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Bastante atrás quedaba ya en mi recuerdo el trail de la mitja lluna, y más aún mi juramento de no volver a realizar un trail-carrera de esta envergadura en mi vida, pero la emoción que me transmitieron en la crónica del trail de Aneto que disputaron hacía un par de meses Jesús, Juanjo y Juanma y sus 3 puntos sellados en el pasaporte a Chamonix, de nuevo hacía nacer en mi la nostalgia de las carreras de fondo. Así que no me quedó más remedio, que revisar la lista de carreras marcadas por el UTMB para puntuar, y encontré como oportunidad única para este año la Carrera de Montsant. Tenía la opción de conseguir mis 3 puntos obligatorios dentro de los 5 a conseguir. Rápidamente avisé de mis intenciones a los compañeros del equipo Ñ que no tardaría en darme su apoyo y para mi sorpresa el patrón de la escudería “A TO TRAPO” me aseguró que me acompañaría en esta cruzada para llevarme y arrastrarme hasta el final de la carrera.
Y de esta manera el Viernes 15 de Octubre a las 17:00 horas Reme vendría a recogerme al trabajo para partir rumbo a Tarragona más concretamente hasta Cornudella de Montsant, lugar de partida de la carrera. Pero antes, teníamos que recoger a la que sabíamos iba ser la campeona de la carrera, Carmen Martínez, corredora de fondo de Benidorm y que nos deleitó con todas sus experiencias como corredora durante todo el viaje hasta Cornudella. Allí nos esperaban Ángeles, María Jesús, Jesús y Pepe, con la mesa puesta y con la cama hecha. Pepe había preparado todo el fin de semana a conciencia, lo que nos permitió dormir en una maravillosa casa rural a un precio rural. Gracias Pepe por tu buen hacer.
A la mañana siguiente, a las 7:30 ya estábamos desayunando y preparando la estrategia, nos equipamos con nuestras mejores galas y fuimos a recoger los dorsales y a marcar nuestro territorio exhibiendo nuestra pancarta “A to trapo”. No faltó tiempo, para que los fans fueran acercándose a nuestro Jesús y es que parecía que Jesús fuera el alcalde del pueblo, de la gente a la que conocía y saludaba. Bueno, recogimos dorsales, volvimos a casa, nos embadurnamos bien de la crema “anti edad”, últimos repasos al equipo y fuimos hacia la salida, donde como en un aeropuerto internacional pasamos la aduana para el control de material. Lo que no entendía es porque mi bolsa abultaba el doble que la de Jesús, tampoco es que fuera mucho más grande que él, y es que la experiencia de este hombre es un grado. Ale venga que nos vamos, fotos, besos de despedida, últimos abrazos y el cronómetro acompañado de un sonoro pito, marcaba la salida. Por supuesto, nosotros salimos tranquilamente, saludando a la gradería como si de reyes nos tratáramos. Anduvimos por el pueblo de Cornudella hasta su salida hacia una pista de tierra echando la vista atrás para intentar adivinar cuando volveríamos a recorrer este camino de vuelta.
Como bien me conozco, hasta el km. 10 no caliento lo suficiente, así que fui hablando con unos y otros caminando tranquilamente, y de Jesús no supe nada hasta más adelante que lo encontraría por el camino. La pista nos llevó hasta el primer control, donde como de una llave se tratara introducíamos en una ranura, para marcar el tiempo de paso. Seguimos por senderos, senderos llenos de historia y misticismo, donde la vista hacia el valle y sus montañas era impresionante, y esto solo había comenzado. Pronto llegaría el segundo control, situado en el Refugio de Albarca, un poco de agua y seguimos hasta la siguiente subida que nos llevaría hasta el control en el Coll Grau Gran (ya llevamos 10 km y casi 1000 m de desnivel). Aquí empecé a correr, un descenso hasta Ulldemolins por montaña, impresionante, donde a mi derecha quedaba un impresionante precipicio con una caída de unos 30 metros, la vista era espectacular, grandes piedras a nuestra izquierda y aquí me encontré con Cova y Javier, donde compartimos parte del camino charlando. Avituallamiento y seguimos, iba a venir lo que para mí era la mejor parte del recorrido. Desde la Ermita de Sant Antoni hasta Margalef. Una travesía impresionante donde el sol casi no entraba de la cantidad de naturaleza que te cubría, una tupida alfombra de tierra blanda como si algodón pisarás y donde las montañas exhibían formas tan extrañas, que te daban la sensación de que te estuvieran hablando. El rumor del río Montsant a mi derecha me acompañaba, y es que durante un hora aproximadamente fui solo corriendo, y solo quería estar, por las sensaciones que me llegaban y que egoístamente quería sólo para mí.
Pronto alcanzaría a Jesús, empecé a reír nada más verlo, se había adornado con una rosa la cabeza, como si de la romería del Rocío se tratara. Aquí ya decidimos ir juntos hasta el final. Pronto llegaríamos hasta el Pantano de Margalef. Ya me faltaba agua, pero una manzana que prestada cogí del manzano me ayudó a llegar hasta el siguiente avituallamiento (km. 40 en 8 horas). Esto está chupao, pensé jajajaj. Llegamos hasta “La bisbal de Falset” un pueblo para el retiro, para admirar y para descubrir, de 300 o menos habitantes, con su campanario y donde cada casa parecía estar puesta en el lugar adecuado, un pueblo donde la corrupción urbanística no había llegado, y donde descubrimos calles de película, limpias y con grandes portones de madera en las casa, algunos de ellos abiertos, con la tranquilidad de que nadie las asaltaría.
Llegamos hasta el km. 54, avituallamiento completo, en un bar lleno de corredores en Cabases, donde los organizadores y voluntarios, te recibían con una sonrisa. Un plato de pasta, bocadillos y sopa, hacían recuperar fuerzas y más aún cuando Jesús nos invitó a Paco y a mí a una cerveza (sin alcohol claro) y brindamos por la mitad del camino hecho. Un podólogo revisó y enmendó las pequeñas heridas de mis pies, ya estábamos preparados para la segunda y peor parte, ya oscurecía y encendimos los frontales. Aquí ya era cuestión de llegar al final, del paisaje poco puedo decir, y sólo las palabras de ánimo de Jesús me ayudaban a seguir. Era el momento de continuar con la cabeza, el cuerpo ya comenzaba a dar señales de cansancio, y es cuando te vienen a la cabeza las frases (que hago yo aquí, que necesidad), apoyado en mis bastones íbamos dando pasos, apenas podíamos correr, y las sendas no eran como las de la mañana, llenas de piedras y bajadas técnicas. Un control, otro, otro, y Jesús con la alegría que le caracteriza, cuando llegábamos a un control, si entraba el primero, desde fuera ya podía escuchar las risas de la gente, y más aún cuando se engalanó con un pantalón que su hijo Manu le había traído de Suecia, parecía el hombre orquesta, la risa aplacaba el dolor de los músculos y seguíamos adelante. Kilómetro 80, segundo avituallamiento completo en La Conreia d’Escaladei, comimos algo y nos disponíamos a afrontar la parte más dura, la subida a la Serra Major con 2 picos “La Cogulla” y “El Piló dels Senyalets”. Nos equipamos bien de ropa y para arriba, tramos aéreos en los que subíamos con cuerdas y había que pasar de lado, y donde la vuelta atrás era imposible. Madre mía lo que costó subir, y más aún después de 80 km, con frío y de noche, se hizo muy duro. Luego fuimos cresteando donde coincidimos con la saga de los “SERRALLONGA” y con Joaquín Bordonaba “El maño” durante 5 km hasta otro control, donde una chica envuelta en su saco de dormir y desde dentro de una tienda de campaña nos indicaba el punto de control y nos animaba para terminar los 10 últimos km. Hasta en este punto me daban ganas de abandonar. Bajada técnica, por si habíamos tenido poco hasta la Morera de Montsant, último esfuerzo 8 km, donde nos acompañan el amigo Joaquín “El maño” donde su inconfundible golpeteo de bastones, marcaba el ritmo de su carrera, hasta en la oscuridad sabíamos que era él. Los últimos 5 km, fuimos con la reina de las fiestas de Cornudella o eso decía Jesús, Miriam Richart, por fin Cornudella último tramo final de la mano y los 3 llegamos a meta, con la alegría y la emoción contenida. Reme estaba esperándonos, con la cámara de fotos y el coche para subirnos hasta casa. Eran las 6 de la mañana, habían pasado 20 horas, el camino había sido durísimo, pero sabía que de la mano de Jesús llegaría hasta el final.
Gracias Jesús, por ayudarme en los peores momento, y disculpa por no hablar mucho durante el camino, quizás te aburriste, pero ya sabes cómo estaba mi garganta del resfriado. Me acordé mucho de Carmen durante el camino, y nada más llegar pregunté quien fue la ganadora, sabía que no me equivocaba, había ganado ella, y ya tranquilamente volvimos para ducharnos y dormir aunque fueran un par de horas, al día siguiente había que volver a la realidad. Hasta la próxima, que la habrá por mucho que me empeñe en decir que no. Edu
Nombre | Categoría | Tiempo | Puesto General | Puesto Categoría |
Quiles Belda, Eduardo | SÈNIOR | 20:11:51 | 122 | 55 |
Jurado Carmona, Jesús | VETERÀ 2 | 20:12:11 | 123 | 18 |
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