Retazos. 7.

¡Qué buena que está la enfermera!

Un insoportable dolor de muelas me obligó a llevar a mi hija a Urgencias del Hospital Universitario de San Juan, poco antes de las 2 de la madrugada. Llegamos allí exactamente a las 2´03, este dato lo recuerdo perfectamente porque tenía curiosidad por ver el tiempo de espera. Lo primero que me sorprendió fue encontrar totalmente solitaria la sala de espera. ¡Ni un alma! Aunque especialmente en este caso la exclamación más adecuada sería ¡Ni un cuerpo! Que es lo que se trata de curar. Eso me hizo albergar la ilusión de que atenderían enseguida a mi hija, arrebujada y hecha un ovillo en una silla a mi lado. Pensé que podría, a pesar de la interrupción del sueño, mantener mi salida habitual de los jueves a las 7 de la mañana hasta la playa, baño incluido, con mis colegas de carreras. El dolor le había comenzado ya por la mañana del miércoles en el trabajo desde donde fue directa al centro de salud de San Juan. Allí le inyectaron hacia las 6 de la tarde un analgésico fuerte con el que dormiría, le dijeron, toda la noche como un lirón. Pocas horas después el dolor, que había estado algo amortiguado, no desaparecido, volvió a la carga impidiéndole dormir. Se levantó y anduvo desesperada por la casa. El dolor se había convertido en insoportable. Ya sé que es una forma exagerada de hablar porque somos capaces de soportarlo aunque en algún momento parece que va a estallarnos, porque además aunque estés rodeado de familia y amigos el dolor se sufre solo y en solitario, no como la alegría que puede ser compartida, es más, que casi exige ser compartida con amigos o familia. Pasaba el tiempo en la sala de espera y nadie llamaba ni aparecía. Llegó una ambulancia. Media hora después llamaron a mi hija pero aún no era para atenderla. Era para el triaje, que llaman, o clasificación y selección. El médico ve el informe y según la gravedad o urgencia acelera o pospone la atención al paciente. Otra vez la sala de espera. Solitaria. El tiempo pasa. Se hacen las tres. Yo salía de vez en cuando para dejarme ver inútilmente por el grupo de 5 ó 6 , no exagero, enfermeras o auxiliares concentradas en una habitación junto al vestíbulo de entrada. Charlaban e iban de acá para allá en el reducido espacio de su habitáculo ajenas a nuestra urgencia y soledad. Fue ya poco antes de las 3,30 cuando volvieron a llamar a Marina desde la sala de acceso a consultas. A las 3,29 me envió un wasap: “Estoy aquí dentro. Me acaban de pinchar y parece que se me está suavizando. Me han dicho que me espere un poco más”. Me asomé a la puerta de la sala de acceso a consultas, ligeramente entreabierta, y la vi allí sentada y medio adormilada en un sillón cerca de otro joven de unos 30 años con un collarín en el cuello. Se abrió una puerta por la que salió una chica con uniforme y dejaba ver una camilla con alguien tumbado. Pocos minutos después apareció el chico de la camilla y se sentó junto al otro joven en uno de los sillones pegados a la pared en la que hay incrustados artilugios para conectar a los pacientes. Pasó también otra chica con uniforme y le pregunté si mi hija tenía que esperar aún. Dirigiéndose a ella que dormitaba en el sillón le dijo que la siguiera y poco más allá le dio el informe clínico y le explicó el tratamiento a seguir. Mientras yo leía los carteles explicativos de la pared escuché al joven recién sentado con el suero colgado de la mano izquierda y conectado al brazo derecho decirle al otro sentado con el collarín: “¡Qué buena que está la enfermera!”. “No es enfermera, le respondió, es una médica”. Minutos después nos despedimos de los jóvenes y las médicas y abandonamos el recinto. Pasaban unos minutos de las 4 de la madrugada.

José Luis Simón Cámara.
San Juan, 8 de diciembre de 2016.

¿Izquierdismo o cretinismo?

El todavía presidente de EEUU por unas semanas, Barak Obama, hace su última visita oficial a Europa para despedirse de sus socios durante estos años.

No acude en primer lugar a Londres, su aliado inquebrantable, ni a París, antigua capital de la cultura, ni al gendarme económico, Berlín. Ni siquiera a Bruselas, sede de la Unión Europea.

Su primera parada es en Atenas, el país peor maltratado por la comunidad económica europea, que ha quitado y puesto ministros y castigos a su antojo en la cuna y sepultura de la democracia. Y allí, además del gesto simbólico de su presencia, ha vuelto a plantear algunas cuestiones de la mayor actualidad como que sólo la austeridad no ayuda a los países en crisis a salir de su situación. Esos países, era innecesario decir a quién o quiénes se refería, necesitan apoyo económico y político, necesitan unos plazos que les permitan recuperarse y sacar poco a poco los pies del plato.

“Es necesario el alivio de la deuda para contribuir a reanudar el crecimiento. La austeridad por sí sola no genera prosperidad. Nos complace ver el progreso que se ha hecho…y queremos seguir codo con codo con el pueblo griego durante este proceso”.

Elogió a Tsipras por mantener elevado el gasto militar, necesario para la defensa del sistema de libertades occidental y también por el recibimiento que la sociedad griega ha dado a los refugiados.

Alertó además ante el auge del nacionalismo étnico y del integrismo religioso. “Debemos ser vigilantes ante el aumento de una especie vulgar de nacionalismo o identidad étnica o tribalismo y del fundamentalismo religioso que se construyen alrededor de un nosotros y de un ellos”. “Sabemos lo que ocurre cuando los europeos empiezan a dividirse y a enfatizar sus diferencias y competir entre ellos… El siglo XX fue un baño de sangre. Y, pese a todas las frustraciones y fracasos del proyecto para unificar Europa, las últimas cinco décadas han sido un período de paz, prosperidad y crecimiento sin precedentes”.

También en la Acrópolis, cerca del Ágora donde se reunían los atenienses en lo que podríamos considerar el primer foro de debate conocido de la historia, y quizá pensando en las recientes y sorpresivas elecciones en su país, habló de democracia.

“La democracia, pese a todas sus dificultades, es la mejor de todas las alternativas porque es el modelo que permite superar pacíficamente diferencias y corregir errores”. “La grandeza de la democracia es su capacidad de sostenerse a pesar de los hombres que la representan”.

Pues bien, contra ese presidente que ha braceado a contracorriente en su país y fuera de él para introducir mejoras que en muchos casos se han quedado en el tintero, acaban de manifestarse, tienen todo su derecho pero también yo para criticarlos, grupos de jóvenes, sindicatos, partidos extraparlamentarios y colectivos anarquistas, todos ellos autodenominados izquierdistas.

Protestar contra quien trata de eliminar las cadenas o al menos de aflojarlas es como tirar piedras contra su propio tejado.

No sé si más que reacciones propias del izquierdismo lo son más bien del cretinismo.

San Juan, 18 de noviembre de 2016.
José Luis Simón Cámara.

Visita al campo de concentración de Dachau (11-Octubre-2016)

Hacia las 9.30 nos dirigimos a Karlsplatz Rafa Olivares, su afectuosa compañera, Lola, y yo mismo. Allí nos encontramos con otro grupo de castellano-hablantes con acentos muy distintos porque provienen de Chile, Perú, Costa Rica, Méjico.

También algunas madrileñas. Nos atiende un joven al que distinguimos porque lleva una prenda verde. Se llama Borja y es de Segovia. Antes de dirigirnos al tranvía para ir a Dachau nos lleva a los subterráneos del tranvía para protegernos de la lluvia. Allí nos va preguntando uno a uno por los motivos de nuestra visita al campo de concentración. Para él es importante saberlo pues de eso dependerá la orientación de su charla. Enterado de que todos deseamos verlo para conocer aquella horrible historia y evitar que pueda volver a producirse, comienza a establecerse una cálida sintonía. Poco después llegamos al campo de trabajo y antes de comenzar el recorrido nos habla de las circunstancias históricas que pueden explicar el desarrollo de los acontecimientos.

Adolf Hitler viene a Munich en 1913 a formarse en Bellas Artes después de haber sido rechazado en Viena tras varios intentos. Aquí tampoco pasa las pruebas para cursar los estudios y sobrevive haciendo bocetos y dibujos. Al estallar la 1ª guerra mundial se alista al ejército bávaro y al acabar la guerra es cabo del ejército alemán. Desaparece el imperio y se crea la república de Weimar. Ya como miembro del ejército tiene su despacho en la Marienplatz y recibe el encargo de informar a sus superiores de todos los mítines que hay en la ciudad. Entre 1918 y 1919 hay en Baviera 72 partidos políticos y Hitler asiste a todas las reuniones para informar al ejército. En una de las cervecerías donde solían reunirse los grupos políticos, en lugar de limitarse o observar, participa y le proponen afiliarse por su arrebatadora capacidad oratoria. Se trata de un partido de trabajadores anti-judío y anti-democrático. En 1919 se afilia, y siguen las reuniones en la 3ª planta de la actual cervecería Hofbräuhaus hasta convertirse en líder del nuevo partido que pasa a llamarse Partido Obrero Nacional Socialista. En 1929 ese partido es la primera fuerza política en Alemania. ¿Qué ha pasado para que se haya convertido en el partido más votado? Hay varias razones que lo explican:

  • Tras la 1ª guerra mundial Alemania ha sido derrotada y destrozada.
  • Hay una grave crisis económica
  • Crisis política, desorientación.
  • El tratado de Versalles supone un castigo territorial, desposeyendo a Alemania de sus colonias, castigo militar, con la prohibición de producir armas y la reducción de su ejército, castigo económico por los pagos del desastre de la guerra y como consecuencia una inflación altísima, hasta el punto que los carretones de billetes se utilizaban para calentarse.
  • El castigo moral.

Todos estos factores crean un clima abonado para que prendan ideas desesperadas que consigan elevar el orgullo nacional buscando además culpables de la derrota en la guerra.

Primera intentona.

El 8 de noviembre de 1923 el partido nazi intenta un golpe de estado, reúne a 3.000 personas dirigidas por las juventudes y llega a Odeonsplatz donde se produce un enfrentamiento con la policía, hay varios muertos y fracasa el golpe. Hitler y alguno de sus correligionarios son condenados a 5 años de prisión. Pero por buena conducta solo pasa 9 meses que aprovecha para dictar a Rudolf Hess sus ideas políticas reunidas en un libro “Mein Kampf”, “Mi lucha”. Allí tacha de traidores a judíos y comunistas, los primeros por no apoyar económicamente en la guerra y los segundos por promover las huelgas contra la guerra imperialista en las fábricas.

Después de salir de prisión, fracasada la intentona golpista, vuelven a reunirse en Munich y deciden presentarse a las elecciones para tomar el poder por la vía democrática. La influencia del partido nazi comienza a extenderse por Alemania y a principio de los años 30 ya alcanza el 37% de los votos en las elecciones. Los comunistas consiguen el 33%. Pero ninguno tiene mayoría. En Noviembre del 32 el partido nazi pierde votos y los comunistas se mantienen, pero en enero del 33 el partido nazi vuelve a subir y aliados con un partido católico obtienen la mayoría. Hitler llega al poder. Pocos días después se incendia el Reichstag, el parlamento, y Göring, tras torturar a un albañil holandés, miembro del partido comunista, acusa a los comunistas del incendio. Se aprueba la Ley de Habilidades que concentra el poder en el Führer. Sólo hubieran podido oponerse en el parlamento los comunistas pero ya están presos la mayoría.

En el libro “Auge y caída del Tercer Reich” del historiador estadunidense William L. Shirer, se recoge una declaración del general alemán Franz Halder, donde éste afirma que Herman Göring en Nüremberg se jactó acerca del incendio: “En un almuerzo con ocasión del cumpleaños del Führer en 1943 se habló del incendio del Reichstag y escuché con mis propios oídos como Göring gritó: el único que realmente sabe sobre el edificio del Reichstag soy yo, porque yo le prendí fuego”.

A raíz del incendio los nazis consiguen sus objetivos.

Segunda y definitiva intentona.

El presidente de la República prohíbe el partido comunista alemán y se aprueba la ley de defensa de la persona que anula la libertad de partidos, de prensa, de reunión y comienza la caza por toda Alemania. En unos días son detenidas más de 40.000 opositores políticos. Himmler era el jefe de la policía. Llama a Hitler y le dice que tiene miles de presos y como conocía una fábrica de armas abandonada tras la 1ª guerra mundial cerca de Munich la ofreció como prisión provisional. El 22 de Marzo de 1933, dos meses después de las últimas elecciones democráticas, empiezan a llegar trenes con más de 4.000 comunistas y opositores de toda Alemania.

Llegada al campo de concentración.

munich-425Comenzamos la visita viendo en la puerta del campo la inscripción que había en todos ellos “Arbeit mächt frei” (El trabajo hace libres). Pasamos a la sala de registro donde se quedaban con todas las pertenencias de los prisioneros en un primer paso para borrarles la identidad y donde se les proporciona una tela con su número de identificación. A partir de ese momento ha desaparecido su nombre y solo disponen de un número para ser identificados. Ahora son una herramienta de trabajo. Cada grupo de prisioneros se distinguía con un triángulo de distinto color que diferenciaba a los políticos, los criminales, los emigrantes, los homosexuales, los asociales, entre los que se encontraban los discapacitados físicos o psíquicos, alcohólicos, vagabundos, drogadictos, gitanos, judíos, músicos, bailarines, etc… Una de las tácticas usadas por los guardianes para librarse de algunos grupos de presos consistía en exacerbar el odio entre ellos de modo que en los primeros días del campo de Dachau, 27 homosexuales fueron asesinados por sus propios compañeros de barracón. Los presos políticos eran los mejor considerados y los criminales los que peor consideración tenían. Estos últimos eran usados por las SS como informadores de cualquier movimiento en el campo. Cuando algún prisionero se niega a colaborar le disparan allí mismo, siempre delante del resto de prisioneros para que vean las consecuencias de la falta de colaboración. Aunque no fue muy generalizado pero hay documentación de que entre los propios SS se produjeron asesinatos por negarse a torturar o asesinar a un prisionero. Originariamente los campos de trabajo son para desarrollar la industria bélica, el armamento, sin coste económico, únicamente la manutención de los trabajadores que pueden permitirse escasa porque son reemplazables. Tienen millones de prisioneros y, sorprendeos, llegó a haber hasta 1.200 campos de trabajo, concentración o exterminio. Algunos de los campos eran instalados cerca de los nudos de comunicación. Por ejemplo en Allach, no lejos de Munich, Siemens y BMW producen motores de aviones. Y algunas empresas actuales, como Hugo Boss, hacen los uniformes para el ejército, las SS y los prisioneros; Bayer hace experimentos científicos utilizando prisioneros, la mayoría asesinados, probando su resistencia ante el dolor o sumergiéndolos en bañeras con agua helada o hirviendo para ver cuánto es capaz de soportar el ser humano, contagiándoles la malaria con mosquitos infectados o introduciéndoles oxígeno en las venas.

Aunque Dachau no es considerado un campo de exterminio porque no se gaseaba masivamente a los prisioneros, no era solo éste el procedimiento para acabar con ellos. Había otros muchos. En los años 42, 43 y 44 las temperaturas del campo de Dachau llegaron a ser de 35 grados bajo cero. Entre los prisioneros que sólo llevaban para protegerse un uniforme de algodón y unas chanclas con suela de madera rígida, había dos categorías, los que resistían las inclemencias y eran enviados a trabajar a fábricas de armamento y los débiles que se quedaban en el campo trabajando a esas temperaturas. El algodón de la ropa se les pegaba a la piel produciendo moho y bacterias que junto a la falta de higiene, escasa alimentación, enfermedades y trabajos de 12 horas comienza a desarrollar epidemias y mueren como chinches, hasta el punto de que cuando llegan los americanos a liberar el campo, ninguno de los prisioneros aún vivos consigue sobrevivir. También aquí utilizaron el gas en lo que llamaban duchas. Después los pasaban a los hornos y arrojaban las cenizas en el cementerio adjunto, para eliminar rastros del exterminio.

munich-420Cuando los americanos avistaron el campo desde los aviones de combate en el año 45 comenzaron a ametrallarlo suponiendo que se trataba de un cuartel militar hasta que vieron correr a gente con trajes de rayas y supusieron que era un campo de prisioneros. Cuando llegaron al campo se encontraron montones de cadáveres apilados y la cerca donde guardaban los perros pastores llena de carne para alimentarlos.

Aquí en Dachau se aplicó, como en muchos otros, la tortura. Uno de los castigos más frecuentes era dar 25 azotes en los riñones con pene de buey. Con los primeros golpes el prisionero solía desvanecerse y si no conseguía ir contando los golpes comenzaban de nuevo.

Otra de las torturas consistía en colgar al prisionero de un palo con los brazos atados a la espalda. Solía descoyuntar los brazos. Estas torturas se infligían con las ventanas abiertas para que el resto de prisioneros pudiera escuchar los alaridos de dolor.

Si después de los castigos no podías trabajar eras declarado inválido y te desviaban a otros campos donde los primeros en ser gaseados e incinerados eran los que no servían para trabajar.

El campo de Dachau con 32 barracones tenía capacidad para 4.500 prisioneros y ese era aproximadamente el número en una primera fase, pero ya en el año 38 comienzan a entrar masivamente judíos y gitanos y se duplica el número de prisioneros, aunque el cénit llega el año 43, cuando empiezan a desviar prisioneros de los campos más lejanos ante la presión militar soviética y americana, en que llega a albergar a 78.000 prisioneros hacinados. Hasta el año 43 había en el campo 2 hornos crematorios donde incineraron 11.000 cuerpos, a partir del 43 construyen 4 hornos más y la cámara de gas con capacidad para 150 personas.

Las posibilidades de escapar de este campo de concentración y prácticamente de todos eran nulas porque junto a las estrictas y rigurosas medidas de seguridad como un primer foso profundo y de dos metros de ancho lleno de agua, después una alambrada a medio metro de altura y dos de profundidad que enlazaba con una de dos metros de altura, ambas electrificadas, a continuación un pasillo de unos dos metros por donde vigilaban guardias con perros y al otro lado aún un canal con agua corriente de 4 metros de anchura. Todas estos obstáculos se sumaban a la vigilancia desde las torretas con ametralladoras y a la debilidad física de los prisioneros . De hecho, durante los doce años que permaneció abierto el campo de Dachau, desde el 33 hasta el 45, solo consiguió escapar un preso checo aprovechando una salida del campo a trabajos exteriores. Hans Bainbach, que publicó un libro “Dachau, campo de muerte”, con sus experiencias, consiguió huir a Rusia y desde allí se trasladó a España, donde murió luchando en defensa de la República durante la guerra civil española. Está enterrado en Montjuic. En Dachau llegó a haber 600 prisioneros españoles.

Junto al campo, pero fuera de su perímetro se encuentran los edificios de la cámara de gas y los hornos crematorios y allí mismo hay la estatua de un preso con el siguiente epitafio: “Den toten zur ehr den lebenden  zur mahnung”, “A los muertos en honor y a los vivos en aviso”.

Salida del campo de Dachau.

En este recinto y con esta terrorífica visión de las cámaras de gas y los hornos crematorios acabó la visita al campo. El silencio se instaló sobre todos los visitantes incapaces de entender la magnitud de la crueldad humana. El guía, llenando el vacío del silencio, nos dijo que por decisión gubernamental todos los estudiantes deben acudir a lo largo de sus estudios tres veces a un campo de concentración y también las fuerzas de seguridad de la policía y el ejército. Inevitablemente me vienen a la memoria algunas reflexiones de personas que vivieron el principio y el fin del nazismo. Stephan Zweig, judío austríaco, obligado al exilio, en “El mundo de ayer” escribía: “Nosotros, que en el nuevo siglo hemos aprendido a no sorprendernos ante cualquier nuevo brote de bestialidad colectiva, nosotros, que todos los días esperábamos una atrocidad peor que la del día anterior, …tuvimos que dar la razón a Freud cuando afirmaba ver en nuestra cultura y en nuestra civilización tan sólo una capa muy fina que en cualquier momento podía ser perforada por las fuerzas destructoras del infierno” (pág. 21). Y Jorge Semprún, superviviente del campo de concentración de Buchenwald, donde permaneció 18 meses, en una de sus últimas entrevistas decía: “¿Quién podría imaginarse que en una de las naciones más cultas de Europa podría surgir la bestia que sumiría al mundo en una de las mayores catástrofes de la historia?”.

No estamos por tanto vacunados contra la barbarie, basta mirar los no tan lejanos episodios de limpieza étnica en la antigua Yugoslavia o las matanzas por motivos religiosos en el mundo árabe.  Justamente anoche, paseando por esta ciudad de Munich, junto a la Marienplatz, escuchamos cánticos, gritos y carreras de gentes rodeadas por la policía. Unos portando banderas alemanas y bávaras contra los inmigrantes y otros cantando la canción de los partisanos italianos “Oh bella Ciao” y consignas antinazis como “Nazis Raus”, “Nazis fuera” y “Ningún humano es ilegal”.

La realidad no invita al optimismo y tendremos que convenir con Gramsci en su famosa frase del “pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad”.

Los humanos no podemos resignarnos a ser esclavos de la historia. Tenemos que dirigirla al servicio de todos para crear un mundo donde nadie pueda esclavizar ni ser esclavizado por ninguna razón. Un mundo donde todos podamos ser libres.

San Juan, 21 de octubre de 2016.
José Luis Simón Cámara.

El ruedo ibérico. 8. De las lenguas nacionales.

El pasado jueves, 8 de septiembre, se celebró en Bilbao un acto conjunto de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y la Gure Esku Dago (GED), plataforma vasca por el derecho a decidir, a la que asistieron 50 personas. No podían hablar en catalán ni en euskera porque no se entendían y entonces recurrieron al español, lo que tienen en común.

Resulta curioso. Después de 1.000 años, el castellano o español, nacido en Castilla, un pequeño condado al este de León, [1], parece volver a cumplir la misma función con la que nació y se comenzó a usar, como lengua común para poner en contacto y permitir entenderse a las distintas tribus lingüísticas entre las que surge, como son el asturleonés y el gallego por el oeste, el vasco y navarro por el norte, el catalán y aragonés por el este y el mozárabe por el sur. Es lo que se conoce, en terminología de Menéndez Pidal, como la “Teoría de la Cuña Lingüística” porque el castellano actúa como una cuña invertida (con el vértice hacia arriba) que se introduce entre los diversos dialectos latinos que se hablaban en la península.

Durante años y, especialmente por las oligarquías económicas que han sabido arrastrar tras sus intereses camuflados bajo ideales de libertad a sectores populares y sus defensores, los partidos llamados de izquierda, se ha intentado en muchos sectores de la sociedad destacar los elementos autóctonos, fueran éstos la lengua, el folklore (desde los trajes regionales y antiguos juegos o bailes tribales, como el arrastre de piedras, el levantamiento de troncos, los castillos humanos, la sardana o el aurrescu), la forma de vestir, etc.. para marcar las diferencias y en muchos casos utilizarlas como palancas de discriminación social y política que, llevadas a su extremo han derivado en el llamado “derecho a decidir”, defendido más o menos explícitamente por todos los partidos nacionalistas de las distintas comunidades autónomas, para sacudirse la pertenencia “forzada y antidemocrática” a la nación española, considerada la causante de todos sus males y de la falta de libertad de que dicen carecer, cuando nunca en la historia de ninguna de las partes de la “piel de toro” ni en su conjunto ha habido ningún período de libertad y democracia como el que gozamos ahora.

El discurso nacionalista con frecuencia roza el ridículo, como es el caso de las declaraciones efectuadas en la citada cumbre de la ANC y la GED por el dirigente catalán Hadar Auxandri, quien dijo que para los vascos casi es peor tener un sistema fiscal envidiable, el que ellos querrían, (se refiere al Concierto Vasco), porque así ya tienen altas cotas de bienestar y carecen de un resorte efectivo que desate el cabreo popular. “Os envidio pero solo en parte, porque con eso en Cataluña no habríamos tenido ese clic que ha puesto en marcha todo”. Vamos, la teoría de ETA en los años de plomo de “cuanto peor, mejor”.

Se diría, leyendo las noticias que aparecen estos días en la prensa (éstas están tomadas de El País) con motivo de la Díada y de la Mercé, que todas las disputas sobre banderas, lenguas, bidés, coronelas y pregones son una opereta bufa que provoca risa de no ser por las lágrimas de Oriol mientras estira los dedos temblorosos tratando de alcanzar la libertad y, ya en serio, por el foso disgregador que se está abriendo en la sociedad civil y recuerda, por el momento sin violencia física, tiempos infaustos y todavía no restañados en el País Vasco.

San Juan, 19 de septiembre de 2016
José Luis Simón Cámara


[1] En el monasterio de san Millán de la Cogolla, junto a Berceo, se guardan las primeras glosas castellanas en los márgenes de los viejos libros escritos en latín.

Retazos. 6.

Anoche, oh Luna, mientras te miraba llena o casi llena, debía de ser casi llena porque ha sido esta noche cuando estabas llena, pensaba en las gentes que desde otras partes de la tierra te miraran.

Tú allá, lejos, inalterable que sepamos, y aquí abajo los humanos.

Unos mirándote plácidamente, tumbados en hamacas en la playa junto al arrullo del mar  o en el patio de la casa, clareándote entre el ramaje de los árboles, o en lo alto de la montaña, aún más luminosa y rodeada de estrellas.

Otros mirándote a través de los estrechos barrotes de una celda, entre los que para algunos será la última noche que te vieran porque decisiones inexplicables los habían condenado a cerrar los ojos para siempre.

Muchos, quizá demasiados, allá perdidos en el horizonte de esas culturas que encierran los ojos y los cuerpos y las mentes en velos que apenas dejan ver el reflejo de la realidad como en el mito de la caverna.

¿Cuántos vaivenes y culturas y hecatombes, como océanos, habrán contemplado ya tus ojos?

A veces pienso que tú, que has visto tantas cosas desde mucho antes del principio de la historia, estás vacunada contra tanto cataclismo, aunque otras, viendo la melancolía de tu rostro, me inclino a pensar que esas montañas y ríos de tu orografía son las arrugas que te ha dejado marcadas el tiempo ante la visión de tanta desgracia.

Esa luna enamorada de quien le proporciona su luz y su belleza y al que nunca, por mucho que se esfuerce, consigue dar alcance.

Esa luna cantada por amantes y poetas, siempre cobijados bajo su sombra protectora.

Y tú, allá, lejos para nosotros, no para ti que quizá ni te ves de tan cerca, mirando, si los ves, a todas esas gentes, sin entender quizá el motivo de su alegría o de su llanto, de su tristeza o de su temor, como vemos nosotros a las hormigas caminar en distintas direcciones sin plantearnos si la velocidad de su ritmo obedece  al hambre o a la desgana, a su alegría o a su tristeza.

El brillo, oh Luna, de tu luz en plenilunio es tan intenso que eclipsa a todas las estrellas. Y solo porque yo sé que están ahí, a tu lado y a lo lejos, te oculto con la mano extendida y abierta para ver el centellear de tus vecinas y sabe dios si quizá lejanísimas o incluso ya desaparecidas y a tantos años luz que aún no se ha apagado el último fogonazo.

En cualquier caso, desde cualquier situación, seguro que para casi todos has supuesto y conseguido una mirada relajante, una mirada compasiva, una mirada sonriente, sea frente al ancho mar, a la reseca montaña o incluso tras los barrotes de una celda o tras las sombras de la caverna, porque tu sola visión tiene el poder de abstraer a los humanos y hacerles olvidar todo aquello capaz de enturbiar el gozo de tu presencia.

San Juan, 18 de agosto de 2016.
José Luis Simón Cámara.