Cuando me apunté a esta prueba, no podía imaginarme ni por un segundo como iba a transcurrir. Se podría resumir en dos palabras: Agua y Barro.
Durante todo el sábado estuvo lloviendo, y aquí en San Juan, incluso granizó. Las previsiones para el domingo no eran mucho mejores, así que cuando sonó el despertador, lo primero que hice fue mirar por la ventana y sí, ahí estaba, esa lluvía que tanto he echado de menos muchos días y que tan poco me apetecía hoy.
Me reuno con Adi en el punto de encuentro y rápidamente nos metemos en el coche y nos vamos a buscar a Pablo. Como es habitual, durante el trayecto a Elche vamos charlando y conociéndonos un poco más. Una vez allí, nos dirigimos a recoger el dorsal, y mientras esperamos nos llega el rumor de que la organización se está planteando suspender la prueba de 30 km y hacer una única prueba de 15 km. Con el dorsal ya en la mano volvemos al coche a prepararnos para correr. Si en Castalla ya tuve dudas sobre que ropa usar para la carrera, aquí, ya no sabía ni que hacer. Hace frío, pero no demasiado y llueve sin parar, pero tampoco en gran cantidad. Además en la salida hemos visto de todo, gente en tirantes y gente que parece que vaya al polo norte de excursión. Al final me decido por las mallas cortas y una camiseta de manga larga debajo del chubasquero.
Ya en la zona de salida y mientras calentamos, la organización confirma que se suspende la prueba de 30 km, pero que se va a disputar sobre 18 km. Por lo que después pudimos saber, en el recorrido de 30 km había una bajada que con el agua que había caído podía ser muy peligrosa.
Se da la salida y allá que vamos, al principio vamos los 3 juntos con relativa calma para ir entrando en calor. Los primeros kilómetros son mitad asfalto y mitad tierra, y se hace cómodo, pronto llegan los primeros charcos grandes y los primeros atascos, porque nadie quiere meter los pies en los charcos (ilusos…). Una vez que dejamos el asfalto empieza lo divertido, una zona donde hay bastante barro (o eso creíamos) y donde mucha gente va andando, lo que nosotros aprovechamos para ir ganando alguna posición.
En la primera rampa un poco más dura me doy cuenta de que no puedo seguir el ritmo de Pablo y Adi, porque si lo intento voy a reventar. Ellos están más acostumbrados y pueden seguir corriendo, mientras que a mi me cuesta y prefiero subir andando, y aunque durante toda la prueba voy viendo a Adi unos minutos por delante de mi, ya no volvería a coincidir con ellos.
Más o menos en el primer avituallamiento coincido con otro corredor, con el que pronto establezco una conversación y con el que vamos alternándonos para tirar un poco e ir adelantando a más corredores. Por cierto, que me recomendó la prueba de Calpe, me dijo que estaba muy bien.
En el segundo avituallamiento decido pararme un poco a comer y beber con más tranquilidad y mi compañero de fatigas se va delante. Pronto me doy cuenta que la vuelta la estamos haciendo por donde hemos salido, así que pronto llego de nuevo a la zona de más barro, pero con la lluvia que ha caído, hay mucho más que antes. En este tramo he adelantado a algún otro participante que era incapaz de correr por lo resbaladizo del terreno. Ya en la última parte, a falta de unos 3 km para llegar a la meta, me adelanta un corredor y haciendo un esfuerzo intento seguirlo. Un error, y no porque no lo pudiera seguir, sino porque si le hubiera dado unos metros más de ventaja, no habría acabado en mitad del río con el agua por las rodillas, jajajaja. Ninguno de los dos hemos visto la cinta que marcaba el camino y con el agua enturbiada hemos pensado que sería otro charco más de los muchos que hemos pasado, pero no era así, era el cauce de un pequeño río que con el agua caída había crecido. La parte buena es que así se han limpiado las zapatillas, que hacía un rato que no me las veía. De aquí hasta la meta, sin novedad.
Cuando llego a meta, veo a Adi y Pablo, que están reponiendo fuerzas comiendo y bebiendo, y me doy cuenta de que Adi también tiene las zapatillas muy limpias, ¿adivinais por qué?
Como viene siendo habitual, Adi, ha quedado la primera de su categoría, así que después de una reconfortante ducha con agua caliente, ha subido a recoger su premio, y nos hemos ido a tomar unas más que merecidas cañas.
Quiero dar las gracias a Adi y a Pablo por haber hecho que un día tan desapacible se haya convertido en una experiencia tan agradable.
Un saludo.
Pirri.
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