades como Organizador ese día.
Pues bien, resulta que desde junio a acá, un nuevo ser habita nuestro hogar. Se llama Roma, tiene 4 meses, la adoptamos del albergue canino de Yecla. La perra nos ha salido “montañera” y pensamos que le gustaría mucho, como a nosotros, la Sierra Calderona. Así que decidimos irnos de camping ese fin de semana y hacer la prueba a ver qué tal llevaba el viaje en coche y el dormir fuera de casa. Nos alojamos en Bétera y el sábado hicimos una bonita ruta senderista que salía desde Olocau, que en 13 km pasa por la Font del Frare, va al poblado morisco de L’Olla, sube hasta el Castell del Reial y vuelve a Olocau. Un recorrido muy bonito con vistas impresionantes. Nos encontramos a voluntarios marcando algunos tramos del recorrido de la carrera corta.
Y es que había TRES carreras ese día: la de 30 km y 1.550 m D+ (en la que participaría yo), la de 11 km y 480 m D+ y finalmente un circuito de 1 km por el casco urbano de Olocau, exclusivo para personas con silla de ruedas o carro. Y es que esta era también una carrera solidaria, en la que parte del dinero recaudado en carrera iría para AVAPACE, Asociación Valenciana de Ayuda a la Parálisis Cerebral.
No era lo único positivo de esta carrera. Antes de dar la salida, se veía que el pueblo entero estaba volcado en el evento. Los voluntarios, aparte de eficientes, eran amabilísimos y hasta cariñosos con todos los corredores. Había una alegría en el ambiente, algo distinto a otras carreras, y yo he visto muchas. Pensé que después de meta me quería quedar un rato largo, no como esas otras carreras en las que una vez que acabas te duchas y te largas a casa.
Como digo, mucha gente, niños (había un castillo inflable para ellos), perros y alegría. No hacía falta altavoces con música a todo volumen. El ambiente era alegre y se veían todas las caras sonrientes. Ahí estaba Jaume, micrófono en mano, animando como siempre el ambiente (de aquí a la Haría Extreme, en Lanzarote, el próximo fin de semana).
Accedo al control de dorsales con móviles que leen el código QR en el dorsal y me ubico en la zona de salida. Allí sólo saludo a Luciano, de los CxM, única cara conocida que veo. Intento no colocarme muy delante. Y es que no las tenía todas conmigo. El jueves por la noche hice un entrenamiento de 26 km algo abusivo y tenía el tobillo bastante resentido. Me dolía incluso al andar y tenía serias dudas de que pudiera siquiera acabar la carrera.
Dan la salida, con petardazo, confetti y serpentinas de colores que nos caían encima y se enredaban en nuestros brazos. ¡Los pelos de punta! ¡Qué bonita explosión de colores! Nada más empezar el tobillo ya se ha manifestado claramente; me duele. Voy la primera y el éxito sólo me dura un kilómetro, cuando me adelanta una chica a un ritmo enfurecido. No me preocupé en absoluto, sólo quería que mi pie no se torciera. En el km 3 se retira un chico por torcedura y en el 3,5 km ¡otro! Yo temblaba, casi casi me da por rezar, pero resistí, jeje. Decido que no me voy a dejar derrotar y en los próximos 10 km ensayo todas las combinaciones de pisada posible: punta, talón, plano, de canto… Bajo el centro de gravedad, lo vuelvo a subir, zancada larga, paso corto… Ninguna se me acomodaba al pie, que seguía tonto, aunque llevaba un buen ritmo y, aparte del pie, buenas sensaciones.
En el km 10 otro adelantamiento femenino. Ahora iba la 3ª. Pero como suele pasar, con la maquinaria ya en movimiento, el calor oculta del dolor y puedo ignorarlo por fin. En el km 11 la carrera hace un bucle y pasa otra vez por el casco urbano de Olocau, donde hay un avituallamiento sólido. Veo a Luis y Roma y les beso a ambos. Me dice Luis que la primera me lleva 25 min. de ventaja (¡en 11 km apenas!) pero que tengo a la 2ª cerca. Como a esta última no la llego a ver, pienso que es el “cerca” que te dicen los espectadores y que no saben lo que cuesta cubrir esa distancia. Pero más adelante, un anómimo me anima y me dice: “si aprietas, la pillas”. Y entonces contemplé la posibilidad de apretar. Y apreté.
Resulta que además, esta carrera tenía un pequeño apartado que me gustaba. Se trataba de superar 350 m de desnivel en apenas un 1,3 km de recorrido. Tenía premio especial y le llamaban el “Kilómetro Vertical” (aunque no era tal, como se deduce de los datos). El hecho de que fuera todo subida y justo en el km 21, en el último tercio de carrera, lo hacían especialmente incierto. Sin embargo, tengo que confesar que ya desde casa yo iba a por este KV. Creía que, por muy mala carrera que hiciese, al menos este tramo podía ser mío. Y cuando a la entrada de este tramo nos toman el tiempo de control (luego arriba en la cima otra vez), le pregunto a la Organización: “¿empieza ya el KV?”. “Sí”, me dicen. Y yo: “¿Pues sabes qué? Lo voy a intentar fuerte”. Y voy y trastabilleo justo después de decir eso. Jajajaja, ¡las ganas! Pero me animo y voy adelantando posiciones a medida que subo. Con un ojo abierto y el otro cerrado por el escozor del sudor que me caía de la frente. Adelanto a la tercera chica y otra vez vuelvo a ser 2ª. Arriba me vuelven a tomar el tiempo y me voy contenta porque tengo la corazonada que ese tramo lo he hecho bien y además he dejado bastante terreno con respecto a la chica de detrás.
Km 29. A uno de meta. El pie no me duele pero hay una bajada técnica y no quiero estropearlo, porque “hasta el rabo todo es toro”. Me dice alguien: “Tienes a la primera a 20 segundos”. ¿¡Cómo!? La veo a buen ritmo pero relajada y aprovecho para estirar la zancada hasta que me pongo a respirarle en la nuca. Ella se pensaría que era un chico e imagino su sorpresa cuando me pongo por delante de ella. Bajamos. Yo conservadora, pero al medio km, ella arranca a toda furia y con un codazo (un poco feo, me pareció) me adelanta. La sigo, vamos a tope y cruzamos meta con un público numeroso que estaba entendiendo el pique. Ella primera y yo segunda, 25 segundos después. Yo, contentísima.
El ambiente en meta era sensacional. Los voluntarios, los bocadillos, la bolsa del corredor, todo…. Saludo a Amelia, otra del club CxM que por lesión lleva una temporada sin correr. Espero que se recupere pronto, porque esta chica realmente es buena en la montaña.
Ya en las duchas, Gloria, la ganadora, de la carrera me confiesa su sorpresa porque según la información que le iban pasando, me llegó a sacar hasta media hora de ventaja. Y debe de ser así, pero creo que entre lo que yo apreté y ella se fió, ese fue menudo susto que se llevó al final.
También se llevó una pata hermosa de jamón de Teruel. Se hace la entrega de premios y el trofeo que nos dan está tallado en madera con una curiosa figurita que me recuerda a figuras antropomórficas del arte rupestre. Le pregunto al alcalde (que daba los premios) por ella y me dice que no, que es un guerrero íbero que apareció en Olocau pintado en una vasija. Dicha vasija la tienen expuesta y me invita a acudir a verla cualquier otro día. ¡Y vaya si volveremos, seguro! Y es que Olocau tiene más cosas por ver y hacer aparte de correr. Hay unas visitas guiadas y gratuitas al poblado ibérico del Puntal dels Llops: un fortín edetano en plena Sierra Calderona. Lástima que justo ese domingo, dichas visitas hayan sido suspendidas porque la carrera interrumpía el acceso a la zona. Mala jugada, pienso. Luis quería ir y seguro que mucha más gente también. Un fin de semana con tanta afluencia de público y con tan buen tiempo…
Los resultados del KV tardaban en llegar, porque había problemas de cobertura con la transmisión de datos desde la cumbre. Mientras, me puse en manos de Dioni, de Eider Estética & Quiromasaje, a quien ya conocía de otras carreras por Valencia. Mientras sus santas manos me alivian los cargados músculos, anuncian los resultados del KV y, efectivamente, mi corazonada se revela como cierta. Yo también tendría mi patica de jamón para alegría de Luis y a estas horas ya estrenada.
Independientemente del buen resultado, disfruté mucho de Olocau y Sierra Calderona desde que llegué con mi familia el día sábado. Tiene vidilla, el pueblo. Y están pegados a la sierra, lo que me da una envidia…
La carrera es preciosa y la recomiendo a todo el mundo. La Organización es fantástica (no me cansaré de repetirlo) y es un evento que se vive con mucha alegría e ilusión por parte de locales y visitantes. Espero no ser la única de A Tó Trapo que corra por allí el próximo año.
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Enlaces sobre esta prueba
Nombre |
Categoría |
Tiempo |
Puesto General |
Puesto Categoría |
Verena |
ABS F |
4:13:15 |
72 |
2 |
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