Gran Trail Aneto-Posets – Benasque (19-Julio-2019)

Sinceramente el sabor que queda es un poco agridulce. Fueron muchas salidas  juntos,  Jota y yo, durante muchas mañanas, tardes y noches, con muchos de vosotros también, para que una ampolla maldita (y algo más) le obligara a quedarse en Benasque tras completar la Vuelta al Aneto. O lo que es lo mismo 55k. A su vez yo hice mi primera ultra de 105k con 6750 d+. Pero como decía Jack El Destripador, vayamos por partes.

Nos presentamos muy temprano para la revisión de material y recogida de dorsales ya que nos juntábamos 3500 corredores en total de todas las carreras (Gran Trail, Vuelta al Aneto, Maratón de las Tucas, Vuelta al Pico Cerler y Vuelta al Molino de Cerler) y no era plan de estar mucho tiempo haciendo el ganso teniendo que correr en unas horas. Cumplido el trámite, nos fuimos a nuestro alojamiento en Sahun, a unos 7 km de Benasque, bien apartado del bullicio. Tras comer  bien y descansar mejor, asistimos a la charla técnica que nos confirmaba la escasa nieve en los neveros, dejando fuera del  material obligatorio los crampones y pantalones de lluvia. Tras cenar y descansar, nos preparamos los bártulos y sobre las 23:00  nos plantamos en Benasque para tomar la  salida a las 00:00.

El ambiente era increíble. Todo el pueblo está en el Paseo de los Tilos, lugar de la salida y llegada de todas las carreras. Pero esa noche solo salíamos los del Gran Trail. Se notaban los nervios y tras entrar en el corralito, las fotos de rigor, nos dimos los abrazos de ánimo necesarios para afrontar la primera de las 2 noches (los cracks se ahorran 1, pero no creo que disfruten del paisaje, jajaja). El speaker anima el cotarro faltando escasos minutos y nos arremolinamos hacia la línea de salida con los nervios de punta…y comienza!!!! El griterío es ensordecedor, todo Benasque está en la calle que nos lleva dirección al primer punto de corte en la Refugio de la Renclusa, a unos 20 km. La gente no deja de animar con cencerros, pitos, aplausos…pelos de punta. Incluso cuando ya vamos unos kilómetros siguiendo la estela de frontales, los situados en el camping Aneto montan otro pollo digno de los Uruk-Hai (léase el mogollón de tíos feos y  escandalosos de El Seños de los Anillos). Ya sorprende que en esos primeros momentos empiezan los abandonos, 4 en los primeros 20k. Nosotros llevamos, recordando los consejos de Gosa y Ángel, un ritmo rumboso y sabrosón que nos permite llegar sin demasiado desgaste al Refugio de Renclusa y avituallarnos bien (3h 20’).

Nos dirigimos al Collado de Salenques en un mar de piedras, de todos los tamaños existentes, que se hacía interminable. La imagen ascendente de los frontales hasta el collado era espectacular. Yo ahora puedo confesar que esa parte me gustó mucho. El ir de roca en roca, me pareció muy divertida, aunque a mi querido Jota se le estaba atragantando tanto pedrusco…cuando uno parecía que había avanzado, surgía otra subida de piedras y más piedras e incluso nieve de los neveros. Así coronamos el collado de Salenques justo para ver amanecer por todo su valle, con ibones incluidos: 6h45’. Ver salir el sol tras aquellas montañas merecía la pena integrar el escuadrón tortuga.  De ahí, una bajada con partes de cuerda y partes de rocas hacia Refugio de Cap Llauset, cresteando por el collado a 2706 metros, que nos regalaban unas vistas inolvidables. Foto por aquí y por allá, faltaría más, viendo el lugar en donde nos encontrábamos. Por allí identificaron el pañuelo de ATOTRAPO y nos dieron recuerdos para Sergio y Abel. Al Refugio de Cap de Llauset llegamos a las 9h03’, escuchando a los voluntarios del siguiente punto a alcanzar, el Collado de Vallibierna (2732mts), que parecían recordarnos  que no nos durmiéramos en los laureles, que ellos estaban allí arriba para saludarnos y por allí había que pasar. Así es que después de avituallarnos bien y recuperar fuerzas, ascendimos al collado (9h54´) para enfilar la penúltima bajada antes de aparecer por Benasque. De nuevo piedras y alguna senda que nos permitía correr un poco. Las vistas del valle por dónde íbamos eran tremendas. En ese tiempo Jota empezó a no sentirse bien, la bajada al Refugio de Pescadores (11h25`) se le estaba haciendo larga, no tenía buenas sensaciones. Aun así, llegamos a tiempo para coger impulso con los voluntarios que allí nos animaban. Ese fue un punto donde llenaron un bus con compañeros/as que se retiraron, y aun les faltaba alguno lesionado que llegamos a cruzarnos mientras descendíamos. Ya “sólo” nos quedaba la subida a la Tuca de Estiba Freda, que con un poco de lluvia (muuuuy escasa) intentó suavizarnos el camino. Para entonces cualquier rio, ibón o charco que teníamos a mano, era como un oasis para nosotros. Meter la cabeza, la gorra o incluso los pies era un lujo.

Dejando atrás el Refugio de Pescadores comenzamos la calurosa y larga subida a Estiba Freda (2694 mts), un paisaje que comenzó entre escasos árboles y algún que otro rio cargado de hierro (no beber-si refrescar) y terminó como un valle lunar que nos indicaba a lo lejos el punto a alcanzar. Aquí creo que con los pies mojados empezó el calvario de Jota, que le hizo una ampolla en su pie  y que estaba por acabar siendo definitiva. Con muchísimo calor, aunque en las fotos de la organización salgamos pintureros, llegamos a la cima (13h03’) a tiempo para cargar agua y comer un poco antes de la larga bajada a Benasque. Recordé beber del porrón de cerveza que los compañeros Ñ de ATRAPO me apuntaron y resultó ser lo más parecido a beber de un análisis de orina…liquido amarillo y caliente, un horror…encontraré al culpable.

Con fuerzas algo renovadas y algún que otro ibuprofeno nos lanzamos a correr por la senda semidesértica que nos introduciría en un bosque largo y con bajadas muy inclinadas. Los consejos de Gosa fueron no cebarnos mucho en esta bajada, porque aún nos quedaban más de 60k y había que ser cautos. Un voluntario nos gritaba que redujésemos el ritmo para guardar cuádriceps, pero bajábamos a buen ritmo sólo alterado por los líderes de la Vuelta al Aneto, que nos pasaban como flechas para terminar su carrera. Tras una senda algo desértica, llegamos a un bosque que se hizo especialmente largo dado el calor y las horas que llevábamos en carrera. Con las fuerzas algo mermadas llegamos al siguiente punto de control, el Camping Aneto (14h40’), para enfilar lo que sería la entrada a Benasque. Allí estaba esperando todo bicho viviente a los ganadores de la Vuelta y a los que seguíamos en carrera del Gran Trail. El paso por meta fue un espectáculo. Los que iban paseando, los que estaban comiendo y todos los presentes gritando para insuflarte las  fuerzas suficientes para no quedarte allí  debajo de un árbol y continuar al pabellón donde nos esperaba la bolsa de vida y un descanso merecido y así afrontar la segunda mitad del paseo pirenaico. La llegada a las 15h11’, tiempo de sobra para pasar por boxes, ducha (solo de piernas), cambiar ropa, recargar mochila y pasar por el botiquín. A Jota tardaron un poco en atenderlo porque había un mochuelo que necesitó la ayuda de 2 goteros por un golpe de calor. Mientras yo ponía en orden todo para salir y leía el cuaderno de Bitácora del grupo Ñ del whatsapp. Muchos consejos, ánimos y alguna que otra risa, lo normal en los seguimientos en vivo. Con el visto bueno de mi gran amigo Jota, y tras el betadine y un compeed, salimos (16h48’) para el siguiente destino en el Molino de Cerler. A poca distancia de la salida Jota comprobó que la ampolla del pie era un auténtico calvario y que no podría correr los 50k restantes. Con toda la pena del mundo decidió retirarse. Está claro que en carrera surgen cosas inesperadas a pesar de haber entrenado todo lo posible. Con un gran abrazo nos despedimos y nos citamos para la vuelta. Su desanimo me sirvió a mí para seguir adelante y terminar, se venía conmigo en la mochila.

Toda la subida suave a Cerler y su bajada, me hizo recordar lo que Ángel me contó. Terminaban la carrera del Maratón de las Tucas y al verme en sentido contrario con el dorsal rojo del Gran Trail, los ánimos y gritos de los que por allí pasaban se hacían constantes. Fue un subidón tras separarme de Jota. Iba junto a un corredor de Caspe, Luis, que al ser de la “zona”, no hacía más que encontrarse conocidos, por lo que decidí coger mi ritmo y esperar que me alcanzase en la subida al Refugio de Ángel Orús.

Llegué al punto de control en Eriste (km.65 18h58’) y tras mi habitual avituallamiento (sándwich de pavo, membrillo, plátano y galleta de chocolate) salí en solitario para Ángel Orús. El goteo de los del Maratón seguía cayendo e incluso algunos que se retiraban del Gran Trail, mientras yo subía por la pista de asfalto hasta alcanzar la senda de montaña.  Me esperaban 1000d+ más los siguientes 900d+ hasta el Collado de la Forqueta. Pasé por la cascada de Espigantosa, espectacular, gracias que aun tenia luz. No fue hasta mitad de subida al refugio cuando empecé a notar la falta de sueño. Para luchar contra ella metía la cabeza en cualquier rio que encontraba e intentaba mantenerme activo, como recordaba de los consejos de Pez. Pero seguía durmiéndome. Ya casi alcanzando el refugio me encontré con un grupo que hablaban menos que los gatos de escayola y que no me sirvieron de mucha ayuda. Ya en el Refugio (21h27’) leí la infinidad de ánimos del grupo, con alguna amenaza de recibir 2 hostias si me retiraba (Gracias David Gil), los mensajes de voz de Pez e incluso la llamada de Ángel, imborrables recuerdos estos. No puedo más que agradecer a todos aquellos mensajes que me supieron a gloria. Sólo me quedaba solucionar lo del sueño, porque ganas y fuerzas tenía todavía. Así es que con un poco de miedo intestinal por cómo me podría sentar un café y viendo que era la única opción, tras 2 sorbos me fui para la Forqueta, mano de santo lo del café. Con la noche ya encima, solo conseguía distinguir las marcas de la organización y algún que otro frontal. A duras penas se distinguían los ibones y cascadas del Forau de la Llardana, aunque tanta agua me serbia para beber y refrescarme de subida. Conseguí alcanzar a un grupo de 3 corredores de Castellón, algo escatológicos por cierto. De esta forma al pasar por el collado de la Forqueta, me lancé para el Refugio de Biados. En la bajada me pude soltar un poco y tras 4 caídas nada dignas, decidí bajar un poco el ritmo,  con lo que también disminuyó el número de accidentes. No había nadie por allí que se descojonase, gracias a dios.

Entre piedras, algo de nieve y muchos saltos, alcancé la entrada a la parte del bosque que me llevaría a Biados. No había ni un alma a varios cientos de metros a la redonda, ni rastro del macizo de Posets, así es que solo me quedaba correr a buen ritmo y rezar que no apareciese ningún oso hasta el refugio. Esta parte estaba un poco menos señalizada y me hizo dudar en algún momento de si había perdido el camino, ya que veía en un punto extraño el lugar donde estaba situado el avituallamiento. Recordé por la charla que ese refugio estaba situado de forma que había que entrar y salir por el mismo punto, aunque esto fue cuando estaba allí sentado ordenando el recorrido mentalmente (25h48’). Habían bastantes participantes recuperando fuerzas y tapados con mantas, pero yo no me entretuve mucho sabiendo que me que restaba la última subida al collado de Estós. Hice el avituallamiento habitual y tras rellenar bidones y descansar unos minutos seguí mi camino, como en el 90% de esta parte, solo.

La subida comenzó muy tranquila. Estaba muy bien de ánimo y de fuerzas, y de sueño ni rastro. Así que como no veía más que lo que me enseñaba el frontal, cogí un buen ritmo que me permitió adelantar a algunos compañeros. No conseguía localizar el alto del collado, con lo que mi único entretenimiento era identificar las balizas, pasar algún rio, esquivar algún insecto nocturno y cruzarme con algún corredor. Alguno de ellos iba algo desorientado y tuve que guiarle para seguir la subida. Fue la parte más complicada para mí. Empezó a soplar un viento bastante frio de cara que me obligo a sacar la  membrana y a abrigarme. De esta forma, con más de 28 horas, se me hizo interminable, pero sabía que era la última subida y que no debía parar. Alcancé el collado de Estós a las 4:13 de la mañana, 28h13’ de carrera. Allí arriba los voluntarios no hacían más que decirme que ya estaba casi en meta, que era bajar hasta el último refugio y dirigirme a Benasque. Aun así esta bajada, curiosamente más corredera, se me hizo algo larga. No serían más de 5km pero el refugio de Estós no aparecía por ningún sitio hasta que lo alcancé a las 29h39’. Unos corredores franceses, ahora no recuerdo si llevaban dorsal, se quedaron allí a dormir. Las voluntarias de este último punto me ofrecieron una manta, que si llego a aceptar allí me habría quedado y un sándwich de pavo XXL que creo que ha hecho que no pueda ni volver a olerlo. A los pocos minutos ya enfilaba tras un compañero los últimos 13k corriendo a buen ritmo. Empezaba a clarear y el frontal pronto no sería necesario.

Con la llegada de la luz y la cobertura avisé a Jota, desperté mejor dicho, de que me encontraba a poco más demedia hora. Ahora podía disfrutar de un poco de bosque y de senda para correr y pasar, por tercera vez, el Camping Aneto (31h03). Ya solo quedaba reunirme con Jota en Benasque, que para sorpreson mío, me esperaba en el puente de entrada. Me recibió con un abrazo enorme y me llevó hasta la meta (31h25’). Creo que estaba tan cansado que ni se me ocurrió pedirle que la cruzara conmigo, así es que aprovecho para pedirte disculpas por no haberlo hecho, querido amigo. No habrían más de 40 personas en meta, pero allí estabas tú para acompañarme en mi primera gran ultra, así es que gracias infinitas.

La verdad es que os he soltado un rollazo importante, pero para el que no la haya hecho, os la aconsejo 100%. Recorrido, ambiente y voluntarios de 10. Y gracias a todos/as:  Ángel, David Amantium, Pez, Carlos, Sergio, Cristian, Elías, Esteban, Pablo, Enri, Victor, Gosa Anika, Borja-Nacho, Jesús Jr, José Pablo, JA Torregrosa…alguno me dejaré en el tintero, seguro.

HASTA LA PRÓXIMA, CANGREJOS Y CANGREJAS

HASTA EL INFINITO….Y MAS ALLÁ

Jaume

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Jaime VETERANO A 31:25:04 121 60

Trail de Primavera – Confrides (18-Mayo-2019)

Repito por segundo año consecutivo el Trail de Primavera de Confrides organizado por nuestro compañero Josemi. Para él la enhorabuena se queda corta, creo que todos estamos de acuerdo en darle un 10 a la organización. Enhorabuena, sois muy grandes y todo salió perfecto.

El recorrido ya lo conocéis, viendo la foto de grupo antes de la salida entendemos que éste se ha convertido en la prueba de montaña con más participantes de A To Trapo. Según los expertos de nuestro equipo, una de las más bonitas y más duras de nuestra provincia con 2700m de desnivel positivo en 43km.

Enhorabuena a todos: a Borja por su tiempazo. A los cracks del grupo por conseguir sus objetivos (David, Elías, Sergio, Ángel, Jaime… a todos), por cierto, el crack de Jaime consagra su escalada y abandona definitivamente el escuadrón tortuga para engancharse a la élite. Y enhorabuena a todos los que conseguimos acabar, incluidos los debutantes en un maratón de montaña, Tomás y Juan Punzano, está ya no os la cuentan. Y bueno, lo del presi no tiene nombre, parece que la vida y el tiempo le pida permiso para moverse cuando Jesús diga. Él a su aire, para, disfruta de la vida, y cuando quiere llega a meta a pocos minutos del tiempo límite. El puto amo.

Personalmente, contento por haber acabado otro año en media hora menos que el año pasado, aunque volví a sufrir mucho esta vez en la última subida a la Mallada del Llop. Esta vez no fue mi cabeza, sino mis piernas las que decían que no podían ir más deprisa, pero el amigo Gosa repitió el gesto del año pasado conmigo (para mí este hombre se merece un monumento por su demostración de compañerismo). Dese el principio de la última subida, no podía seguir ni el ritmo de mis compañeros del autobús de cola. Poco a poco se alejaban, pero yo tenía decidido llegar aunque fuera a tirones y, cuando todavía faltaban 600m de desnivel positivo para llegar arriba, de repente, allí estaba Gosa esperándome para ayudarme, para tirar de mí. Y sus consejos me dieron otra lección “mejor caminar todo lo despacio que uno necesite pero no parar, porque si paras, luego cansa más volver a arrancar”. Y así, a paso de caracol más que de tortuga llegué a la cima. Acordé con Gosa que me sacara ventaja en el último tramo de subida, puesto que físicamente yo no tenía ningún problema y en la bajada les alcanzaría. Y así fue, a pesar del granizo (que nos acompañó en las bajadas de El Plá de la Casa y de la Mallada), del barro y de las inclemencias del tiempo, disfruté bajando todo lo rápido que pude por la pedrera haciendo escalón y por el zigzag y en el siguiente avituallamiento alcancé a todo el escuadrón tortuga. Y así todos juntos hasta meta con barro hasta en los dientes.

Pues eso, mi enhorabuena a todos por sus tiempos, por disfrutar de la fantástica carrera y recorrido y a nuestro amigo Josemi y la organización por hacerlo posible con un trabajo de matrícula de honor.

¡Hasta la próxima!

José Antonio

43k, Serrella

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Borja SEN-M 5:45:22 35 15
Marc SEN-M 6:24:36 80 33
Sergio VETERANO 6:28:52 85 35
Elías VETERANO 6:46:42 109 47
David VETERANO 6:46:44 110 48
Jaime R. MASTER-M 6:55:17 118 20
Ulises VETERANO 6:58:41 123 56
Jesús R. VETERANO 7:02:11 129 60
Kike VETERANO 7:02:11 130 61
Ángel P. VETERANO 7:05:07 135 63
Jaime C. VETERANO 7:05:08 136 64
Enri SEN-F 7:23:43 149 5
José Pablo MASTER-M 7:57:50 174 31
Juanma MASTER-M 7:57:52 175 32
Tomás M. VETERANO 8:40:51 182 87
Juan P. VETERANO 8:40:53 183 88
Gosa VETERANO 8:41:25 186 90
JA Torregrosa VETERANO 8:41:27 187 91
Jesús J. MASTER-M 9:51:02 191 35

 

Trail Aitana & Sender 18 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Sirvent, OJ SEN-M 1:54:13 8 6
Víctor SEN-M 2:21:48 55 25
Antonio C. VETERANO 2:56:05 123 45
Bárbara VETERANA 2:56:30 125 15
Pepe G. MASTER-M 4:22:04 179 29
Fran VETERANO 4:33:23 191 56
Manolo Gª MASTER-M 4:33:25 193 31

I Circuito Trail La Marina

A caballo entre los últimos meses de 2018 y estos primeros de 2019, se ha celebrado la primera edición del Circuito Trail La Marina. Once carreras de montaña con distancias entre 20 y 28 km y desniveles positivos entre los 900 y 1400 m.

Después de estar tiempo sin hacer montaña, mi plan era aprovechar estas carreras para recuperar la forma y la técnica -¡qué rápido que se pierden y cuanto cuestan de recuperar!-, que me permitiera afrontar más adelante algún reto de mayor envergadura  (Confrides, Camins de Cabres, ¡¿Botamarges?!, …). Pues con esa motivación y también con bastante incertidumbre por no saber como me iba a responder el tendón de aquiles todavía pachucho, me lío la manta a la cabeza y me apunto al circuito.

No es una zona nueva para la gente de A to trapo. Por allí hemos participado en muchas maratones de Gata y todos los años hacemos la Serra d’Oltà en Calp, sin olvidar la Perimetral de Benissa que también es una clásica en nuestro calendario.

Pero para los que no conozcais esa zona comentaros que es un lujo poder disfrutar de esos parajes que tenemos tan cerca. En cuanto alcanzas una cumbre puedes divisar el mar y, entre el Montgó y la Sierra de Bernia, toda la serranía formada por esos montes, allí les llaman tossals, que son la entrada a los valles más interiores de la provincia, Laguar, Gallinera, Pop, ….

El terreno es muy pedregoso, de una roca caliza que parece que crezca entre la tierra roja, en forma de lascas puntiagudas o de rocalla llena de agujeros. La vegetación más abundante es el matorral bajo aunque hemos corrido por bosques de pinos y hasta por zonas de umbría con helechos. Quizás sea el margalló el que se lleva la palma en cuanto a arbusto típico de esta zona. Otro elemento característico del paisaje, esta vez de la mano del hombre, son los bancales que los moriscos construyeron para ganarle un poco de terreno a las pendientes y poder plantar una hilera de almendros, olivos o cerezos. Desde hace siglos ya abandonados, hacen que las colinas tengan ese aspecto de jardín escalonado.

Volviendo a lo que os comentaba del circuito, un total de once pruebas, más o menos una cada dos semanas: Xaló, Pego, Gata, Calp, Callosa d’Ensarriá, Llíber, Pedreguer, Ondara, Benissa, Benialí y Senija. Aquí podéis ver por donde han discurrido:

En total más de 250 km y 12.000 m de desnivel positivo acumulado. No me voy a detener en contaros cada prueba porque sería interminable y tremendamente aburrido, además, de alguna de las pruebas ya hicimos crónica en su momento (Serra d’Oltà, Almedia trail, Arrapapedres), pero si comentaros algunos detalles del circuito.

Con José Pablo he tenido la suerte de compartir muchas de ellas. Hemos tenido lluvia, frío a veces, en otra, con Edu, casi salimos volando del ventarrón que nos hizo, pero en general hemos tenido muy buen tiempo y cielos despejados como podréis ver en las fotos del álbum.

Hemos conquistado castillos, escalado “gigantes de piedra”, trepado con cuerdas, arañado piedras, corrido sobre el canto rodado de los cauces, lijado las zapatillas en bajadas interminables, discurrido por caminos de bandoleros y también le hemos pegado patadas a muchas piedras lo que nos ha supuesto algún que otro barrigazo.

Alguna sorpresa nos hemos llevado, como encontrarnos que una carrera de 20 km se convertía de repente en una de 24 con una subida en el km 19 a un castillo que aquello parecía Mordor. O que una semana después volvías subir a Mordor pero por otro sitio.

Gran participación en todas las carreras pues los organizadores, con muy buena idea, incluían una carrera más corta, de unos 14-15 km, y también a veces un recorrido para senderistas, así que fácil nos ecnontrábamos con cerca de 400 participantes en todas las modalidades.

Mucha competencia y un nivel muy alto en todas las categorías. En la de máster masculino, por ejemplo, al final hemos sido más de 40 corredores los que hemos terminado siete de las pruebas que era el mínimo necesario para puntuar en la clasificación final del circuito.

En cuanto a la organización, todas las pruebas de notable para arriba. Bien los recorridos y los marcajes, avituallamientos cumplidos y los de final de carrera como para volver a casa con más calorías que las que gastaste. Gran parte del éxito de estas pruebas ha sido mérito de los voluntarios que han estado en la entrega de dorsales, en el reparto de las bolsas a los corredores, en los avituallamientos y en algunos sitios de los recorridos para evitar despistes o advertir a los corredores de algún tramo complicado.

Como colofón de este primer circuito de Trail de La Marina, el 3 de mayo se celebró en Calp la gala de clausura donde se hizo entrega de un obsequio conmemorativo a los organizadores y patrocinadores de cada una de las pruebas. También recibimos un obsequio los participantes que terminamos todas las pruebas del circuito y por último se dieron los premios a los ganadores individuales y por equipos.

Felicitar a los organizadores por esta iniciativa, agradecerles el trabajo que han hecho para que este primera edición haya salido tan bien y animarles para que preparen una segunda edición de este circuito.

Enlaces sobre esta prueba

Clasificación final del circuito

Nombre Categoría Carreras Puesto General Puesto Categoría
Juanma MASTER M 11 55 12

X Ruta de Las Fortalezas – Cartagena (6-Abril-2019)

Carrera que había oído (aunque no tiene mucha publicidad). Quien sabía de ella decía que era muy bonita porque recorrías prácticamente todas las baterías y castillos que rodean Cartagena. Me decido, echo la pre-inscripción y en el sorteo tengo suerte. Solo falta formalizar la inscripción y esperar que llegue el día (también han tenido suerte Ana Nevado y Jesús Jurado, nuestro presi).

Llega el día y suena el despertador a las 4.30 de la mañana y como siempre esa noche sin dormir. Salimos dirección a Cartagena previo paso por Abanilla a recoger a Ana (el presi por motivos mayores no nos puede acompañar). Llegada a Cartagena, recogida de dorsales y a ponernos el traje de guerra, fotitos de rigor y a ponernos en el cajón de salida, 3800 personas nos acompañarán en la aventura.

8.05 Salida después del izado de bandera (ya que es una carrera que organiza la Armada) enfilamos todo el paseo marítimo hasta llegar a la primera subida Castillos de los Moros, un pequeño repecho de 50 m de altura después enfilamos el Cabezo de Marcelino y allí en una pendiente aproximadamente de 30 m. Ana se me escapa, ya la pierdo hasta más adelante. Pasamos por el campo de tiro de la batería de sierra Gorda y empezamos la ascensión, la subida no se me da mal aunque hay muchísima gente y llega un momento que no puedo correr, tengo a 25 m. a Ana pero imposible cogerla. Coronamos Sierra Gorda y empezamos el descenso. Vamos todos juntos, los que subimos y bajamos y la gente aun va en masa. Cuando logramos llegar donde se separan los caminos empieza el descenso por el Barranco de Orfeo, un descenso en el que la gente que le gusta descender disfrutaría mucho. Yo padezco un poco por la aglomeración de gente.

Un poquito de llano y otro avituallamiento para enfrentarnos al Calvario (como propiamente dice) un camino empinado y muy empedrado, se me hace duro, muy duro. Pero finalmente coronamos y el descenso es por una carretera donde en mitad de bajada me encuentro a Ana que tenía problemas en su pie menos mal que tenía problemas (vaya carrera se marcó).

Volvemos a juntar nuestros caminos y ya vamos juntos casi toda la carrera, enfilamos la subida al Castillo de San Julián, la más alta del recogido. Parte de la subida la hacemos andando, llegamos arriba y nos encontramos con unas vistas espectaculares de la dársena de Cartagena, otro descenso bastante rápido y llegamos a Cala Cortina (la playa de Cartagena), donde ya llaneamos hasta adentrarnos en Cartagena dirección a la plaza San Francisco (avituallamiento de comida). Allí me viene a la cabeza una frase que se me quedo grabada en la Transilicitana que hice con Jesús Santana “5 minutos y nos vamos”.

Dicho y hecho. Ana se vuelve a congelar su dedo del pie para poder seguir y nos enfilamos hacia el Arsenal Militar y Navantia (1ª vez que se pasa por allí). Pasado esto nos vamos hacia Batería Fajardo, una subida cómoda pegada al mar. Una vez arriba, en descuido mío, Ana se escapa (ya hasta meta).

Empezamos el descenso y volvemos a ascender hacia el Castillo de Galeras. Otra subida que hago prácticamente andando, el cansancio empieza hacer mella en mis piernas. Coronamos y enfrente tenemos el temido Castillo de las Atalayas.

Bajo Galeras a trote, un pequeño llano y empezamos a subir la rambla de Atalayas (pensaba que era la subida al castillo), tenemos que rodear la montaña en ascensión para luego volver a bajar y ya por fin la subida a las Atalayas. Se sube prácticamente por montaña no como los demás que era por pistas.

A mitad de subida empiezan mis gemelos a no estar donde deberían y tengo que parar varias veces por las subidas constantes de gemelos (piensas  porque me meto en estos berenjenales). Los últimos 50 m aproximadamente de subida ya se hacen por carretera (eso si con bastante desnivel), encuentro a Ana que ya está bajando. Unas palabras de ánimo y a coronar, hacemos una parada y contemplamos el paisaje, “ya está”, solo queda la bajada (eso sí, sigo con mis problemas de gemelos, pero bueno, lo bajamos dignamente y encarrilamos los últimos dos kilómetros para llegar a “mi gloria”.

Antes del último avituallamiento hay un avituallamiento “ilegal” donde nos dan cerveza (que bien sabe) y encaramos el ultimo km. Estos los hacemos como dice Gosa a “ritmo de ultra” ya solo queda disfrutar de la gente que te anima y tu animas a los que van andando y los animas a que entren corriendo.

600 metros para meta y decide caer una tromba de agua que nos había respetado durante el último tramo de carrera.

¡Que narices! ¡hemos terminado!, veo a Ana que hace rato que terminó y me da ánimos. En meta también esta Sonia esperando con su sonrisa (no sabéis la ilusión que me hace). Veo el cartel de meta y decido entrar haciendo el avión. ¡Cómo se nota que la he disfrutado!, META. He terminado o como se dice ahora soy finisher.

Carrera muy bonita y recomendable. Dar las gracias a Ana por compartir unos cuantos kms juntos y en especial a Sonia la cual aguanta (o no) mis locuras pero siempre me recibe con una sonrisa.

Tomás M.

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Ana N. VET A – F 7:08:27 709 27
Tomás M. VET A – M 7:24:01 830 403

Transgrancanaria 2019 (22-Febrero-2019)

Historia de tres maratones

Hay experiencias que por mucho que te las cuenten, por mucha atención que pongas nunca eres capaz de entender. El narrar algo que has vivido intensamente no es como sentirlo en tus carnes por mucho empeño que pongas en la explicación, es como tratar de describir qué sientes al recibir una descarga eléctrica o la sensación de ahogo cuando te falta el aire, es como ver nacer a tu hijo o ver morir, ver como alguien muere no puede explicarse, son cosas que has de vivirlas en tu propio pellejo para saber lo que son, no se pueden contar.

Hace un año estuve en Gran Canaria disfrutando como espectador de la Transgrancanaria HG, 125 km de puro trailrunning con 7500 m de desnivel positivo. Entonces pude ver como alguien a quien admiro y considero amigo hizo la carrera con bastantes dificultades y el estado en que terminó, aun estando como está curtido en grandísimas batallas me hizo suponer que la Transgrancanaria no era cosa fácil.

Preámbulo

En junio pasado y justo después de nuestra aventura en tierras anglo-escocesas, con las piernas aún calientes a alguien de los allí presentes se le ocurrió plantear el siguiente reto que no resultó ser otro que el que hiciera Josemi hace un año y que a mí me dejara exhausto con sólo escuchar su narración.

Pues bien, una vez diseñado el plan ya no había marcha atrás y sólo nos quedaba organizar el viaje y preparar piernas y cabeza para algo que hasta entonces era nuevo para los tres, a saber: mi primo José Miguel, mi compadre Lisardo y el redactor del presente. Ahora sólo quedaba empezar a rellenar el cuaderno de bitácora y tratar de escribirlo hasta la última página huyendo a toda costa de tormentas y derivas.

Trazando estábamos ya las primeras coordenadas de la ruta cuando nos percatamos de que sin duda otro par de piernas sería de gran ayuda y muy bien venido y efectivamente, Miriam vino a sumarse al grupo con idea de correr la maratón, otra distancia de la Trans.

Preparación

Nunca antes había yo corrido una carrera tan larga y un desnivel acumulado de tantos metros era para mí sin duda un grandísimo reto. Al principio las dudas empezaron a asaltarme y ante las cifras a manejar llegué a la decisión de intentar no obsesionarme con los entrenamientos ya que como bien supuse en una prueba tan larga es más importante entrenar el músculo gris que el rojo y aparte de varios rodajes de más de 30 km, un par de salidas nocturnas y algún que otro entrenamiento con desnivel decidí que poco más podía hacer salvo cambiar la percepción del espacio-tiempo y que el día de la prueba sería la cabeza la que debía mandar.

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Llegamos a Gran Canaria el miércoles 20 de febrero. A esas horas la 360, la modalidad de 250 km ya había salido, Esteban ya estaba moviendo sus huesos por la isla. Sin palabras.

Esa misma noche ya en Las Palmas decidimos dar un último rodaje por la playa de las Canteras los cuatro solos, disfrutando de un momento íntimo, inhalando la brisa del Atlántico y terminando con un baño reponedor en el inmenso océano. Fue como un instante mágico, liberador, depurativo, un acto provocativo de sacar pecho, de pisar firme, de imprimir nuestras huellas sin miedo en la blanca arena de la playa que nos vería partir horas después.

La carrera

La maratón se celebró el viernes con el amanecer y para la salida hubimos de desplazarnos al Garañón, un paraje precioso en medio de la isla, de senda vegetación y altísimos pinos canarios, se trata de un campamento de recreo con unas instalaciones básicas e infraestructura adecuada para dar soporte a un evento deportivo.

La maratón decidía este año quiénes serían los primeros seleccionados para el próximo campeonato del mundo de Trail-running lo cual la hacía especialmente atractiva. Una carrera rápida y cruelmente engañosa ya que se trata de una prueba con mucho más desnivel negativo que positivo, hecho que en este terreno sólo es bueno si estás muy fuerte y has entrenado sobre escombros y tachuelas.

Miriam salió sonriente, se le veía contenta y ligera, nos desplazamos a verla a varios lugares del recorrido y puntual aparecía desde detrás de aquella piedra o de ese árbol. A pesar de hacer calor supo dosificarse y libró el compromiso con muy buen resultado. Considerando que se trataba de su primera maratón de montaña he de decir que aprobó con altísima nota, rozando el diez.

Una vez recuperada nuestra representación femenina, hecho que le costó poco, volvimos a Las Palmas con la mente puesta ya en las 23.00 h. en que llegaría nuestro turno.

Ya en el apartamento José Miguel optó por echar una larga siesta mientras que ni Lisardo ni yo fuimos capaces. Entonces fue cuando por primera vez las dudas empezaron a atacarme, no solo fui incapaz de dormir un solo minuto, sino que la indecisión me empezó a atosigar, comencé a temer lo peor, el no ser capaz de acabar algo que ya estaba a punto de terminar. Afortunadamente Maricarmen, mi mujer, estaba como siempre a mi lado y su ánimo me recompuso. Mi carrera ya había empezado.

El momento

23.00 h. en la playa de las Canteras. Este momento ya lo había vivido hace un año, pero como dije antes, como espectador y no es igual que te lo cuenten a que seas tú el que se esfuerce por poner la mente en orden, el que trate de no pensar y sobre todo intente convencerse de que no se ha equivocado.

La salida se dio puntual y pronto la arena amiga volvió a acariciar nuestras suelas, una hilera inacabable de luces blancas y rojas parpadeantes se dirigía a la negrura del campo a través y en las primeras rampas era como asistir a un festival de luciérnagas que amistosamente hicieran cola para avanzar de forma ordenada, en fila, cadenciosas, a ritmo.

A partir de este momento me di cuenta de que ya no había marcha atrás ni otro camino que el de las sendas, piedras y barrancos que como finos capilares cubren la isla en toda su extensión. Los primeros kilómetros sirvieron para que Lisardo fiel a su estilo pusiera la reductora y adoptase un ritmo homogéneo y constante mientras que José Miguel y yo anduvimos dudando hasta que la fuerza del primero y la realidad me llevaran a dejarme caer para recomponerme. Así mi primo se marchó con cierta facilidad y en alguna parte detrás de mí estaba el tercero. Los avituallamientos comenzaron a aparecer puntuales y bien abastecidos, las poblaciones siempre te regalaban con la presencia de espectadores animosos incluso a altas horas de la noche. Los cortes se iban librando holgadamente. Arucas, Teror, primera maratón, Fontanales.

La magia

Amanecía para mí en una zona de verdes praderas, húmedas por el relente y de una frescura agradable cuando alcancé por fin el lugar más alucinante que me podía imaginar, la bajada a la Presa de los Pérez. Ya me lo advirtió Josemi hace un año, pero claro, repito que no es igual vivirlo que te lo cuenten.

El descenso a la Presa de los Pérez es un zig-zag trepidante para disfrutar, el agua resbala por las paredes y las rocas cubiertas de musgo te hacen preguntarte dónde estás. El sol empezaba a esas horas a romper en el horizonte y el rocío de la densa vegetación reflejaba miles de lucecitas destellantes. En ese momento me paré, hinché los pulmones y recordé las palabras de mi amigo “J” que días antes me dijo: “disfruta de la carrera, si sientes que tienes necesidad de parar por parar, hazlo y disfruta del momento”, a esas alturas aún me faltaba más de la mitad, pero sentí más que en ningún momento que podía terminar.

Artenara, maratón y media

Artenara es el pueblo más alto de la isla, una población muy bonita y a la que prometí volver hace un año para tomarme un “leche-leche” como dicen por aquí y como siempre, cuando prometo algo intento cumplirlo.

A la entrada del pueblo estaban Margarita, Miriam y Maricarmen esperando. José Miguel hacía un rato que había pasado por allí y como no podía ser de otra manera nos tomamos el cafelito prometido. La verdad es que me vino muy bien, aunque mucho mejor fue encontrarme con nuestras acompañantes que se curraron una buena intendencia.

El viaje a la Luna

Después del paso por Tejeda la siguiente subida era la que llevaba al roque Nublo, un descomunal monolito rocoso en el medio de una llanura de piedra que te hace sentir como un explorador en la luna, como un viajero del espacio. El roque Nublo es el mayor monumento natural de la isla, un regalo que te hacen en la Transgrancanaria, es como si te abrieran la puerta de su capilla más sagrada, de su rincón más secreto, del lugar más íntimo de su casa. Una vez llegas a los pies del roque sólo puedes mirar hacia arriba y sobrecogerte por la inmensidad, por la bravura de la naturaleza que formó estás islas tanto tiempo atrás. Es impresionante.

El Garañón, última maratón

Otra vez aquí, pero esta vez lo que Miriam hiciera horas atrás nos alcanzó ya con las fuerzas al límite, ¡ojalá hubiera estado ella allí!, al fin y al cabo, ya se conocía el terreno y me habría llevado de la mano, fuerzas le habían quedado de sobra.

En el Garañón decidí cambiarme de ropa y obligarme a comer un puñado de macarrones. Yo no soy de comer mucho en carrera, no me entra nada, rellenar la bolsa y a por la última maratón.

Fue al rato de iniciar este último tramo y coincidiendo con un descenso agresivo cuando empecé a sentir que algo no iba bien en el primer dedo de mi pie izquierdo y a partir de aquí un calvario me torturó sin compasión. Es muy duro correr más de 35kms. por montaña con un pie que te castiga dolorosamente a cada paso. La noche se me vino encima y al llegar a Tunte decidí parar un rato para resetear la mente. El momento que tanto temía había llegado, mi cabeza tenía que ser capaz de ganar al dolor así que faltando unos 30 km me pude convencer de que tenía que seguir.

Descenso, dolor, bajada, dolor, salto, dolor, Ayagaures.

Ayagaures

El corte en Ayagaures era la 1.00 h. y llegué sobre las 00.10 h., allí sin atreverme a descalzarme decidí esperar a Lisardo que supuse no debería andar muy lejos y así permanecí hasta las 00.45 h. donde finalmente pensé que no podía demorarme más puesto que sin darme cuenta estaba flirteando con una línea roja.

Este año subieron el kilometraje y su correspondiente desnivel con respecto al pasado, además en un comunicado de última hora anunciaron otra pequeña ampliación todo ello manteniendo los cortes de la anterior edición así que fueron casi 130 km Este hecho sin duda ahogó la zancada de mi amigo, le paró los pies que avanzaban firmes hasta que lo retiraron tras 100 km en sus piernas, no porque se rindiera sino porque le pillaron a traición. En todo caso, mi espera en Ayagaures nunca tuvo sentido, Lisardo sencillamente ya no estaba y yo no lo supe hasta horas después. A partir de aquí fui pillado de tiempo.

El cementerio

El Barranco de Ayagaures es conocido por “El Cementerio” sin duda porque los corredores a su paso parecemos zombies salidos de las tumbas, la gente se arrastra más que correr y millones de piedras sueltas parecen tener vida propia. Lápidas redondeadas por el tiempo. Piedra, dolor, piedra, dolor, piedra, dolor, me quería morir, descansar en paz en mi sepulcro, reposar en aquel cementerio maldito.

Maspalomas

Iba yo con el teléfono móvil en silencio por miedo a que me llamaran y con miedo a llamar, veía que el tiempo corría y que andaba tan justo que no podía perder ni un segundo siendo que me propuse llamar a mi mujer sólo cuando divisase la estatua de Colón que se halla a escaso kilómetro de meta y así lo hice. Mi esposa aguardaba en meta, me había llamado varias veces y estaba muy preocupada, aunque enseguida me regaló su alegría sabedora de que algo de lo que ella también formaba parte afortunadamente tocaba a su fin. El único trago amargo para mí fue el ver a mi fiel acompañante en tantas ocasiones esperándome bajo la escultura del navegante. Lejos de hundirse, decidió aguardar para acompañarme en mis últimos metros en un acto de generosidad.

El final

Allí estaban José Miguel, que había terminado unas horas antes, Miriam con las piernas nerviosas y Margarita y Maricarmen, todos esperando por mí. No hay más que decir. Gracias.

Balance

  1. Si algo he aprendido con esta experiencia es que siempre somos capaces de más de lo que creemos, que sólo necesitamos preparación y que si te rodeas de buena gente nada puede salir mal.
  2. La gente que va a la Transgrancanaria sabe a lo que va y sólo el terminar es un enorme logro. El hecho de que en una carrera un tercio de los corredores son retirados o se retiran habla sobradamente de su dureza
  3. Miriam hizo una carrera impecable y es capaz de más.
  4. José Miguel tiene un futuro amplísimo por delante y fuerza suficiente.
  5. Lisardo no terminó porque no le dejaron no porque no hubiera podido.
  6. Se puede vivir sin uñas en los pies.

Julián

 

dorsal nombre prueba puesto puesto categoría club
2302 Miriam Maratón 139 16 El Trote Gorrinero
414 José Miguel HG-128 302 117 El Trote Gorrinero
602 Julián HG-128 516 66 A To Trapo
599 Lisardo HG-128 DNF DNF A To Trapo