ULTRA SIERRA NEVADA – Abril 2021

Las vueltas y giros que da la vida. Hace 1 mes aproximadamente, la Ultra Sierra Nevada no estaba ni de lejos en esas cosas que podrían pasar en mi vida… y aquí estoy hoy haciendo la crónica de la carrera. Parece que con lo que venimos viviendo en el último año y medio … casi cualquier cosa es posible.

Hoy estoy haciendo este relato gracias en primer lugar, a mi buen amigo Carlos (Carlos Ramos Cabrera) quien lamentablemente no ha podido asistir a la carrera y generosamente quiso que fuese yo quien estuviese allí. Después de haber podido hacer esta carrera no te puedo estar más agradecido Carlos, por proporcionarme un día que no olvidaré y un viaje extraordinario en Compañía de Elías, Josemi y Sergio.

A este último (Sergio García) tengo también que darle las gracias por insistir en que fuese a la carrera y no sólo eso… que quería hacerla junto conmigo, algo igualmente generoso por su parte habida cuenta de la diferencia de nivel entre ambos.

Pero vamos a todo lo ocurrido …  partimos hacia Pradollano (Granada) el viernes al mediodía para alojarnos en un hotel del que disfrutaremos más bien poco… porque el viaje es ir, cenar, levantarse, correr y volver… intenso sí, pero bien exprimido da para mucho.

Ocupadas las habitaciones, tenemos incluso tiempo para dejar casi todo preparado para la mañana siguiente, en la que a eso de las 4h nos tenemos que levantar. Nos vamos a cenar al lugar escogido por Sergio (un gran sitio…. lógico para quien gusta de comer bien y Sergio es de esos), pero para ser fieles con el relato, podemos acuñar el término “homenaje”, porque de cena comedida pre-carrera no se puede calificar … chuletones, pizzas, tartas, etc… que podría parecer una locura… pero al día siguiente fue un tanque de combustible y quedó perfectamente quemado en los 61 kms de la carrera.

A las 4h puntuales, nos levantamos, nos ponemos la ropa de carrera… unos con más gusto que otros… todo hay que decirlo, pero en líneas generales todos presentables para revista de trail, y nos marchamos ligeros hacia Beas de Granada (a unos 50 min.) de coche… que en el “Halcón Milenario” de Josemi se hace en menos tiempo y muy cómodos.

Cuando llegamos al pueblo, ya notamos que la temperatura es muy buena. Aparcamos a escasos metros de la salida y tras los últimos preparativos, nos vamos para la salida situada en un campo de futbol de tierra de esos de los que ya no quedan. Nos hacemos una lúgubre foto dada la escasa luz que hay en el lugar, en la que es incluso difícil saber quién es quién… porque llevar las mascarillas tampoco ayuda.

Pasamos un mínimo control de material y temperatura y entramos al lugar donde mediante conos, nos ponemos en filas y a distancia suficiente para cumplir los protocolos. En el propio sitio, calentamos, estiramos y van apareciendo sensaciones que habían quedado relegadas y en hibernación durante este casi año y medio. Los nervios pre-carrera, la emoción del momento, la incertidumbre, etc… a todo esto el speaker nos recuerda que seamos prudentes y respetemos todas las normas, puesto que esta prueba se celebra después de un año largo, duro y con la pérdida de muchas personas por culpa de la pandemia. Personalmente, viene a mi memoria un momento especialmente duro vivido el pasado año y se mezclan sentimientos de profunda tristeza con los de la alegría de estar ahí, en la salida otra vez de una carrera, con mis amigos, listos para volver a hacer algo que forma parte de nuestra felicidad, porque así es… nos hace muy muy felices disfrutar de la amistad, de la naturaleza, de lugares distintos, de momentos, olores, amaneceres, etc… Por último, la organización creo que de forma muy acertada, escogió para la salida un tema musical único (Viva La Vida – Coldplay) creando lo que para mi fue una atmósfera con una mezcla de respeto, recogimiento y a la vez exaltación de la alegría, de volver a vivir el trail. Un momento emocionante.

Llega el momento, miro a mi izquierda donde está Sergio, a su lado Josemi y a la izquierda de éste Elías, nos miramos con ilusión y complicidad y nos deseamos lo mejor para las horas venideras de carrera.

Poco a poco y por filas de corredores en tiempo espaciado de no más de 15” vamos saliendo de forma ordenada y tranquila para pasar de nuevo por un arco de salida y comenzar a dar las primeras zancadas por el asfalto de las calles todavía de la población, disfrutando desde ese mismo momento, de todos y cada uno de esos primeros cientos de metros.

A eso del km 2-3 aprox. llegamos a la primera ascensión de este primer bucle de la carrera y en la oscuridad de la noche, sin la contaminación lumínica de la ciudad o incluso del propio pueblo de Beas de Granada… se produce otro momento especial y singular del trail… levantas la mirada y ves una serpiente de frontales y luces rojas traseras subiendo y creando una visual que ya no recordaba y que nos proporciona otra inyección de alegría. Preciosa la foto.

Este bucle lo hacemos al trote, por momentos hablando los 4, acompasados en el ritmo y hasta en las paradas técnicas. Muy tranquilos y disfrutando de correr, bajando por pista rodeada de masa boscosa, con una temperatura magnífica, sin lluvia y por tanto, sin tener que pensar en otra cosa que en correr.

Llegando al primer avituallamiento (Cortijo Aguas Blancas), se produjo algo inesperado, Sergio y yo que vamos unos cuantos metros detrás de Josemi y Elías, convenimos que no vamos a hacer parada porque llevamos líquido y comida suficiente y no nos hace falta de nada ya que estamos al principio de carrera. A la entrada, se pasa el control de cronometraje y si no quieres avituallamiento sales por el mismo sitio… no hay salida al final del avituallamiento; por lo que yo entro y salgo directamente, Sergio entra y mira a ver dónde están Josemi y Elías.. pero no los ve y sale igualmente del avituallamiento. Por un momento pensé que me había perdido de los otros 3, grité a Sergio que aparece por la puerta del avituallamiento y decidimos seguir, pensando que Josemi y Elías habrían hecho lo mismo que nosotros, no parar.

Bajamos por una pista ancha bonita con bosque y con el río a nuestra izquierda, en los primeros momentos de luz natural del amanecer y donde ya empieza a sobrar el frontal. Bajamos ligeros queriendo buscar y alcanzar a Josemi y Elías… pero no damos con ellos y lamentablemente ya no volveríamos a juntarnos hasta meta.

Cruzamos el río y comenzamos una subida entretenida, algo exigente pero que se hace bien, con terreno limpio, tierra oscura como barro pero seca y donde agarra bien la zapatilla. La mañana y el amanecer son perfectos para la carrera, sigue la temperatura fresca pero sin frío, por momentos algo de niebla pero que deja ver los paisajes y delante de nosotros zonas de extraordinaria belleza, lo cual nos sorprende a Sergio y a mí que esperábamos un recorrido más seco, menos frondoso… pero al contrario, el suelo presenta un verde digno de paisajes Asturianos o Gallegos, el monte bajo es de una variedad y colorido magnífico e incluso en algún punto, nos parece un paisaje pre-pirenaico.

En el km 15 vino el susto de la carrera… y es que como suele pasar… si vas con el espíritu de “Heidi” por las montañas mientras estás en una carrera, pues pasa que bajas la guardia, te relajas, disfrutas… y la zapatilla no apoya como debe y se gira hacia adentro y el tobillo realiza un ángulo nada natural que lanza una señal de dolor, con la consiguiente pérdida de equilibrio que hizo que me fuese sin control hacia adelante y si Sergio no llega a pararme… termino en el suelo y arrastrando algunos metros. Me repuse y tras unos metros dolorido continuamos la carrera, pero al final de la misma… cuando me quito el calcetín en la habitación, aparece un bulto del tamaño de media pelota de tenis, pero más aparatoso que grave.

Llegamos a Quentar (2º avituallamiento) donde rellenamos los bidones y salimos bastante ligeros porque decidimos comer algo en la transición desde el avituallamiento hasta la siguiente subida, una subida algo más exigente pero que igualmente hacemos con buen ritmo. Sabíamos que los 2 primeros bucles eran llevaderos y correderos, por lo que íbamos con un ritmo muy prudente y gestionando las fuerzas.

Llegamos a la parte alta de la montaña por donde recorremos todo el perfil por senda buena y con sube y baja suaves, hasta iniciar una bajada de unos 4 km creo recordar (que parecieron 10) larga, con bastante pendiente y que acababa en una dura pista asfaltada con bastante desnivel negativo que destrozaba piernas, cuádriceps, rodillas… porque bajando por ahí o retienes algo, o terminas mal… Bajamos unas últimas escaleras de entrada al pueblo de Pinos Genil (Km 37) y enfilamos una calle que nos muestra la belleza de este pueblo. El río a nuestra izquierda, árboles, casas bajas y un ambiente extraordinario, mucha gente en terrazas disfrutando del día y aplaudiendo en un gesto que (serán cosas mías) pero denotaba una complicidad especial, porque creo que todos estábamos encantados del reencuentro; los corredores de volver a correr y la gente de volver a ver corredores, deportistas, con sonrisas en los rostros sin tapar y mirarlos devolviendo ese gesto de felicidad y agradecimiento a todos ellos por estar ahí y compartir un pequeño momento de algo tan normal y sencillo como es disfrutar del deporte y naturaleza.

 

Entramos en el avituallamiento, muy amplio, emplazado en lo que creo que eran unas pistas polideportivas… Aquí teníamos la “bolsa de vida” pero como vamos bien, no nos hemos mojado ni necesitamos nada… decidimos no pedirla; llenamos líquido y nos separamos unos metros hasta una zona donde nos sentamos y comemos el bocadillo “gourmet” que había preparado la noche anterior Sergio. Quien me conoce e incluso quien ha corrido conmigo, sabe que soy muy mal comedor en carrera, pues bien, pocas veces me he comido un bocadillo con tanto gusto y en menos tiempo, un manjar (pan blandito integral, hummus, aguacate y salmón marinado) un “chute” de energía para cuerpo y mente. Sergio sabía lo que hacía… cuando llevas a tu lado a uno que está algún escalón por debajo de ti… más vale cuidarlo y mimarlo para que aguante.

Salimos del avituallamiento justo en el momento que pasan los primeros clasificados de la maratón, a ritmos que parece que estén haciendo series; otro nivel. Saliendo de ese avituallamiento vamos algún tiempo con un grupo de 3 franceses que hacían también la misma distancia que nosotros y con el que veníamos coincidiendo ya un tiempo atrás pasándonos y pasándolos, y sorprendentemente, (porque suelo ser yo el cascarrabias y el ofensivo de las carreras) Sergio me dice en voz baja algo así como: “….. esos 3 hincarán el pico y nosotros vamos a quedar por delante … Pablo, sólo te pido por favor que aguantes para quedar por delante de ellos, sí o sí ” … si no lo conociera… diría que le habían hecho o dicho algo… pero bueno… fue especialmente gracioso ver cómo parece que mis “padawan” empiezan a venir al lado oscuro del trail … en fin… lo mismo fue hasta motivador para lo que quedaba de carrera.

Este 4º bucle es donde sabíamos que empezaba la carrera de verdad, porque ya llevábamos 37 km “amables” pero 37, y porque eran no más de 12 Km y alrededor de 1400D+ que efectivamente no defraudaron… y sin embargo a mi particularmente me pareció un tramo con unas fotos preciosas.

Llegamos hasta la base de la presa del embalse (Embalse de Canales) donde las cintas de marcaje de la carrera nos meten por un canal seco que bordea la montaña y el propio embalse a una altura por encima del mismo, donde corremos varios cientos de metros por ese recorrido curioso y distinto, pasando un par de túneles donde tener a mano el frontal nos evita algún susto debido al golpe del cambio de luz.

El agua del embalse regala como digo fotos muy bonitas, azul turquesa y verde en el agua, reflejos de nubes y montañas.

Pero disfrutado el momento, no podemos olvidar que iniciamos una subida por una senda con mucho monte bajo y con bastante desnivel hasta llegar a la valla de una finca que rodeamos e iniciamos la “bajada de las culebras”, creo que el punto más técnico de la carrera. Una bajada de senda estrecha con terreno de piedra suelta y donde había que extremar la precaución por caídas.

Seguidamente una pista asfaltada nos lleva al mismo embalse que cruzamos por el arenal (la cola del embalse) y desde aquí unos metros más adelante comenzamos otra subida dura siempre en paralelo con el embalse hasta llegar arriba para bajar de nuevo hasta el río otra vez y desde aquí iniciamos la aproximación a lo que se empezaba a oír entre corredores … “ las zetas” … un tramo largo y duro, muy duro, que parece que no acabe nunca. Yo pensaba en las zetas del Cabeçó y pensaba que serían algo así… pero estas con lo que llevas en las piernas y con lo largas que son… se hicieron especialmente duras.

Superado la parte más dura, llegamos a una pequeña zona de transición de carretera para llegar a una senda a izquierda y subir los 50m de desnivel para llegar al último avituallamiento, en el que ya se escuchaba a mucha gente desde la distancia. Cuando ya vemos a unos metros el Hotel donde está ese avituallamiento, se ve igualmente a no menos de no sé, 20-30 personas animando, pero parecían 100. Sergio que iba delante de mi… afronta ese último repechón arrancándose a correr con una fuerza sorprendente… incluso el corredor que iba detrás de mi dijo: “ … qué máquina el tío” … y la gente que se encontraba allí empezó a aplaudirle y animarle entusiasmada y contagiada de esa fuerza, y de una forma que, salvando las distancias, me recordó a algún vídeo de Zagama.

Entramos en el avituallamiento y rellenamos líquido para afrontar el último bucle de la carrera. En este avituallamiento es en el único que me acerco a pedir comida… no por nada… sino por comer algo distinto. Pido un trozo de manzana y medio plátano, que me sirven en un plato de plástico respetando las medidas sin contacto… cuando escucho a mi izquierda la voz de Sergio decir: ¡Vamos Pablo, Salimos ya! (Al final de la carrera me dijo me que mi mirada no fue de cariño precisamente…) y no lo era… sólo pude decirle: “dame un respiro” … pero estaba desatado; en su mejor momento; … manda narices que en el km 50 tuviese que pasarle, estaba exultante …

Engullo el trozo de manzana y el medio plátano junto al cubo de basura para incluso no perder tiempo ni tirando los restos, y salgo caminando con lo que parecían dos pelotas de tenis una en cada carrillo.

Me tomo un último gel y arrancamos a trotar por el asfalto y por la propia carretera que lleva a Pradollano.

Este tramo es lo que no nos gustó nada a ninguno … unos 6 km de asfalto picando desnivel positivo, conviviendo con los coches y motos, coincidiendo con el momento en el que el sol calentaba más y por tanto la sensación de calor, dureza del asfalto, lo aburrido que es, etc… pues demoledor. Caminando y corriendo conseguimos llegar hasta el desvío en la carretera donde a la izquierda se toma una senda para rodear el último tramo de carretera y evitar no más de 2 km de ésta. Curioso que, justo antes de tomar dicha senda… y a nuestra derecha, sentado en el piso de su furgoneta y comiendo algo, se encontraba tranquilo y siguiendo las carreras el gran Miguel Eras.

Sergio lo saluda y seguimos nuestro camino comentando lo sorprendente que este deportista… sencillo, humilde, amable y apasionado de las carreras de montaña, capaz de estar viendo a corredores del montón en un lugar cualquiera y que además luego se desplazó a meta para ver llegar a todos los corredores. Un personaje extraordinario.

Hacemos el último tramo de senda por bosque de unos 2 km aprox. agradables y salimos a la entrada del pueblo de Pradollano, ya no nos queda casi nada, aunque la organización tiene a bien darte un último “regalo”. Cuando entras en Pradollano, ya ves el ambiente, a otros corredores que han finalizado, cuando escuchas al speaker con un volumen que sólo puede hacerte pensar que vas a entrar en meta, las cintas van guiando estos “últimos metros” hacia el final del pueblo, atravesando terrazas de bares abarrotadas de gente con cervezas sobre las mesas y nosotros por el contrario enfilamos nuestro “fin de fiesta”, que no es otra cosa que una pala de nieve que no sabría decir ni lo larga ni el desnivel que se supera en ese tramo corto… pero puedo reconocer que la subí sin mirar; como cuando de pequeño te comías algo sin respirar para que pareciera que no te lo habías metido en la boca… pues igual. Clavo la mirada en la nieve y para arriba, un paso tras otro siguiendo los de Sergio. Supongo que no serían más de 300m y unos 50D+, pero como digo, de esos que no quieres ya ni mirar. Rodeamos la pista y bajamos por la otra parte igualmente otra pala de nieve para ahora sí, pisar la piedra del suelo del pueblo, subir unas escaleras metálicas y afrontar la recta de meta de la mano de mi querido Sergio al que tengo que agradecer la magnífica carrera que nos salió para lo justitos que llegábamos ambos.

Solo puedo decir que uno de esos días de felicidad plena.

Pero además… el día nos iba a regalar más noticias buenas. Cuando ya bajábamos con el coche, Sergio nos anuncia que Jota ha mandado una foto informando que había acabado su carrera (Maratón Sierra Nevada) lo cual fue otro momento de entusiasmo, con llamada telefónica incluida a Jota para felicitarle por tan extraordinaria noticia, y por el mérito que tiene haber ido solo, hacer la carrera y acabarla, siendo una prueba muy exigente. El esfuerzo, sacrificio y sufrimiento que ha tenido que superar sólo él lo sabe, pero sirva esta oportunidad que se me brinda para decir que tienes toda nuestra admiración y cariño Jota, por tu fortaleza física y mental. Enhorabuena y a compartir kms de montaña.

No sé si habré podido reflejar en estas líneas lo que ha significado esta primera ultra después de tanto tiempo y de lo que hemos y estamos pasando. Estoy acercándome a los 50 años de edad… y todavía a día de hoy me pongo nervioso con las carreras, me emociono en la salida, disfruto de los entornos, paisajes, olores, colores de la montaña… es extraordinario, y lo que queda… porque los que tienen más años que yo, también siguen así… con la ilusión del principio. Que no se pierda hasta el último suspiro de vida.

Pero además, compartir todo ello con este grupo de amigos/as es lo que en conjunto creo que a todos y cada uno de nosotros nos da una parte importante de nuestra felicidad. Espero y deseo que no tengamos que volver a pasar por algo como lo que vivimos en estos días, que sigamos disfrutando día a día, año tras año de todo esto y hasta que nuestros cuerpos aguanten.

Besos para todos.

Pablo Molina

ULTRA
Clasificación:

Nombre Categoría Tiempo Posición General Posición Categoría
Sergio Vet-M 9:16:23 105 48
Pablo Molina Vet-M 9:16:24 107 50
Josemi Master- M 9:36:40 140 8
Elias Vet-M 9:43:24 151 71

Track:

https://es.wikiloc.com/rutas-carrera-por-montana/ultra-sierra-nevada-2021-trail-67519582

Maratón
Clasificación:

Nombre Categoría Tiempo Real Posición General Posición Categoría
Jota Master-M 7:31:44 272 23

Track:

https://es.wikiloc.com/rutas-carrera-por-montana/ultra-sierra-nevada-2021-maraton-67519619

De castillo, ¡ay! en piedra.

Invitados por la peña excursionista de Elda, personificada en este caso en dos de sus miembros más ilustres, Paco Herrero e Ismael Verdú, algunos corredores de Atotrapo de San Juan, hemos acudido a su llamada. Un entrenamiento entre amigos. Aún amaneciendo, eran las 7.30, y con un fresco otoñal, último día de la estación, arremolinados y enmascarados junto a los coches, protegiéndonos del viento frío, hemos hecho entrega de un búho cerámico, símbolo de la sabiduría, a Paco Herrero que hoy hacía su maratón 116. Otro grupo, también reducido, hacía la media maratón. Con una separación de 200 metros, salíamos ambos grupos a las 8 de la mañana tan distanciados a causa de la pandemia, que parecíamos más enemigos que amigos. Buen ritmo inicial para entrar en calor, casi siempre siguiendo el accidentado cauce del Vinalopó, riachuelo arriba,, rodeados de vegetación, parques, ciclistas, alguna bandada de pájaros cruzando el horizonte, hemos avistado a lo lejos el perfil del primer castillo. ¿Será el de Villena?. No, es el de Sax. La subida al caserío de Santa Eulalia está suavizada a tramos por rellanos y algunas bajadas que alivian del esfuerzo. El camino, mezcla de tierra, piedras y grava. Ya a la vista el 2º avituallamiento, en una bajada suave, mi compañero tropieza en una piedra grande que apenas sobresale del sendero y cae golpeándose rodilla, codo y frente. Una arista puntiaguda de otra piedra le hiere en el entrecejo que comienza a manar sangre aparatosamente. Estamos los dos solos en ese momento. El ciclista escoba que suele precedernos o seguirnos de cerca para indicarnos el camino con frecuentes cruces y bifurcaciones está justamente ahora algo alejado. Con los escasos medios de que disponemos, un pañuelo y dos mascarillas intentamos cortar la hemorragia que ya le ha cubierto nariz, cara, manos, orejas y camiseta.. El ciclista, desde lejos, aprecia algo raro y viene en nuestra ayuda. Nos acompaña hasta el puesto de avituallamiento donde apenas tienen unas servilletas de papel y agua para limpiar las heridas. Ismael, viejo amigo de Rafa, y su lazarillo, Ismael ha perdido mucha visión, nos llevan en coche hasta el centro excursionista donde somos objeto de todas las atenciones posibles. Nos cambiamos de ropa, calada de sangre o de sudor y llega una patrulla de la policía nacional que nos ofrece sus servicios. Sugieren llamar al hospital para que envíen una ambulancia pero les agradecemos el ofrecimiento, aunque poco después Ismael y su lazarillo nos llevan al hospital donde Rafa es atendido impecablemente por el personal, todo chicas. Limpieza de heridas, anestesia del entrecejo y dos puntos. Además de antitetánica porque la herida se produjo en un camino de cabras. Jesús y Martina, ya alertados por Ismael de la caída, nos han recogido del hospital y nos han llevado hasta el centro excursionista donde teníamos el coche. Montaditos de jamón, tortilla y sobrasada con cerveza. Todo obsequio de la organización, incluido abastecimiento en la carrera, camiseta de recuerdo y libro de lujo de las 100 maratones de Paco Herrero con recetas culinarias de todas las ciudades del mundo donde las ha llevado a cabo. Antes de marcharnos, rodeados de atenciones por todos los que nos acompañaban y preguntaban por el estado del lesionado, hemos entrado al bar para tomarnos un café y hasta allí ha llegado la larga mano de Paco porque al intentar pagar, la camarera nos ha dicho, mirando a una señora, que estábamos invitados. Me he dirigido a la señora que, interesándose por el estado del herido, nos ha dicho que era la mujer de Paco Herrero. Abrumados por tanta atención nos ha costado despedirnos de aquellas amables gentes del valle del Vinalopó.

San Juan, 20 de diciembre de 2020.
José Luis Simón Cámara

Un Entrenamiento entre Amigos por los Castillos del Vinalopó

Quiero enfocar esta crónica referente a lo que ha sido una carrera entre amigos y basarla principalmente a hacerle un pequeño homenaje, (aprovechando la ocasión que no ha habido ni dorsales, ni cronos, ni pódium) dedicado a esas grandes personas, a veces anónimas y voluntarias, que están detrás de todas estas carreras y eventos, organizando, colaborando, auxiliando, etc. para que unos cuantos se encuentren y nos encontremos a gusto corriendo, disfrutando de la naturaleza, haciendo deporte al aire libre, conociendo nuevos rincones y lugares, marcarse retos y alcanzar objetivos.

Detrás y delante casi siempre de todos los clubes, grupos, asociaciones o equipos hay alguna persona referente que ya por sí mismo empuja o arrastra a todos los que con él van. En este caso nos hemos encontrado con dos amigos, gigantes en generosidad humana y currículo deportivo, que representan a dos “clubes” que ayer se hermanaron para trotar juntos, Paco Herrero y Jesús Jurado.

Paco Herrero con más de 70 años y más de 100 maratones corridos por todo el mundo con el que ha confeccionado un precioso libro (100X100) contando en él, sus sensaciones en la carrera, describiendo las vivencias del viaje, elaborando recetas gastronómicas de la zona de cada uno de los lugares que ha visitado y con buenos consejos de su experiencia. Al terminar la carrera nos sorprendió con el obsequio del libro a cada uno. ¡Muy bonito e interesante!

Esta prueba que estaba prevista en fechas atrás tuvo que ser suspendida a última hora por la pandemia que afectó principalmente a Elda y Petrer. Con invitación que casi en exclusiva le habían hecho a A TO TRAPO fuimos a participar en ella Ramón, Julián, Miguel y yo Lisardo en la maratón así como en la media Martina, Rosa, Tiki, Josele, Jesús y Felete (que ha tenido un traspiés dándose de bruces con la frente en el suelo no pudiendo terminar, pero está bien).

En agradecimiento por invitarnos y contar con nosotros nuestro estimado presidente, en nombre de todos le ha hecho entrega del “atotrapillo” la figura diseñada como símbolo de ATT a Paco Herrero como representante y organizador del entrenamiento.

La carrera salió del Centro Excursionista Eldense a las 8:00h donde salimos aproximadamente 25 corredores para hacer la maratón y a continuación otros tantos para hacer la media, estos finalizando en Santa Eulalia. Les regresaron, por parte de la organización, en vehículos al punto de partida.

En la maratón, Ramonet salió desde el inicio a la zaga del ciclista que iba abriendo la carrera y el itinerario, (que a veces daba lugar a confusión en algún cruce, al haberse despegado alguna de las pegatina que indicaban la ruta por la leve lluvia que cayó por la noche) y al ser poca gente en el recorrido, pero que para paliar cualquier disgregación de corredor fuera de ruta, se desplazaban en bici constantemente y por tramos entre seis ciclistas, que se han hecho el recorrido más de dos veces, subiendo y bajando constantemente, guiando y ayudándonos en todo lo necesario. Quiero destacar y dar las gracias principalmente a Juan que en los últimos kilómetros fue nuestro ángel de la guarda acompañándonos constantemente al compañero Miguel y a mí, que al final terminamos andando. Ramón y Julián llegaron juntos finalizando los primeros el entrenamiento. ¡Qué finos están!

No obstante, además de los ciclistas que te ofrecían nutrientes líquidos y sólidos si necesitabas, había durante todo el recorrido avituallamientos fijos cada 8 ó 10 kms muy variados y bien suministrados de alimentos.

Si gran esfuerzo demanda acabar una carrera, mayor mérito me parece y mi reconocimiento por ello, es terminarla siendo porteador de una silla con una persona con movilidad reducida, en este caso seis corredores que relevándose de dos en dos, completaron la maratón.

En definitiva hemos pasado una mañana inolvidable con unos amigos, después de lo bien que nos trataron podemos considerarlos así, con un día que amaneció nublado pero sin lluvia durante el recorrido con una temperatura buena para correr, con un apoyo logístico de cobertura con refrigerio a la llegada de comida y bebida sin reparo alguno, todo al aire libre, espacioso y sin aglomeraciones, con camiseta conmemorativa y un gran regalo sorpresa de 10, que fue el libro 100X100 y todo ello sin coste económico por nuestra parte.

Para terminar quiero adoptar un verso de la poesía que Raquel Herrero escribe de Paco y dedicarlo, yo en este caso, a los que aman el correr con sus mismas palabras “a todos los que se esfuerzan por conseguir metas en buena lid”:

Su vida es correr,
¿qué es sin el deporte?
No concibe un día sin el cansancio más satisfactorio,
Sin conquistar la propia gloria en cada zancada,
Sin ganar salud, amigos y risas en su particular podio.

Lisardo. Elda, 20 de diciembre 2020.

Relive de la carrera: https://www.relive.cc/view/vevYDPjPoyq

La Grande treversée del sur de Francia (2-Octubre-2020)

120 km / D+ 5.640 m / D- 6.290 m

Corredores: Josemi y Gonzalo junto la asistencia de Rosa.

Mi nombre es Gonzalo y me dispondré a narrar brevemente nuestro paso junto José Miguel por una de las carreras referentes en larga distancia en Francia. Después de un año complicado en todos los aspectos de la vida a causa de un bicho que todos sabemos, y con los grandes retos deportivos del año anulados, como la Maratón de Confrides, La ultra trail de Andorra, la PTL de la ultra trail de Mont blanc (que tendríamos que haber disputado en Agosto junto Sergio, Josemi y yo mismo), y así otros tantos eventos deportivos anulados. Por tanto decidimos ir a correr el 2 de octubre este gran desafío.La carrera consiste en recorrer desde la localidad de Vernet en el corazón del Pirineo oriental, y finalizar en Argelers en plena costa mediterránea.

Es Jueves 1 de octubre, y Josemi junto con Rosa parten de Alicante rumbo Andorra donde nos encontraremos, para al día siguiente dirigirnos hacia el pueblo de partida de la prueba. Las previsiones anuncian una meteo un tanto fría y mala para el fin de semana. Después de unas cuantas horas de coche, los alicantinos llegan a Andorra y vamos a cenar una pizza y así acabar de ver la estrategia de cara la carrera.

El viernes, día de la carrera, amanece con mucha lluvia y la temperatura bajando. Quedan pocas horas para la salida y la meteo no da tregua. Conducimos poca más de una hora hacia Vernet-les-bain de donde arrancaremos. Al llegar al pueblo, el panorama es abrumador. Lluvia, frío y la nieve que se ve caer en las cimas de la montaña. Será una noche divertida.

17h pm Km 0. Arrancamos. Salimos con una fina capa de lluvia cayendo sobre nosotros, pero podría ser peor. Nos encaminamos desde el primer kilómetro ya hacia las laderas de la cima del Canigó. En el primer avituallamiento empieza a llover con más fuerza, y nos resguardamos un buen grupo, bajo una carpa mientras unos paisanos cocinan a la brasa unas butifarras. Seguimos ganando metros de desnivel y nos empieza a nevar. Cae la noche y el frío se hace latente. Llegamos al refugio de cortalets a más de 2100 metros. Parece un campo de batalla, unos cuantos corredores tienen principios de hipotermia, pero por suerte hay un fuego donde calentarnos. Nuestro tandem sigue bien, y después de unos 10 minutos y secarse un poco la humedad, partimos. Desde este punto casi 30 km de bajaba, con un primer tramo de nieve muy compacta y placas de hielo con ganas de hacernos apretar el … mental…

Arles-sur-Tech 1a Base de vida.
Es casi media noche, y después de una bajada muy embarrada y resbalosa llegamos al km 38, la primera base de vida. A partir de aquí tendremos un terreno rompe piernas, para ir encauzándonos hacía la que, para mí, es la ascensión más dura de la carrera. Una cima de apenas 1450 metros, el Roc de la Frausa en catalán, o Roc de France para los franceses, y que delimita la frontera entre ambos países. En medio de la noche vamos ascendiendo y en la cima del mismo empieza a amanecer sobre el mar Mediterráneo mientras seguimos en las montañas pirenaicas. Según nos acercamos a la costa la temperatura es más agradable, y a media mañana alcanzamos la segunda base de vida. El Pertús.

Segunda base de vida, km 80. Llegamos en buen estado de ánimo y físico , aunque yo con una pequeña molestia en el tobillo derecho. En la base de vida hay un poco de ajetreo, y tras intentarme hacer ver por un fisio, de poca ayuda me sirve y seguimos, ahora ya con la meta en cabeza. Menos de una maratón para alcanzar el punto final de esta aventura. El dolor del tobillo se hace más agudo, pero seguimos, sin prisa pero sin pausa. Llegamos al Col de l’ouillat, comemos algo y continuamos para atacarle a una de las bajadas más míticas y técnicas de la carrera, la que nos conduce al pueblo de “La Vall”. En este punto yo cojeo mucho, y Josemi en las bajadas, ante mi cojera, con mucha paciencia me acompaña. Sufrimos por Rosa que nos espera en meta, ya que vamos con retraso sobre la previsión. Como puedo, y después de algún ibuprofeno (ya sabemos que no es aconsejable el uso de estos medicamentos en carrera, y no los recomendamos) le intento seguir el ritmo a mi compañero. Y así, avanzando a un ritmo inferior al estimado, vamos comiéndonos kilómetros, y nos plantamos en la última bajada. Estamos en el punto kilométrico 110. Este, a mi gusto, es el mejor momento de cualquier carrera de larga distancia. Es el momento exacto donde tienes claro al 99.9% que alcanzarás la meta, aunque se pueda llegar a hacer agónico el final. Esta última bajada, la hacemos trotando, yo sufriendo por los pinchazos en el tobillo, pero aquí es cuando el tener un buen camarada cobra vital importancia. Y así fue como el de Confrides animando a un pobre gallego lesionado, fuimos avanzando hasta llegar al puerto marítimo. Al llegar al puerto ya cantábamos victoria, pero como siempre suele pasar, obedeciendo a caprichos del organizador, empezamos a dar vuelta sin sentido. Tres kilómetros de paseo marítimo (que podían haber sido 500 metros si hubiésemos tirado recto), y al fin vemos el arco de llegada, y con él, el fin del suplicio para nuestro cuerpo. Como no, Rosa nos espera con unas cervezas bien frescas, y tras garrapiñarle algunas camisetas a la organización, nos vamos sin cenar para el hotel. El desayuno sí que no lo perdonamos, y nos ponemos hasta las cejas de croissants. Así sin más valoramos muy positivamente esta carrera, tanto por el recorrido y los avituallamientos, que son excelentes. No tanta buena nota a lo que sería el ambiente en general de los pueblos, un poco ‘’muertos’’, pero cabe recordar que estamos en plena pandemia…. Sin más un gran abrazo desde Andorra, y espero veros en la preciosa Maratón de Confrides!
Salud.

Gonzalo Fernández García.

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Gonzalo SE 28:26:38 161 31
Josemi M3 28:26:38 161 11

Canfranc-Canfranc (12-septiembre-2020)

Después de un verano muy complicado y anímicamente KO decidí hacer la ultra de Canfranc, sin ningunas ganas pero teniendo claro que si no la hacía me iba a arrepentir, hasta el martes anterior no lo tuve claro, pero una fuerza que me vino de arriba me hizo decidir a hacerla, son 100km y 9000md+, carrera muy técnica y expuesta, donde tienes pocas posibilidades de correr.

Me consiguieron la inscripción de extranjis, una buena amiga que conocía la organización, Débora.

También corrían los del grupo de montaña de Calpe, y curro de Pedreguer, cosa que me dio algo de tranquilidad, pero sobre todo, lo que me hizo estar tranquilo fue que me acompañó Rosa, en todo momento pendiente de mí en los avituallamientos, gracias a ella la pude terminar.

Quedamos todos juntos para hacernos cervezas y cenar.

En la salida, por el tema del COVID, nada de gente animando, todos con mascarilla, toma de temperatura y salidas escalonadas de tres personas cada 30 segundos, una mierda.

Empezamos haciendo un km vertical, Paso de los Sarrios, y luego una bajada y dos km verticales juntos, Pico Collarada, aquí ya se quedaron una parte de los participantes, fuimos haciendo y deshaciendo picos hasta llegar a la base de vida, donde repongo fuerzas y me cambio de zapas, aquí conozco a un compañero de Barcelona con el cual terminaré la prueba, seguimos subiendo y bajando picos con bajadas muy técnicas y expuestas, los km no pasaban ni a tiros, hasta llegar a la segunda base de vida, Formigal, debido al COVID no había ni aseos, con un sol de justicia y ni una triste sombrilla por parte de la organización, seguimos subiendo por la ladera de un río interminable hasta llegar a un lago muy bonito, con 90km en las piernas y 8000md+ la cosa estaba muy justa, por fin llegamos a la última subida, solo nos quedaban 7 km a meta, una bajada en z, 120 zetas donde te acababan de machacar, ahí ya vas justo de todo, en la meta Rosa, como no, dándome un abrazo muy emotivo.

33 horas de pura montaña

Tengo que dar las gracias a Rosa, sin ella no la hubiera terminado

También dar las gracias a todos mis amigos que estuvieron pendientes de mí dándome ánimos, no tengo palabras de agradecimiento.

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Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Josemi VET B-M 33:38:56 53 8