El pasado 6 de octubre, se celebró el 7º Onil Trails, prueba que organiza el Club de deportes de Montaña Trail Running de Onil y que al ir por la séptima edición, indica que es una cita que ya se está consolidando en el calendario de las carreras de montaña en la Provincia, que a los de Alicante nos viene bastante bien por la cercanía y por la fecha, al principio de temporada, para quitarnos las telarañas que durante el verano hemos ido acumulando.
El evento consta de varias pruebas: 14k, 25k y 40k, con 700, 1.300 y 1.800 metros positivos, respectivamente y además la de 14k permite también hacerla en modo senderista, lo cual, sin duda es atractivo para el que quiera dar un paseo por esta zona de montaña de Alicante. Hala!!, ya les he hecho la publicidad gratuita.
Como ya salir de casa por menos de 100k no compensa, tanto mi “gemelier”, Jaime, el “Marlon Brando” de las carreras y yo, nos inscribimos a la de 40k. Tengo que decir que Jaime me estuvo dando la “turra” desde que se apuntó con que iba a llegar muy justo de preparación y bueno a mí me da la risa, porque cuando dice eso me saca una hora y cuando va bien, me saca dos o tres de ventaja. En fin, lo que hay que aguantar!!
Salimos de alicante sobre las 6´15 de la mañana para llegar con tiempo, recoger los dorsales y prepararnos adecuadamente. Era aún de noche cuando nos dieron los dorsales, justo al lado del impresionante Palacio del Marqués de dos Aguas de Onil, una pequeña joya de la arquitectura medieval que recomiendo visitar si se va a esta localidad.
Allí ya estaba totalmente pertrechado el amigo Tomás, “Tractor” Méndez que corría esta prueba en su camino de preparación a la CBT en su distancia larga. Una alegría porque desde que le vi sabía que iba a ir con él todo el trayecto, puesto que ya daba por descontado que Jaime me iba a abandonar, una vez más, como es habitual ya en él, y que bien le recuerda su chica, Susana. Cría amigos… Además se encontró con otro de sus “conocidos”que también corría la prueba, Antonio Diéguez y ya claro, que queréis que os diga más, si te he visto no me acuerdo. En el poco trayecto que compartimos, unos 2-3 km, Antonio me dijo que cumplía 59 años, pero vamos, como subía el amigo!. Un ejemplo a seguir.
A las 8 en punto se dio la salida y los 107 corredores que allí estábamos, salimos cortando hacia arriba, por el casco antiguo de Onil y en dirección a lo que por allí llaman el Racó del Sastre, que al ir subiendo, nos deja ver el valle de la Foia de Castalla con el Sol creciendo por el horizonte, anunciando poco a poco, grado a grado, el calor que ya se esperaba iba a hacer en el día de hoy.
En el Km. 7 estaba el primer avituallamiento, alto del Somo. De los mejores que me he encontrado en carrera. Había un tío cortando jamón!!, como lo oís y chorizo, morcilla y dos porrones, uno de paloma y otro de vino!!. Increíble!!. Aquí ya vamos Tomás y yo solos. De Jaime y Antonio ni rastro. Comemos y yo le doy un buen tiento al porrón de vino, que no se diga que sólo venimos a correr y a seguir bajando, metiéndonos en una rambla algo técnica, que termina en el inicio a la cota más alta de la carrera, el alto del Reconco, con 1.210m de altura, con avituallamiento donde están las antenas. Aquí ya nos adelantan los primeros corredores de la prueba de 25k. Tomás y yo a lo nuestro, bien de fuerzas y de tiempo.
Comenzamos una bajada larga y corredera, que pasará por la Font de Fontalbres, un sitio muy agradable, con un estanque y una fuente. No me refresco en ella por miedo a perder tiempo y que me pase lo de otras carreras, que me quedé sin tiempo y me descalificaron. Menudas pesadillas con este asunto después de la experiencia de Luchon donde me quedé fuera por 5 minutos. Quita!!, para adelante sin parar y eso que el calor ya aprieta.
Después de esto y tras pasar por el siguiente avituallamiento comenzamos una bajada muy agradable de pista, en la que Jaime después me contaría que se cayó, dándose un buen golpe que le dejó dolor en las costillas. No sé, yo no quiero decir nada, será el karma…
Entramos en una zona de llaneo, como una especie de cauce seco, bastante agradable. Tomás, que se había quedado atrás, me comenta que ha tenido una pájara en la bajada anterior y reducimos el ritmo de manera que le dé tiempo a recuperarse. Una vez que salimos de este “cauce”, tenemos otra subida corta hasta el siguiente avituallamiento que justo está a espaldas del anterior, por lo que al final me doy cuenta de que hemos hecho un bucle. La verdad tengo que decir que los avituallamientos fueron correctos, pero es que el buen ambiente que había en ellos podría compensar que algunos fueran justos o repetitivos. Se lo estaban pasando “pipa” y ese ambiente se contagia a los corredores, como no.
Tomás llega al poco y entonces ya me preocupa porque me dice que ha vomitado todo lo que llevaba dentro. Mal asunto. Encima no le entra nada más. En ese momento me traslado a la misma situación que me tocó vivir en Penyagolosa: angustia, no poder meterme nada en el cuerpo y una sensación de debilidad total. Como te entiendo, querido Tomás!. Bueno, seguimos adelante, pero veo que Tomás se me va retrasando. Llegamos a un alto y a una pista que parece una autopista, incluso con algún tramo de camino asfaltado, todo en bajada. Voy lento, esperando que Tomás aparezca, pero cuando llego a la penúltima subida de la carrera me extraña que con el buen terreno que hemos dejado, Tomás no esté ya aquí. Decido empezar a subir y esperarle en el siguiente avituallamiento, ese donde estaba el jamón y digo estaba porque ya no queda ni el hueso, pero el ambiente sigue siendo de cachondeo total. Allí uno de los voluntarios que estaba en el avituallamiento anterior me informa que Tomás me espera más adelante, que ha decidido abandonar. Me lo encuentro hundido literalmente, dándole vuelta a la idea de que igual esto no es lo suyo. Intento transmitirle que no pasa nada, que esto es así, unos días te encuentras bien y otros no y que lo que hay que hacer es ver donde hemos fallado, no dejarlo, pero que te quedan ganas de mandarlo todo a la porra, eso sin duda.
A partir de este punto de carrera empieza la última bajada hasta meta, casi 7 km. Con solo una tachuela de unos 200 metros de costarrón, que inicialmente no estaba y menos se lo esperaba, pero que tuvieron que incluir al variar el recorrido inicial porque éste no estaba bien para correrlo, por las últimas lluvias de la zona. Tras 6 horas y media de carrera y con 30 grados, ya cayendo a plomo, se me hicieron de duros como si subiera el collado de Salenques. Pero bueno, este era el último capítulo. En un kilómetro y poco, me veo entrando ya en el pueblo, de nuevo por la parte alta y al final de la última calle me encuentro a mi gemelier y a su hermano Juanjo, que ha venido con sus niñas. Enfilo los últimos 200 metros y entro en meta con 6 horas 54 minutos (Jaime una hora menos, lo que yo diga) feliz por haber acabado una carrera, que no es poco, después del añito que llevo. Sin duda una prueba para repetir, con una buena organización y un gran ambiente.
LO MEJOR: Seguir compartiendo momentos con mi querido amigo Jaime, aunque me abandone, jejeje, y acabar una carrera y estar escribiendo esta crónica. ¡Ya era hora!
LO PEOR: No poder entrar en meta con Tomás, pero seguro que lo haremos, porque vamos a seguir, ¿verdad Tomás?
¡Salud y Montaña!
Jota
Enlace clasificaciones: https://www.mychip.es/m/65d49a06bcb1e9bc906857bd