Por intentarlo …

– Su caso es muy complicado, no hay testigos y tan sólo contamos con una descripción vaga y genérica de la agresora. Tampoco es probable que, si la localizáramos, fuera a confesar.

– Pero usted es el mejor abogado del país y ha resuelto asuntos mucho más difíciles, como la prórroga en el lanzamiento de aquel satélite en Cabo Cañaveral, por los supuestos efectos en la cosecha de tomates de la vega murciana, o la anulación como prueba del cuaderno de Bitácora del Costa Concordia, o, sin ir más lejos, el encausamiento del Comité de Empresa de los controladores aéreos por el oprobio que causaron a los viajeros en Navidad.

– Bueno, sí, pero obtener una orden internacional de busca y captura contra la medusa que le picó en la playa ¿qué quiere que le diga?, va a depender del Juez de turno que nos toque.

Microrrelato seleccionado para el V Concurso de Microrrelatos sobre Abogados. Las bases del mismo indican que el relato tiene que tocar temas de abogados, no superar las 150 palabras y contener 5 palabras obligatorias. En agosto éstas eran: comité, prórroga, oprobio, cuaderno y medusa.

El anzuelo

Como dos o tres veces a la semana, esta mañana voy a la playa, pero no corriendo como habitualmente. En coche. Llego allí a las 8.30 y ya hay gente paseando o corriendo por el paseo y por la arena, aún fresca, junto al agua. Antes de calentar un poco siguiendo las huellas del tractor que ha peinado la arena me adentro unos metros en el agua y me mojo piernas, brazos y cara. Cuando salgo del agua, ya en la arena, se me enreda un sedal en un dedo del pie. Intento desprenderme de él frotando con la arena y entonces pienso en la remota posibilidad de que, como otras veces he comprobado, llevara algún anzuelo enganchado. Me he agachado y he desprendido el sedal que se había introducido hasta el fondo entre el anular y el corazón. Como aún había parte que estaba enterrado en la arena he estirado de él y, efectivamente, había colgando no uno sino tres anzuelos. Mientras me dirigía a un cubo de basura de los instalados en la playa para tirar anzuelos y sedal iba pensando en la ingenuidad de nuestra confianza cuando caminamos o corremos descalzos por la arena suponiendo que estamos a salvo de la irresponsabilidad de esos pescadores que dejan semejante regalo sin importarles, porque saberlo lo saben ¡tienen tanto tiempo para pensar!, que un confiado paseante se hinque el anzuelo en el pie, el culo o la teta. Aún así he corrido un rato por la arena mirando sin mucha simpatía a un grupo de chicos junto a sus plantadas cañas de pescar y mesa llena de botellas y restos de comida, con pinta de estar allí desde la madrugada y mirando con mala cara a los madrugadores paseantes que les incomodan caminando por debajo de sus sedales entre las cañas y el agua. Ellos están allí toda la noche y ahora vienen los veraneantes que tienen todo el día libre y tienen que aprovechar justamente estas horas para molestarnos. Acosados por su presencia, nos vemos obligados a marcharnos precipitadamente, y si se queda alguna caja de lombrices o algún trozo de hilo con anzuelo y alguien se lo clava, pues que le den, y si no que no vengan tan temprano o se pongan zapatillas. Además, que un limpio pinchazo de un material tan desinfectado solo fastidia porque desgarra al intentar extraerlo. No puede uno ni pescar tranquilamente. Eso por no hablar de los peces, cada vez menos y que ni pican, los pocos que son. ¡A dónde vamos a parar!

José Luis Simón Cámara
San Juan, 11 de Agosto de 2013.

Desalojando el taller con la ITV pasada

Del blog “Memorias García Rato

taller

En alguna ocasión de nuestra carrera atlética, todo deportista debe pasar por el taller para que le aprieten algunas tuercas y en muchos casos le pongan los tornillos que le faltan…

Esos momentos no son agradables, pero debemos asumir que han de ocurrir y que finalmente pasarán.

En mi caso puedo decir que ya estoy curado y con el beneplácito de los galenos para volver a mi “rutina habitual”

Lo cierto es que he empezado a correr con una sensación extraña, pues han pasado tres meses desde mi última zancada cruzando la meta del Iron Man de Lanzarote y hacía mas de 18 años que no pasaba tanto tiempo sin trotar, cuando tras una lesión, un conocido “doctor” me sugirió que dejara la carrera, pues con mi fisionomía no iba a durar mucho….. En fin, otra prueba más de que poco a poco salimos de donde sea.

enfermera

Pero una correcta vuelta a la escena no se logra así como así, y es que además de paciencia, fuerza de voluntad y perseverancia, hace falta gente que te apoye en el envite. Lo cierto es que no había echao cuentas al asunto, hasta que el 21 de mayo, el Doctor Elvira (al que solo puedo agradecerle la agilidad y destreza en la operación) me revisó y casi se cae de culo de lo que ahí dentro tenía. Tres horas después y sin salir de la clínica, mi retina estaba pegada con Loctite ocular y a la espera de un secado. Todo lo sobrellevé mejor gracias a Damarin mi enfermera particular que me llevaba la contabilidad de las gotas y me ponía los grilletes para que no escapara de nuestro nidito a sacudir mi retina, además de aguantar ese estado…. llamémoslo de nerviosismo ante la falta de endorfinas….

amigos

Mi familia se volcó en traerme libros, comida y compañía en los primeros momentos con la cabeza “gacha”. Tod@s os preocupasteis y via wassup, teléfono o visitas hicisteis que el camino se hiciera más corto.

ironman

Hoy, tras la última revisión, puedo decir que estoy curado y es que como bien dijo el Doctor “Eres un caso singular, porque nunca he visto a nadie hacer un Iron Man con un Desprendimiento de Retina, pero tienes una retina torera”. Ahora toca la vuelta y preparaos que vengo con ganas……

En fin que más que contar mi historia, quería por un lado agradecer a tod@s vuestro apoyo y animar al resto de “tocaos” para que no decaigan, pues en nada estaremos juntos de nuevo y es que

“Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es Correr”

Escuela rural

bicicletasNo esperaba aquel regalo de Navidad y una emoción incontenible humedeció sus ojos. En un instante su mente percibió todo lo que aquella bicicleta significaba. Ya no tendría que caminar diariamente los tres kilómetros hasta el colegio y otros tantos de vuelta. Podría levantarse más tarde y, al volver antes, tendría más tiempo para preparar los deberes del día siguiente. Se acabarían las burlas de los niños que ya tenían bici o a los que sus papás llevaban y recogían en coche.

El regalo de la Asociación de Padres de Alumnos le animó a seguir como maestro.

(Micro seleccionado para la final semanal del 7 de Agosto, de Relatos en Cadena, de la SER. Tema: bicicletas).

Tres palabras

Este sitio es un lugar inmundo. Nadie conoce a nadie, nadie se preocupa de nadie. Todos sospechan de todos y todos vigilan a todos. Yo observo de reojo a quienes están a mi lado, lo mismo que ellos me observan a mí.

El ambiente es muy tenso, yo diría que hasta dramático. Es más que probable que mañana, a estas horas, alguno ya no esté en este mundo. En unos minutos hay quien no tendrá más salida que el suicidio. No quisiera ser uno de ellos pero no puedo descartar nada, de la calma a la desesperación apenas hay unos tic-tac de reloj.

Creo que los individuos más peligrosos son el que está a mi derecha, mal encarado y de mirada huidiza, y el que se encuentra enfrente, de aspecto elegante y maneras distinguidas. Ambos parecen tranquilos y seguros y eso me desconcierta e intranquiliza. Intuyo por sus gestos, casi imperceptibles, que a ellos yo también les inspiro respeto.

En cualquier caso no debo menospreciar al resto. El de las gafas oscuras no deja de fumar, sin duda pretende controlar los nervios. Aunque no hace calor, el más mayor presenta en su amplia frente todo un mosaico de gotas de sudor y se cruza de brazos para ocultar y controlar el temblor de sus manos.

Al fondo, algo separadas, dos mujeres, jóvenes y bonitas, nos observan emocionadas sin perder detalle y conteniendo la respiración. Su actitud delata un estado de ansiedad y preocupación.

El silencio es ensordecedor y las palabras resultan innecesarias. Cada uno está absorto en su situación y, sin duda, aterrado por el incierto e inmediato futuro. Es mucho lo que hay en juego, o para ser más preciso todo está en juego en estos momentos.

Inconscientemente acuden a mi mente toda una serie de recuerdos en los que me reconozco luchando por llegar hasta donde ahora me encuentro. Parecerá un sarcasmo pero hoy preferiría no haber llegado nunca hasta aquí.

La situación no puede demorarse más, llega el momento de la verdad, el instante a partir del cual nada va a seguir siendo igual para ninguno de los presentes.

En un temido y pausado movimiento de manos todo queda decidido con el volteo de las cartulinas para descubrir sus grafías. Le acompañan tres palabras en una voz nerviosa a la vez que aliviada: póker de ases.

 

Rafael Olivares
26-Febrero-2013
Del blog Potaje de palabras